Joyce
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Si pudieras elegir un deseo ¿Cuál sería?
Si pudieras tener una lámpara con un genio dentro ¿Cuáles serían tus tres deseos? ¿Dinero, poder, amor, o incluso la paz mundial?
Todos tenemos deseos, algunos muy buenos y otros no tanto quizás incluso egoístas.
Yo realmente no deseo ninguna de esas cosas, posiblemente mis deseos sean más egoístas y será esa la razón por la que nunca podre ser una santa monja que éste bendecida por Dios.
Quiero pedir un deseo, definitivamente quiero que mi mente borre la imagen que tengo en mi cabeza en estos momentos pero mágicamente los deseos no se cumplen y las lámparas con un genio dentro tampoco existen.
Miro de reojo hacia la persona a mi lado y rápidamente mi cabeza va hacia otra dirección completamente rígida mientras esperamos a que Max vuelva con el auto.
Un leve ardor se siente en mis mejillas y quiero maldecirme por sonrojarme al recordar nuevamente la escena de hace unos minutos.
— ¿Quieres dejar de exagerar? —cuestiona Jared bufando con fastidio— Si sigues actuando de ese modo tu amigo sospechara y será peor para ambos.
—Lo dices como si fuera algo fácil —señalo sin voltearme a verlo—. No sé cómo puedes estar tan tranquilo aun sabiendo lo que pasó.
—Viste desnudo gran cosa —chasquea la lengua cruzándose de brazos—. No es como si otras chicas no lo hubiesen hecho antes.
— ¿Y lo dices tan libremente como si no importara?
—No sé por qué haces tanto drama, ni siquiera llegué a ver el tuyo —su rostro aparece en mi campo de visión y por reflejo me hecho hacia atrás—. Creo que es lo mínimo que debería ganar por dejarte ver el mio.
—Ni siquiera lo intentes —le advierto.
—Ah, eso es injusto —suspira en medio de una sonrisa maliciosa—, tu puedes disfrutar de la vista y yo solo debo quedarme viendo como invades mi cuerpo. Eso es muy injusto.
Su mirada baja un poco hacia la camisa blanca que tiene puesta mientras toca el primer botón de esta.
— ¿Sabes? También soy humano y siento —quita el primer botón pero sin mostrar piel.
Mis ojos se abren rápidamente acercándome para detenerlo. Este ríe ante mi reacción tomándome de una mano y la otra de la barbilla.
—No deberías jugar con tu suerte —su mirada se vuelve seria mientras sus manos es más firme en el momento en que intento alejarme—. Quizás no esté actuando en estos momentos, pero no significa que no reaccione para mi propia conveniencia, así que no tientes a tu suerte.
Mis ojos se mantienen abiertos y no reacciono cuando su agarre desaparece en medio de una sonrisa. Aprieto mis manos con fuerza sin quitar la mirada de un punto ciego, hasta que la voz de Max se hace notar desde el auto.
Ambos ignoramos lo de hace un rato y nos encaminamos hacia el vehículo donde en menos de un minuto el auto se encuentra en movimiento. Ayer en la tarde un conocido de Max trajo el auto después de este haber estado en reparación a base de los golpes causados tras el accidente, causando así gastos que para suerte del castaño no tuvo que pagar.
— ¿No sé por qué sigo teniendo el presentimiento de que me están jugando una broma? —dice Max sin despegar su vista del frente— No sé por qué sigo pensando que lo que paso esta mañana fue solo una mentira.
Ambos lo miramos curioso mientras él se mantiene en completa calma.
— ¿Todavía… no nos crees? —pregunto un poco desconcertada.
— ¿Sinceridad? —pregunta mirando un segundo por el retrovisor, asiento en repuesta— No.
—No te estamos mintiendo —asegura Jared frunciendo el ceño.
—Si fuera así, por más que estuviera bromeando no dejaría que un chico entrara a mi habitación y más estando tu presente —se encoje de hombros con indiferencia—. Realmente me estas molestando Max.
— ¿Qué quieres que digas? Esto es tan ridículo que incluso pensar lo que es o no correcto me resulta difícil de asimilar —se detiene ante las luces rojas viendo a los demás vehículos tomar su curso y gira a verme—. Lo dijiste ¿No? Si fueras Joyce por más que estuviera o no ahí, no dejarías entrar a un chico a tu habitación. La Joyce que conozco es más cuerda que yo y preferiría a toda costa hacer un escándalo que permitir que un chico entrara sin más a su habitación sin importar que.
—Max, ella realmente es Joyce —le asegura Jared desde el asiento del auto-conductor al notar el camino que está tomando sus palabras. Mis ojos en cambio no se apartan de las dos bolas de cielos que se posan con desconfianza hacia mí—. Ni siquiera pienses en creer lo contrario.
Max es el primero en quitar su mirada para nuevamente mirar al frente a espera de que el semáforo de luz verde.
Bajo la mirada ante sus palabras.
Max puede ser alegre y completamente loco porque así es su personalidad por lo que nunca piensa en lo que los demás puedan pensar de él. Es la única persona que más me conoce y es por eso que tuve el grave error en creer que el confiaba en lo que decía. Porque claro, es completamente ridículo pensar que tu mejor amiga está en el cuerpo de un hombre y viceversa, es completamente ridículo y también actuaria de esa forma si fuera él quien saliera con semejante estupidez.