Quizás no fue muy buena idea provocarlo, pero no había mucho más que pudiera hacer, bueno, por lo menos no ahora. Sin embargo, mi ideología duró poco, ya que él hizo un movimiento de cabeza, y seguido de eso, dio la orden de que me atraparan.
—Supongo que no me queda otra —dije sonriendo, y metí mi mano dentro de la chaqueta, de allí saqué una grabadora, la cual accioné. Era momento de poner en práctica lo que había aprendido—. Cuídala —le confié el aparato a Lili y entonces me puse en posición; ¡estaba listo para pelear!
La música empezó a invadir el ambiente, y fue entonces cuando mi cuerpo se tensó, pues, ya estaba tan acostumbrado a esa pista que terminé por dejarme arrastrar por ésta; justo en ese momento los sujetos se me fueron al humo. En primer lugar, los dos tipos que venían tanto detrás como por delante de mí logré esquivarlos al agacharme, más luego me deslicé de lado. Ahí la carrera de ambos se detuvo de forma abrupta quedando de ese modo con sus rostros por instante muy cercanos, lo que yo aproveché para darles un buen gancho a ambos en sus barbillas, obteniendo como resultado a dos encapuchados fuera de combate. Aun así, la pelea no estaba acabada, ya que había muchos más que se encontraban con ganas de enfrentarme, es por eso que el resto se dispuso a llevar a cabo también acciones en mi contra.
Tan rápido como me había desecho de esos dos, uno vino por mi derecha, pero yo me planté y le di un codazo en el estómago, más tarde, cuando él se inclinó hacia delante, lo usé de apoyo para así rodar sobre su espalda y trasladarme detrás de aquel individuo, una vez allí, intercambié golpes y evité otros con tres encapuchados más. Mi habilidad era tal, que apenas había recibido algún que otro ataque, de todas formas, al final, logré acabar ya con unos cinco de ellos. En cualquier caso, seguían siendo bastantes.
—¡Cuidado! —gritó Lili, y su advertencia me permitió hacer un pequeño truco, el cual fue agacharme con rapidez frente a otros tres que se me acercaban, luego estiré mi pierna y giré rápidamente para así derribar a mis contrincantes al chocar con sus pies. Para ese momento la canción se había detenido, y los malhechores que estaban con Davis y Lulubel, ya estaban dudando en atacarme.
—Parece que se están dando por vencidos —mencioné algo agitado, y me pasé el puño por mi barbilla quitándome algo de sudor.
—Y tú no te ves muy bien —dijo Davis entre cerrando los ojos.
—Ya estoy harta —mencionó cruzada de brazos la rubia—. Tráelo de una vez, Davis.
—Y yo que me estaba divirtiendo con la vista —movió sus hombros con una media sonrisa en la cara, y sujetó más firmemente sus navajas.
—¡Por favor Dalton, no hagas…! —pero interrumpí a mi dulce Ángel para mirarla por sobre mi hombro.
—Shh —la silencié—. No te preocupes, y pon nuevamente la música —volteé de nuevo hacia el pelinegro con mechón rojo, para más tarde ponerme de pie—. Yo te protegeré.
—Dalton —murmuró con algo de pena, y aunque tardó, ella puso a funcionar la grabadora desde el comienzo.
—Ahora veras que las clases con Louis no te van a servir conmigo —aseguró él. Para ser sincero, me preocupaba, puesto que mi contrario tenía una gran cantidad de experiencia, aun así, a pesar de que terminé derribando a sus secuaces, no sabía si podría contra él.
—Eso ya lo veremos —al menos, deseo dar pelea.
La contienda empezó sin un anuncio previo, y un cuchillo voló directamente de su posesión rasgando tan rápidamente el aire, que apenas me di cuenta de que éste se dirigía hacia mi amada, es por ello, que lo atrapé de pura suerte en su recorrido, sin embargo, no de la mejor manera, porque lo había tomado desde la hoja y no desde la empuñadura, así que me hice una profunda cortada en la mano.
—¡Dalton! —gritó mi futura y hermosa esposa al ver que la sangre empezaba a brotar de mi herida.
—¡Vete, vete lejos! —le ordené en lo que de repente Davis ahora corría a mi dirección, entonces para pararlo, le arroje una patada. Al instante él giró para el lado contrario en el que yo arremetía, y me dio un codazo en la espalda que me hizo caer de frente—. ¡Uh!
Aunque Lili era valiente, sabía bien que no podía contra el hermano de Gael, y que, no estaba en sus posibilidades protegerme, así que lo mejor, era que emprendiera su retirada, para así pedirle ayuda a su hermano. Después de mi reflexión, escuché cómo mi bella dama salía corriendo, lo cual probaba que mi teoría era acertada, aun así, no pensé en lo que vino más tarde.
—¡Vayan detrás ella! —gritó la prima de Gael.
—¡Qué! —inmediatamente traté de levantarme, pero Davis puso su pie sobre mi espalda, y volcó todo su peso sobre ésta, lo cual impidió que me reincorporara—. Maldito… ¡Si llega a pasarle algo a ella, te juro que voy a matarlos cuésteme lo que me cueste! —le aseguré en una explosión de ira.
—Ella estará bien —mencionó como si nada Davis. Su respuesta tan tranquila, y fuera de lugar, me hacía sentir desconcertado.
—¡Ya llévalo adentro de una buena vez! —le ordenó su prima, y enseguida, me tomó él de la chaqueta y me noqueó.
Para cuando desperté, me encontraba justamente donde estoy ahora, en un lugar completamente desconocido y encadenado. Los siguientes días me la pase bastante mal, pero al menos, Davis había sido lo suficientemente amable como para hacerme saber que Lili estaba bien, y había sido salvada por Louis, quien se encargó de los encapuchados. Sin embargo, eso no significaba que podía quedarme en los laureles.
Durante los primeros dos días, fui visitado por una mujer a la cual no podría decir que conocía, ya que las vendas en mis ojos me confundían, y no sólo eso, las incoherencias que recitaba también me ponían enfermo. Su comportamiento conmigo era: dominante, sádico, e intolerable. Se concentraba principalmente en golpearme con la fusta o látigo (lo primero que tuviera a la mano de las dos cosas) e intentaba por todos los medios hacerme entender que la persona que amaba era a Lulubel. Quizás los datos anteriormente descritos sonaran descabellados, pero podía saber cómo eran los elementos con los que era atacado, debido a la textura de aquellos objetos. Sin dudas todo este secuestro tenía la finalidad de alejarme de mi Eva. Por otra parte, lo que esta persona no sabía, es que no lo lograría, aunque sí que estaba perdiendo la cordura como las energías. Obviamente no me querían muerto, es por eso que me alimentaban y luego me curaban, aun si al día siguiente, tuvieran la intensión de azotarme de nuevo.
Editado: 15.06.2024