Soy solo una muñeca de trapo

CAPÍTULO 8 ¿CÓMO FUE TU MUERTE?

La playa era un lugar interesante, nunca creía que a muchas personas les gustaran caminar con los pies descalzos en un suelo caliente que se hundía llamando arena y además, nadar en esas aguas tan brillantes que reflejaban la luz del sol. Cuando metí mis pies en esa inmensa cantidad de agua estaba muy fría, el tan solo observarlo de cerca me daba vuelta la cabeza, así que Rebeca y Erick tuvieron que sostenerme para no caerme. Me senté en una silla debajo de la sombra que hacia una sombrilla grande para el sol, junto a mí se sentó Adrián mientras tomaba una botella de agua helada.

- ¿Ya estas mejor Emely? -pregunto -Parece que te mareaste por el mar -agrego

-Si, ya estoy mejor -respondí

-Veo que no tienes intenciones de nadar ¿o sí?

-No -respondí -Lo que pasa es que no sé nadar.

-Pero si todos te sostenemos lograrías con suerte por lo menos flotar -dijo con tono de riza en su voz.

-No gracias, preferiría quedarme aquí -le dije un poco asustada sujetándome de la silla por si realmente intentaba hacer lo que dijo.

-Jajajajaja no te asustes Emely, solo es una broma. Nunca te obligaríamos a meterte al mar sin saber nadar, porque te hundirías jajajajaja -sus risas no paraban. Comencé a sentir las mejillas calientes.

La forma de ser de Adrián era muy opuesta a la de Lucy, mientras ella era fría y malhumorada, Adrián era alegre y amigable. Pensando en ello ciertos pensamientos salieron de mi cabeza.

-Eres tan diferente a Lucy -las palabras salieron sin pensar. Adrián dejo de reírse y torno un rostro serio, para luego agachara la cabeza con una expresión de tristeza.

Mi error

-Perdón, dije algo que te incomodo.

-No tienes porqué disculparte Emely, solo que… Lucy no era así antes, como lo es ahora -sus palabras sonaban tristes.

-Era alegre y juguetona cuando era una niña -dije dejándome llevar por la conversación, sin darme cuenta de lo que estaba diciendo.

-Si, así era antes, pero… ¿Cómo lo sabes? -preguntó

Las palabras que había dicho antes no tenían sentido, porqué se suponía que antes no conocía a Lucy, aunque la verdad era otra.

-Supongo que es así. Todos los niños son así, alegres y juguetones, no conozco a ninguno que no sea así -yo mentí, tenía que hacerlo.

Adrián pareció dudar, pude notarlo en su rostro. Se me quedo mirando por algunos segundos que me parecían interminables.

-Tienes razón, todos son así -dijo al fin. Creyó mi mentira.

-Pero tu aún continuas con esa actitud, Adrián.

-Jajajaja eso es lo que todo el mundo me dice, creo que nunca dejare de comportarme como un niño -suspiró -Hay algunos que no quieren convertirse en adulto.

No debe ser fácil

“Dejar una etapa tan maravillosa, para luego tomar muchas responsabilidades. Tomar las riendas de tu vida para dirigirte por un camino que no sabes si será el correcto o no, no es tarea fácil. Solo confiar en tu propia fortaleza, no es fácil. Separarte de algo no es fácil.”

Eran algunas de las palabras que Ada me decía. Hubo ocasiones que Ada hablaba con mi yo de muñeca de trapo sobre temas de la vida, aunque no lograba entender del todo asuntos de los humanos, podía ver la angustia que mostraba su rostro en muchas ocasiones.

¿Por qué esa angustia?

¿Por qué siento que tienes miedo?

 ¿A qué le temes?

-Disculpa si esto te resulta incómodo, pero necesito preguntarte sobre algo -esta vez tenía que advertirle sobre lo que iba a decir, para no incomodarlo.

-Pero que mirada tan seria ¿De qué se trata?

Mire hacia el mar para encontrar la mejor manera de expresarme respecto al pasado de Lucy, tome un poco de aire y entonces comencé a decir

-Cuéntame sobre el accidente que tuvo la madre de Lucy por favor -era mejor ser directa, sin enredos.

- ¿sobre la señora Hamilton? ¿A qué se debe tal pregunta?

Decidí ser honesta a su pregunta, después de todo no podía mentir constantemente, podría ser descubierta.

-Yo quiero de alguna manera ayudar a Lucy

- ¿Qué? ¿Ayudarla?

-Si

- ¿Por qué? Quiero decir ¿Por qué ayudar a alguien que trata muy mal a las personas? Ayudar a una extraña.

- ¡No es una extraña! Llevo trabajando casi tres meses en la casa de los Hamilton -Si, ya había pasado algo de tiempo y no lograba acercarme ni un poco. Cuando dije eso se sorprendió y me miro a los ojos con detenida atención, para luego cerrarlos y mirar a dirección del mar.

-Así que para ti no es una extraña…

-No es una extraña -volví a repetir, pero con tranquilidad en mi voz -Es solo que yo no puedo soportar verla de ese modo. Lucy es una chica joven y para alguien de su edad vivir de ese modo… Pienso que no es saludable mental y emocionalmente, es como si su alma se estuviera rompiendo y solo echara a perder roda esa juventud con todo ese odio y tristeza en su corazón. No puedo verla así, es insoportable verla así.

- ¡Vaya! -aplaudió sus palabras

-¡…!

-Me sorprende que aún existan personas tan maduras y de buen corazón como tú, Emely -me dijo con una mirada muy amble en su rostro.

-Yo… amable dices… -aquellas palabras de Adrián me habían avergonzado un poco.

-Si, pienso que eres amable con buen corazón, no muchas personas son de ese modo en la actualidad, ahora la mayoría solo baila con su propio pañuelo.

-Tú también lo eres Adrián

- ¿Qué?

-Me refiero que eres alguien de buen corazón

-Jajajajaj tú lo crees? Pero yo… -rio y luego tomo aire para continuar -…yo no he podido hacer nada por Lucy, a pesar de conocerla por mucho tiempo.

Comprendí que Adrián compartía el mismo sentimiento que yo, ambos queríamos ayudar a Lucy a salir de ese encierro que ella misma se condenó, porque para nosotros ella era muy importante, aunque quizás de diferente forma. Recordé por un instante como Adrián miraba hacia la ventana de Lucy con una mirada tan dulce, tan amable, pero luego la tristeza se presentaba en su rostro, sin embargo, ese gesto no duraba mucho, porque luego cambiaba esa mirada triste para luego mirar otra vez hacia la ventana con una sonrisa e irse manteniendo esa expresión en su rostro.




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