Soy solo una muñeca de trapo

CAPÍTULO 5: NOCHE COLORIDA

Por fin termino el día -dije bostezando, por lo cansada que estaba ya que era de noche, de pronto recordé al joven de ojos verdes.

-Hans -dije en voz lenta y suave

recorde al joven a quien yo llamada “controlador de sueños” y me pregunte si cada vez que me quedara dormida viajaría a ese mundo oscuro lleno de miles de estrellas de muchos colores. Por alguna razón que no entendía me sentía impaciente ya que no había terminado de hablar con él acerca de cómo debería actuar ante ciertas situaciones, ya que antes nunca había hablado con personas, por el mismo hecho que antes era solo una muñeca de trapo. Pero… creo que lo estaba haciendo bien. De pronto recordé como Hans había estado tan cerca a mi rostro cuando dijo su nombre en mis oídos, en ese momento me quedé totalmente sorprendida y no pude moverme hasta que me desperté. Con ese pensamiento me tumbe a mi cama para descansar después de un día tan agitado, porque todo esto resultaba nuevo y agotador para mí, el hablar con tantas personas y el estar moviéndome de un lado para otro cuando antes no lo hacía y solo observaba sentada en una silla de juguete cuando Lucy jugaba a las tacitas de té con su madre.

-Que buenos tiempos aquellos, me hubiera gustado que durara para siempre, si tan solo Ada no hubiera muerto, quizás todo comenzó desde que te fuiste Ada -mis parpados se sentían cansados y poco a poco se iban cerrando.

Escuché una suave melodía, que parecía un silbido profundo y muy largo, abrí los ojos para ver de dónde provenía tal sonido y vi en el cielo a Hans flotando con una trompeta muy delgada en los labios.

-Que trompeta tan rara -dije.

-Si no te gusta puedes taparte los oídos, solo hago mi trabajo.

- ¿Trabajo?

Enseguida vi como de la trompeta salían burbujas plateadas que Hans tomo en sus manos y desapareció con ellas.

- ¿Desapareció? ¿Qué forma de trabajar es esa?

-Aquí estoy -dijo a mis espaldas, de un salto me pare del sillón donde estaba sentada mirándolo antes de que desapareciera.

- ¡Me asustaste! ¡¿Qué hace un sillón aquí?!

-Es solo un juguete que hice crecer, para que me sirva de asiento. Mira -me mostro una pequeña burbuja plateada que sostenía en su mano.

-esto son burbujas anti-pesadillas para ayudar a los niños a que enfrenten sus temores, cuando suelto la burbuja en sus sueños, esta se revienta esparciéndose e iluminado la oscuridad que provoca cuando una pesadilla aparece -su rostro serio estaba muy cerca al mio explicándome a detalle sin siquiera parpadear, podía ver claramente sus ojos verdes que brillaban por la luz que provocaba esa cosa en sus manos. Tragué saliva.

-y es por eso que desaparecí hace un momento.

- ¿Por qué me lo enseñas a mí? Además ¿No te falta ir a donde esta otra pesadilla? lo digo porque tienes una burbuja en tus manos.

-Tienes razón, por eso ahora regreso -dijo con una sonrisa y enseguida desapareció.

Que sonrisa tan extraña

No sé porque pero esa sonrisa me pareció falsa y forzada

-creo que es una sonrisa triste

-¡Oh! se me ocurrió una idea ¿quieres acompañarme? -de repente apareció de nuevo con la burbuja en una de sus manos, tomándome de la mano con la otra para desaparecer con él.

-Espera yo... -fue lo único que pude alcanzar decir antes de cerrar los ojos por el miedo.

-Abre los ojos -me dijo aun sosteniéndome las manos.

Abrí los ojos, pero de a poco y me quedé sorprendida con lo que vi.

- ¡El mundo humano! ¡¿Qué hacemos aquí?!

-Te equivocas, mira el cielo -me dijo señalando con un dedo

-Es rosa y dorada, pero… ¿Cómo? -le dije

-Porque no es el mundo humano, es solo un sueño de él -dijo señalando a un niño que corría con un peluche de gato en sus manos.

- ¡Mamá! ¡Mamá!  ¡Mira! -decía aquel niño mientras corría hacia una hermosa mujer de cabellera castaña con rallos dorados iluminados por la luz. La mujer abraso al niño en sus brazos dándole un beso y un último abrazo por última vez antes de alejarse para desaparecer.

-¡Mamá!  ¡Mamá! ¡No te vayas!  ¡No te vayas! -decía el pequeño niño tratando de alcanzar a su madre que se alejaba de él, de pronto vi como el cielo comenzaba a oscurecerse y todo alrededor se cubría con un manto oscuro, cuando ya todo estaba oscuro el manto intento cubrir al niño, quise correr hacia él y ayudarlo pero una mano cálida en mi hombro me detuvo

-Déjamelo a mí, quédate tranquila y observa -diciendo eso Hans avanzo hacia el niño y cuando estuvo a escasos metros de él alzo su brazo e hizo que la burbuja reventara en lo alto del cielo iluminando cada rincón oscuro que había sido cubierto por la pesadilla, Hans se dio la vuelta y tomándome de una de las manos me dijo;

-Es hora de irnos.

- ¡No quiero! ¡Todavía no! ¡¿y que pasara con el niño?! -sin darme cuenta estaba reprochando

-No te preocupes niña, la pesadilla término, mira -giré la cabeza hacia la dirección que señalaban sus ojos y pude ver al niño en los brazos de su madre otra vez con una gran sonrisa en sus labios. La mujer tenía alas en la espalda.

-La burbuja realizo bien su trabajo, así que no tienes porqué preocuparte por nada niñita.

Realmente desde que comenzó a llamarme así me desagrado y entonces dije;

-Emely

- ¿Qué?

-Mi nombre es Emely, no niñita -le dije seriamente mirando a sus ojos verdosos y entonces agregue -mi apariencia no es el de una niña Hans -dije llamándolo por primera vez por su nombre.

-Está bien Emely, no te preocupes por el niño y regresemos. Vamos -dijo con una sonrisa falsa

- ¿Pero no ves que la señora con alas se está yendo de nuevo? Ese niño aun no está bien.

- No puedo impedir que su madre se valla, ella debe estar muerta ya, pero el niño creo una imagen de ella a través de sus recuerdos y si no puede dejarla ir ese sueño se convertirá en pesadilla. Lo único que pude hacer es ayudarle a entender que su madre se convirtió en algo más hermoso, mira




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