LOS DOS LADOS

El guardia, toma las llaves, y busca entre el manojo la correspondiente del cerrojo, Sus  manos están humedas y un poco temblorosas.

un palpito en su corazón,  y un pensamiento  lo detienen.  y por un momento no quiere abrir el calabozo, tiene un presentimiento raro. 

Como cuando vas caminando y sientes que no debes continuar por un lugar, algo dentro de ti, te dice de no continuar,  y  buscar otro camino.

el hombre está muy herido. 
la sangre sigue saliendo de su cabeza, las rayas blancas de la camisa del uniforme,  ya son rojas por el liquido que brota. 

piensa por un instante,  y grita desesperado.

---¡Torres, torres! Necesito apoyo! Pasillo tres.

Nadie responde. El ruido se desvanece en el pasillo, la estridencia constante en el penal, no deja escuchar más de tres o cuatro metros a la redonda. Algunas manos se mueven entre  barrotes,  los calabozos estan atestados.

--- Ayúdeme por favor,-

 dice aldao voltiando los ojos.

La mano del guardia busca el cerrojo para introducir las llaves, sotelo y aldao, chocan las miradas por un momento.
ven recorrer milímetro a milímetro el trayecto de las llaves hasta insertarlas. parece como si el mundo fuera más despacio en ese momento. Todo es más lento y cada uno sabe que hacer.

solo falta muy poco. Piensa sotelo tomando posición a un lado de la reja. 

Cabañitas inserta la llave, abre el candado, corre la reja del calabozo. 

La mano izquierda de sotelo se desliza tras su espalda, agarrando un pedazo de metal afilado. 

Y con la derecha toma uno de los barrotes terminando de abrir la reja. 
El guardia lo mira, y este se acerca con el metal en mano, aldao llega por su espalda moviendo su cabeza a la derecha.

-- solo amarralo y ponle algo en la boca. ( dice sotelo) No te resistas o morirás.

-- tengo familia, por favor no me......

Fue callendo desvanecido despues del golpe en la cabeza.