CHAPTER EIGHT
— ¿Cuánto tiempo estuviste viéndolos? —
— bueno, dentro del auto, estuve como dos horas —alce mi mirada sorprendida.
— Dios, Juliet —mientras mi madre no podía creer lo que decía mi tía, yo no podía aguantar la risa que salía de mi.
Mi tía Juliet estaba muy interesada en otras vidas.
El perrito se acorruco en mis pies, mire al cajeta dentro, viendo que más traía consigo, además de un collar negro y de muy buena calidad junto con su correa, también traia platos de color plateado, disponibles para comida y agua, un paquete de pedigrí bien certificado y utensilios de limpieza, como tres tipos de cepillo y unos buenos shampoo y acondicionador.
— bueno, parece que serás muy fino —bromee sacando uno de los cepillos.
Y ahora que lo veía entre mis piernas, dormía profundamente, apenas era un cachorro.
— están deliciosos —creo que mi tía se animó a comer uno de los dulces de mi mamá.
— por supuesto que lo están —y mi madre estaba orgullosa— Alexa deberías venir a probarlo cariño —atendí al llamado de mi madre levantándome del suelo con el cachorro en manos.
Pude persuadir como me miraba con su ceño fruncido— ¿En serio compraste un perro? —
— ¿No es adorable? —y a medida que me acercaba Tía Juliet sonreía orgullosa mientras mi madre mostraba su rostro de sorprendida pero que ya se esperaba algo así.
— seguro costó muchísimo, he oído que son muy costosos estos pequeñines —madre se acercó a acariciarlo— hola pequeño dormilón —
— ya sabes que no tengo límites —ambas miramos a mi tía, mi madre con recelo y yo con una sonrisa de lado— además los perros son buenos compañeros —
Dejé al cachorro en manos de mi madre y tome camino en busca de los dulces de mi madre— ese es tu chocolate, cariño —tome la taza y uno de sus dulces, lo mire con detenimiento y vi como mi tía sonreía.
Tome un bocado al momento que mi madre giraba y venía frente a mí.
Y exactamente por estos momentos era que tenía fuerzas para seguir adelante. De esto hablaba, mi familia era el motor de mi existencia, siempre dándome apoyo en todo y me hacían mostrar los dientes como tal. El hecho de que Andrew no estuviera realmente me dolía y recordarlo mucho más, aunque mi familia decía que no debía recordarlo con dolor, sino con amor.
— si amaste realmente a ese chico, deberías recordar los momentos a su lado con una sonrisa, ¿por qué? llorar por él, los que amamos siempre estarán aquí —abuela siempre tenía buenos consejos— siempre estarán en nuestros corazones y en nuestra memoria —
Pero, algo y no sé porque siempre me hacía recordarlo con dolor, tal vez por el hecho de que no estuve cuando murió y de que nunca supe que lo estaba perdiendo poco a poco.
Andrew fue algo que nunca esperé que pasara. Pero fue así, él estuvo en mi vida, pero también desapareció de ella y yo ni estaba lista para verlo irse.
— entonces, estos otros pastelillos serán para... —mi tía tuvo la bandeja en sus manos pero mi madre dejó al cachorro en el suelo y frunció su ceño, dándole un leve manotazo a mi tia en la mano y obligándola a soltar la bandeja.
— Alexa comerá perfectamente los pastelillos cuando ella quiera, no serán para vecinos nuevos, me encargaré de eso después —
Mi madre siempre fue buena vecina con todos, cuando los Jefferson se mudaron, fue mi madre la que organizó que juntas llevamos un enorme dulce de chocolate a la familia de seis hijos, comimos durante toda la noche y reímos, me hice buena amiga de Andy, la hija mayor de ellos.
Andy iba al North High conmigo y aunque no éramos tan cercanas siempre que nos veíamos nos saludabamos, Andy orgullosamente pertenecía al grupo de la porristas y por consiguiente ser una de las populares, pero aún siendo eso, Andy siempre era amable conmigo y realmente era muy hermosa.
— parece que el pequeño quiere salir a orinar —mi tía mascullo dando un bocado a otro pastelillo— aquí empieza tu trabajo querida, ¿Que esperas? Saca a tu veía —indico mi tía con obviedad..
Mire al cachorro, pero también a mi tía, tratando de captar la información y procesarla y con el último bocado asentí y limpie mis manos, rodeando la alacena y buscando la correa del pequeño que olía en el suelo.
Una vez saque la correa llame al pequeño como todo cachorro y obedeció de maravilla, le puse el collar, pero al ver su tamaño y la correa, pensé que no era correcto aún ponerle ello, por lo que decidí dejarla y abrir la puerta para guiarlo afuera, tome mi chaqueta y salí. El frío se estaba incrementando indicando que la noche estaba por llegar.
— vamos, ven —llamaba una y otra vez y a medida que salía movía su cola, pero también olía el suelo en busca seguro de un lugar para orinar.
Aunque no tenía idea de cómo llamarlo, pero creo que por el momento no necesitaba un nombre.
Entonces mire al frente, el auto que lo tía decía, el de los nuevos vecinos, estaba ahí estacionado, seguro ellos estaban dentro de la casa, en cualquier momento los conocería, pero por el momento prefería mantener silencio.
— Alexa, hola ¿Cómo estás? —la señora Vanpatten, mi vecina era muy cariñosa y regordeta, sonreía de par en par y sus mejillas obstruyen su visión o eso pensaba, lograba que tuviera un aspecto muy indefenso.
— hola —mascullé de manera improvisada metiendo mis manos en los bolsillos y sonriendo un poco, ella me mantenía la mirada con compasión.
— como has estado querida, hace mucho que no te he visto salir, tu madre me contó... —baje la mirada y fruncí mi ceño asintiendo.
Escuchar a alguien hablar de la muerte de Andrew realmente me dolía, porque hacía ver con más realidad el hecho de que ya no estaba, pero intentaba mantener la compostura, en ocasiones fallaba, sentía mis ojos cristalizar y suspire.
— lo sé, sí —ya no podía decir más nada, pero sentía mirando y sonriendo como podía a la señora Vanpatten.