Soportando A Mi Jefe.

CAPITULO 16

Por aquì, hay una buena pastelerìa/cafeterìa. Donde està? Porque no aparece?.
-Nos perdimos?-Se detiene, pregunta confiado en que responderè que sì.
-Ehh, no. Sòlo que no la encuentro, lo que se perdiò es la pastelerìa, nosotros vamos bien. -Rayos, a donde se fue. Seguimos caminando.
-Llevamos caminando 40 minutos en cìrculos. - Me dice entrecerrando los ojos, serio. 
-Es para que usted conozca este lugar. - Sonrisa nerviosa
-Yo conozco perfectamente este lugar, por eso sè que estamos caminando en cìrculos.
-Claro que no. -Pèrdida con dignidad. 
-Yo venìa aquì cuando era niño. Sè que estamos perdidos, aceptalo! Y probablemente te perdone porque me duelen los pies. 
-Pues- Giro para todos lados, en mi ùltimo intento de encontrar la pastelerìa- Esta bien!- Agacho la cabeza derrotada- Ok, estamos pèrdidos. Lo siento, es que yo pensè que estaba por aquì, sabe? Tengo un pèsimo sentido de la orientaciòn, no es la primera vez que me pierdo señor. Lo siento.
-No es la primera vez que se pierde?-Me observa 
-No, es que me confunden las calles y la gente, y todo.
-Bueno, y como se llama la pastelerìa a la que me quiere llevar?-Cerebro trabajando
-Pues, si no me equivoco se llama "Antojitos"
-Uhm- Se pone pensativo- Entonces estamos cerca.-¿Què?
-Como sabe, señor?
-Pues, conozco esa pasteleria. 
-Ahh, asì cualquiera.
-Pero usted tambièn conoce, aùn asi se perdiò.
-Ya le dije, jefe, que es porque tengo un pèsimo sentido de la orientaciòn. 
-Bueno, vamos.
Empezamos a caminar, y resulta que estabamos a 3 cuadras del lugar. 
-Buenas noches- Nos recibe una mujer algo mayor, le calculo unos 65 aproximadamente. 
-Buenas noches- respondemeos al unìsono.-Sientense por favor. 
Nos sentamos, aprendì algunas cosas de èl, que puede ser frìo y distanrte pero es respetuoso, ser como es solo es resultado de mucho daño. 
-Que van a pedir?-Se acerca una señorita de unos 18 años, atractiva.
-Pues como yo invito, yo escogo- Le sonrio- Dame 2 tortas de chocolate y dos cafè`s.
-Sabes que el cafè es la mejor combinaciòn con un libro, es la mezcla perfecta.- Le digo alzando mis ojitos de emociòn por recordar todas la veces que me puse a leer asì. Lo observa y me mira directamente, pero cuando se cruza con mi mirada gira y se mantiene en silencio. 
-Aquì està- Nos dice la joven camarera mientràs pone los platos y tazas en la mesa. No deja de mirar al jefe, definitivamente no lo disimula. Le sonrie. Pero el jefe ni por las moscas levanta la mirada, al final la joven se cansa y se va. 
-Bien, jefe- Le digo mientras le doy la cuchara- Sirvase, y hoy conocerà la felicidad-Me observa.
-Esta bien, pero de por si le aviso que no soy fan del dulce.- Empieza a cortar un pedazo y se lo mete a la boca, quisiera ser una cuchara ahora. Veo satisfacciòn, agrado en su cara, hasta dibuja una sonrisa.
-Està... muy rico- Jà, lo sabìa todos se rinden ante el chocolate.
-Hasta una sonrisa le sacò. Y solo eso va decir. - Le sonrio, y el meobserva y empieza a comer en el silencio. Mientràs yo devorò mi plato. Sonrio y ruedo los dedos de tanto placer por esa cosa majestuosa conformada por cacao. 
Esta vez sonrie, pero su sonrisa es màs grande. 
-Jefe, se està burlando de mì?
-Claro que no. Solo que, admito que es muy rico, pero usted disfruta como si no lo hubiera comida en años.
-Pues, una torta de chocolate, no. no la comì en años. Asì que con todo respeto, callese, y dejeme disfrutar de esta delicia.- Veo la torta con cara de lobo observando su presa.
Sonrie, y sigue comiendo. 
Una vez que termino, estoy feliz y con energìa.
-Y dime, señorita Mendez, porque hace años ya no come algo asì- Señala el plato en el que no deje ni rastro.
-Como le dije, señor, quede en la ruina. Y pues cuando hay necesidades, los gustos pasan a ùltimo plano, pero igual, no siempre hay que tener dinero para ser feliz. -Le sonrio- Yo soy màs feliz desde que no tengo dinero. La vida me enseño muchas cosas señor, como la humildad, cosas que el dinero no te puede enseñar. 
Se queda pensativo.
-Bueno, jefecito, nos vamos?
-Claro- Pido la cuenta.
-Yo voy a pagar.
-¿Que? ¿Porque?-Le observo levantando una ceja
-Por que soy un caballero. 
-Señor, no hay problema, el hecho de que sea un caballero, no quiere decir que sea un cajero automàtico, las mujeres sabemos trabajar y ganar nuestro dinero.- Le guiño.
Se acerca la señorita camarera. Y le doy el dinero.
-Gracias- Me dice, y luego se dirige al jefe- Joven, me podrìa dar su nùmero.
Se queda en silencio y parece enojado con su cara seria. Necesito intervenir por que la camarera ya se està poniendo roja. Pero antes de hablar, el jefe se adelanta. 
-Usted es una dama, tratese a usted de esa manera.- Le dice de buena manera pero su cara sigue seria, se da la vuelta, la joven le sigue viendo. Yo estoy observando todo, solo falta mi cancha palomita. Ya de espaldas le dice.- Y... nunca pidas un nùmero a alguien, si ese alguien esta acompañado. Tenga respeto por su novia, por favor.- Que? Su novia? A quièn se refiere? Giro a todos lados. Entonces se acerca y me da su brazo, estoy roja, no! Estoy ardiendo, èl es fuego y yo un hielito desequilibrado. Por instinto, tomo su brazo y salimos asì, como una pareja. 
Afuera me suelta. Y sigue caminando. Por primera vez, no sè que decir. Nunca nadie me dio mi lugar de esa manera. Seguimos caminando, y despuès de dos cuadras nos metemos en una especie de callejon. Esta oscuro, apenas se nota el camino. ¿Porque hemos venido por aquì? 
-Señor, no deberiamos andar por lugares asì. Es peligroso. ¿Acaso usted nunca a visto Batman?
- ¿Batman?
-Sì, se queda huerfàno porque sus papàs andaban por un callejon asì. 
Estoy acabando de decir eso, y se aparecen unos tipos adelante. Por instinto, observo atràs y tambièn hay otros hombre. El jefe se quedo paralizado pero no demuestra temor. Empiezo a contarlos, son 8. Se acercan paso a paso. Observo bien y tienen cuchillos. Son delincuentes... 

 
 




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