Soy tu victima mi amor

Capítulo 27: "Todo depende de ti"

A veces nosotros los seres humanos nos convertimos en flores, sí, en flores, ya que todos tenemos siempre un momento, una faceta, en donde se puede describir como el mejor instante de nuestras vidas, pero también, ¿podría ser ese el comienzo de una larga tristeza? Tal era el caso de los hermanos Neutraalne, en donde uno de ellos vivía bajo la sombra del otro.

—Esa voz… —las acciones de Malcon se detuvieron completamente en seco, particularmente porque sabía de quién se trataba, es por eso, que él se giró y confrontó al que lo desafiaba—. Clemente.

—Por supuesto —mencionó este hombre, el que con cuya apariencia infringía respeto.

—¿Qué haces tú aquí? —preguntó entre cerrando los ojos.

—Sabes que esa no es la forma de hacer las cosas, Malcon —le hizo la vista gorda, e ignoró su interrogante, para así darle más peso a lo que estaba sucediendo.

—Siempre yendo hacia el punto —dijo cerrando los ojos y sonriendo. Si bien su intervención lo distrajo un instante, volvió a su seriedad para fijar esos marrones suyos hacia ese sujeto que compartía su misma sangre—. Sólo estoy deshaciéndome de la basura.

—Es tan sólo una niña a pesar de su apariencia, Malcon, así que ahora ponla sobre el muelle, y déjala en paz —le ordenó con severidad—. ¿Acaso no fuiste tú el que dijo que sería una buena aliada?

—Eso es lo que nunca me ha gustado de ti, Clemente, siempre tan… piadoso —a pesar de ese reproche, él acató su pedido, y arrojó a la chica a los pies del líder de la mafia, quien de inmediato, fue ayudarla a levantarse.

Lulubel simplemente atinó a romper en llanto por el miedo que había experimentado, y se abrazó de forma inesperada a Clemente, el cual no se opuso a aquel acto, aunque sí miró con desdén a su hermano, pues le había disgustado su inescrupuloso comportamiento.

—Es verdad que fui yo quien comentó que sería de ayuda. Sin embargo, me ha demostrado ser una buena para nada —Lulu se limpió las lágrimas una vez se levantaron, y el líder de la mafia Neutraalne se apartó de ella para entonces dirigirle unas feroces palabras a su hermano.

—Te estás sobrepasando conmigo, Malcon. ¿Por qué te estás comportando así? Hasta ahora nunca te habías atrevido a contestarme de esta manera —declaró Clemente.

—Que buena pregunta, y creo que este es el momento indicado para mostrarte de lo que soy capaz —sonó sus dedos. De pronto, los hombres que acompañaban al padre de Agni, apuntaron a la espalda de éste, y arremetieron contra él a quema ropa, pero afortunadamente, las balas no estaban hechas para matarlo, ya que éstas eran sedantes.

El cuerpo de Clemente recibió los impactos sin haberlos previsto, por lo que se doblegó adolorido, al mismo tiempo, Lulu lo tomó del brazo preocupada por lo que le habían hecho al padre de Agni, y de esta manera le ayudó a mantenerse de pie.

—¡Señor Neutraalne! —gritó ella angustiada sin dejar de emitir lágrimas.

—¿Qué… significa esto? —preguntó Clemente levantando su cabeza; su rostro estaba empapado en sudor por las heridas, y no pudo evitar cerrar un ojo debido a lo mismo.

—¿Qué significa? ¡Qué significa! ¡Significa el fin de tu reinado hermano! —Malcon liberó una gran carcajada, y señaló a Clemente—. ¡Todo esto era una trampa, una trampa para quitarte tu poder!

—Cómo pudiste… —le reclamó apenas con fuerzas—. Vine aquí porque me dijeron que estabas tomando malas decisiones —declaró mirando detrás de él a sus camaradas que aún portaban sus armas elevadas, y que de cuyos cañones, se podía apreciar el humo salir de éstos—, por lo que creí que mi deber como el líder de los Neutraalne era detenerte.

—Y has fallado de manera muy patética —aseguró el castaño—. Pero descuida, aún no te mataré, lo haré en cuanto logre dar con tu hijo, y así finalmente me quedaré con la mafia. Su ejecución será muy especial, así que no te preocupes, porque quiero disfrutar mi asunción —volvió a reír con malevolencia.

—Agni… —apenas llegó a murmurar el nombre de su retoño, Clemente no pudo resistirse más a la droga, y cayó inconsciente entre los finos brazos de Lulubel.

—¡Señor Clemente, señor Clemente, resista! —gritó una y otra vez la rubia mientras se inclinaba por el peso de aquel hombre que, minutos antes, la había salvado.

—Llévenselos ahora; ella también será ejecutada una vez tenga a ese idiota en mi poder —ordenó Malcon, y la chica fue separada del señor Clemente por sus subordinados, para finalmente, ser arrastrada hacia una camioneta.

—¡No te saldrás con la tuya! ¡Estoy segura que Dalton y el hermano de Lili te darán tu merecido, desgraciado! —dijo la joven Lulu dejando un poco de llorar, pero no de forcejear con sus captores.

—Lamento informarte que ya lo hice —aseguró Malcon golpeando unas cuantas veces su bastón contra el suelo.

Cambio de narrador a primera persona:

Los cinco días transcurridos en el barco, volvieron a ser apacibles como la primera vez que abordamos, y gracias al cielo no ocurrió ningún otro incidente, además de los acosos de Agni hacia Asteris, quien estaba hasta las orejas de que el otro lo estuviera molestando.

—¡Déjame ya de una vez! ¡Eres un terrible pesado! —le gritó el otro ya cansado. Por mi parte, no había visto a nadie tan desesperado como mi maestro en estos momentos.

—Si te dejo en paz, no voy a poder conquistarte —alegó en su defensa, y quién sabe cuántas veces ya dijo esto.

—Al diablo contigo —suspiró pesadamente.

—¿Por qué no me dejas darle unos cuantos consejos a Agni, Lili?, así podríamos disfrutar un poco del silencio, y también pasar un rato a solas sin que nos asusten sus estruendosos gritos —me ofreció mi novio, a lo que yo me llevé una mano a la cara estresada mientras veíamos la escena entre esos dos.

—Dalton, tú lo único que quieres es que la cosa se vuelva aún más insoportable —a lo que él sonrió y simplemente dijo.



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Editado: 10.06.2020

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