Yo realmente no comprendía a Louis, ya que parecía querer darme más problemas que soluciones, y bueno, después de todo, él había sido de cierta forma la raíz de lo acontecido, aunque no estaba del todo seguro de ello. Aun así, si lo meditaba bien, creo que Gael ya poseía tal potencial, es decir, su instinto de asesino, es por eso que no podía culparlo por completo. Sin embargo, eso no quitaba que yo ahora era parte de una mafia no deseada, y que me tendría que someter a los posibles entrenamientos que el otro pondría a mi disposición. Ahora, viéndolo desde otro punto, claro que Lili y Lulubel no se lo tomarían para nada bien, después de todo, fui integrado en contra mi voluntad.
—Sigues haciendo de las tuyas. ¿Acaso no ha sido suficiente para ti con lo que le hiciste a mi querido Dalton y a mi primo? —lo regañó con mucha severidad la rubia, y yo me quedé con una expresión de no poder creer lo que estaba ella diciendo. ¿Yo? ¿Su querido? Espera, ¿qué? Aunque para mí no pasaron desapercibidas aquellas palabras, para el resto sí.
—¡Deshazlo ahora mismo hermano! ¡No puedo permitir que sigan con estas cosas! —insistió Lili, quien me provocó angustia por no llevarle la contra a Lulubel.
—Una vez entras ya no puedes salir. Sin embargo… quizás más adelante las cosas se calmen y se pueda hacer una excepción —nos informó, y pasó entre nosotros dirigiéndose a su cuarto, por lo que los demás lo seguimos.
—¿A qué te refieres? —pregunté. Mientras tanto, las chicas no dejaban de quejarse hasta que finalmente Louis gritó.
—¡Silencio! —las muchachas enseguida se quedaron mudas por su accionar. Su proceder nos había resultado amenazante, pero más lo sentimos cuando se medio giró para vernos, y sus ojos se destacaron por su filo, e incluso, llegué a compararlos con los de Gael, así que por unos segundos lo vi reflejado en él—. Escuchen. Ustedes dos no entienden cómo es esto —les planteó y terminó de girarse haciendo unas señas con su mano; desde mi punto de vista, él se veía ya fastidiado—. Entiendan que no es nada sencillo hacer esto, además, Dalton parece comprenderlo más que ustedes —ambas se miraron con preocupación, mientras que yo suspiré.
—Es que no queremos esto, Louis —aclaró Lili algo retraída.
—No se trata de aceptarlo o no, esto es una mafia, esto es una guerra entre mafias, y Gael lo ha dado por sentado. Es por eso que no puedo retractarme, por lo menos, no ahora —nos explicó.
—Entiendo a qué te refieres —todos me miraron después de que dijera eso.
—¿En verdad estás de acuerdo con esta locura, Dalton? —exclamó alarmada Lulubel.
—Sí, y quizás esto no tenga fin si no me entrometo, después de todo, también en parte es mi culpa —le respondí.
—No es tú… —la interrumpí.
—¡No espero que lo entiendas Lulubel, así que no insistas! —le exigí, y no, no iba a cambiar de opinión; la decisión ya estaba tomada, especialmente, cuando se trataba de mi dulce flor.
—Dalton, no entiendo por qué estás haciendo esto. No es necesario que te metas más en problemas por nosotros —escuché decir eso a Lili en lo que se acercaba a mí hasta quedar justo a mi frente. Su rostro mostraba un alto nivel de preocupación, e intuí, que era por lo que les había ocurrido a mis padres, y que quizás pensaba que a mí podría pasarme lo mismo.
—No se trata de ustedes, se trata de mí —le dirigí específicamente la palabra a ella.
—¿De ti? ¿A qué te refieres con qué se trata de ti? —inclinó un poco la cabeza, lo cual me pareció algo encantador, así que mis mejillas se sonrojaron, y aunque quería parecer alguien genial, la verdad no me estaba saliendo muy bien, aunque quizás desde el punto de vista de Louis era diferente. A todo esto, simplemente tomé algo de aire con los ojos cerrados por unos segundos, para así tener el valor suficiente y continuar; no podía perderme en su belleza en este momento.
—Lo hago por mí, quiero decir, que lo estoy haciendo en base a lo que siento. Es lo que deseo, y por lo tanto, quiero aclararte, no lo hago para que seas feliz por tu cuenta, sino, para que seas feliz conmigo —cerré los ojos e incliné mi cabeza un poco hacia delante para luego elevar mi voz con nerviosismo, y por lo mismo empecé a sudar un poco—. ¡Sé que soy egoísta, cómo también un acosador; lo reconozco! ¡Además sé que te amo de verdad, por eso no desistiré hasta que me mires! Aunque antes de todo eso quiero que estés segura, de ahí es que permito que Louis me ingrese a la mafia con los motivos de entrenarme, y a pesar de que tu deseo sea lo contrario, me temo que no puedo sucumbir ante ello —mi bella flor bajó la mirada con un ligero sonrojo en sus mejillas, y también con las manos un tanto temblorosas ahora hechas puños. Quizás no lo entendía bien; quizás no deseaba que me integrara a su familia, pero lo haría todo por su persona. Deseaba estar a su lado, y aun estando lejos, la protegería. De repente sentí un impulso por tomar con mis manos las suyas, y así lo hice—. Entiendo que ahora mismo no lo aceptes, pero, puedo decirte que todo estará bien —le aseguré. Lili elevó su mirada y me encontré con sus hermosos ojos café, los cuales me atraparon como enredaderas para no soltarme, no obstante, me liberé de ese hechizo cuando vi como de estos empezaban a escaparse unas gotas de agua salada—. ¿Lili? —le pregunté, no obstante, en consecuencia, mi Ángel no dijo nada, y se fue rápidamente corriendo. Iba a detener a mi amada, sin embargo, Louis se puso en el medio, y una mala presencia también me detuvo, la cual era Lulubel.
—¿A dónde vas? —dijo la chica con una voz de ultratumba a mis espaldas.
—Tranquilos, tranquilos. ¿Por qué no tomamos un poco de té? —preguntó el más alto.
—¡No tengo tiempo para tus cosas Louis, déjame pasar! —exclamé tratando de cruzar por su costado, pero él se movía a los lados como yo, y Lulubel andaba tomándome de los hombros para impedirme que me fuera—. ¡Oye! —me quejé.
Editado: 15.06.2024