Soy lesbiana ¿y qué?

Capítulo 3. Perdón.

Como les dije, soy cosa del diablo.

Bueno, ahora les contaré de mi yo de 15 años.

Sí, 15 años.

Como ustedes vieron, es muy especial y hermoso que una chica cumpla sus 15 años, porque según dicen que así se vuelve mujer (cosas que somos desde que nacimos), se vuelve una señorita.

Bueno, en mi familia es lo mismo pero un poquito diferente, tan sólo un poquito.

En mi familia, primero teníamos que ir a una misa para rezar para que la quinceañera tenga una hermosa vida, bendecir la fiesta y pedir por ella.

No le veo nada de malo eso. Sino que es muy estresante.

Estresante ¿por qué?

Simple, me sentía mal emocionalmente, por el simple echo de sentirme como un demonio en la iglesia.

Cuando estuve arrodillada en frente de Jesus, los santos y... la Virgen.

Ay, la Virgen, quisiera ser como ella. Pero no puedo porque no soy pura.

Sigo siendo virgen, pero he besado a muchas chicas en vez de chicos.

- Aiyana, hijita, pídele a Dios perdón por todo lo malo que hiciste.

Eso me dijo mi madre en susurros.

Para ser sincera, nunca entendí porque debo pedirle perdón a Dios.

Pero tenía que hacerlo, porque yo pensaba que si no lo hacía, sentía que me iba a morir.

Quería que alguien me escuche sin juzgarme.

Así que, le pregunté a Dios.

"¿Soy mala? ¿Merezco vivir? ¿Por qué nací así?"

Me salí de mi mundo cuando el padre Lucas comenzó con la misa. No me interesaba así que seguí con mi mundo.

"Dios, ayúdame. No sé que hacer, tengo miedo a esta nueva etapa. Tengo miedo a quedarme marcada para siempre y que mi familia no me acepten."

Así pase como una hora, pidiéndole a Dios que me perdone.

Lo último que hice antes de llegar y salir de la iglesia fue pensar un simple perdón.

Mi fiesta fue normal... fueron mis amigos, mi familia, amigos de mi familia.

Bailé con un chico que ni me acuerdo de su nombre, pero lo único que hacía el chico era coquetearme, cosa que no le presté atención.

Me hubiera encantado decirle.

"Oye, chico. No pierdas tu tiempo porque me gustan las chicas. Sorry."

Pero lo único que podía hacer, era sonreirle.

Algo simple, pero efectivo.

Al día siguiente, me sentía mal por todo lo que comí, ya que no me divertí para nada en mi fiesta. O sea, ¿para qué me hicieron una fiesta? Si no me gustan las fiestas.

Lo único que quiero es cumplir los 18 e irme a vivir muy lejos de mi familia y no volver nunca más. ¿Es tan difícil pedir eso? No. ¿Es tan difícil cumplirlo? Sí. Es muy difícil porque tengo que esperar 3 años para cumplir los 18 años.

Mi abuela no paraba de decir "Mi Aiyana se ha vuelto en toda una señorita, mi niña."

Perdón, pero no puede aguantar en irme al baño a llorar.

Tocaron la puerta del baño muchas veces para pregunta de como estaba. Si estaba bien o si estaba mal.

A ellos no les importa, si les digo la verdad me van a correr de la casa. Lo sé, los conozco a todos.

¿Por qué soy tan débil? ¿Es normal serlo? Creo que no, porque papá siempre me dijo que este mundo es para los fuertes y no para los débiles.

Qué ironía. Papá, tienes una hija débil, que no puede aguantar nada porque se larga a llorar por cualquier miseria de cosa.

Tal vez, es tiempo de que deje de ser débil y me vuelva fuerte, pero necesito tiempo, mucho, pero mucho tiempo. No puedo hacerlo de un día para el otro, ¿o sí?

Pensándolo bien, sí. Sí puedo, ¿por qué?

Porque me quiero sentir bien conmigo misma. Sería hermoso poder encarar a mi familia, diciéndoles "Oigan, me gustan las chicas, ¿saben?"

Tengo que preparar todo para decírselo. Para decirle a mi abuela, mi tía, mamá... papá. A todos.

Pero... y ¿si me corren de mi casa con tan solo 15 años? Podrían no tener compasión de mí y botarme como un animal con sarna.

No me parece justo eso. No me parece justo que hayan botado a mi primo sólo porque es gay.

Dios no está mal, el humano es el que está mal.

Dios dijo que debemos amar a nuestro prójimo como nos amamos a nosotros mismos. Pero... ¿cuándo nos olvidamos de eso?

¿Será cuando se crearon las cosas? O cuando el humano aprendió a leer, escribir, a contar o cuando aprendió hablar. Directamente, cuando aprendió a "pensar".

Sí, le pido perdón a Dios, no por mi orientación sexual, sino por la ignorancia de la gente. Que no pueden pensar en los sentimientos de los demás, y que se olvidaron de amar al prójimo. Nadie, de corazón puro e inocente tiene la culpa de vivir así.

¿Soy pura e inocente? Creo que lo fui en mi momento. Pero quiero volver el tiempo atrás y no romper esa inocencia y pureza.



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En el texto hay: lesbiana amor pecado

Editado: 28.11.2020

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