Sparks Of Love - Love In The Dark

SPARKS OF LOVE - Él no era Andrew

CHAPTER NINE
 


Tape mis labios con mi mano, mi cuerpo temblaba, mis ojos se estaban volviendo a cristalizar.

ERA MI ANDREW.

— Oye, no llores, está bien, tu perro está bien ¿No? —tomo mi brazo y retrocedi por instinto, mi respiración se estaba entrecortado, mi ceño se estaba frunciendo— ¿Que te sucede? —

Su apariencia, su mirada, era él, era Andrew. Pero hizo un amago con sus labios, algo que nunca hacía Andrew, su voz no era la de Andrew, él... no era Andrew.

Realmente no era Andrew, su mirada poco a poco podía diferenciarla, esa mirada no la conocía...

Él no era Andrew, pero por un momento... él sí lo fue.

Tenía su ceño fruncido, mantenía una expresión serena, suspiró y se levantó, asintió y se alejó, yéndose del patio de mi casa.

Debía darle gracias, debía hacerlo. Pero mi voz estaba tan quebrada.

No, no podía dejarlo así.

La muerte de Andrew me había dejado tan destruida que equivoqué a Andrew por este chico.

Entre abrí mis labios, aún temblaba— gracias —y los cerré nuevamente.

El chico estiró su mano y se despidió sin mirarme— solo ten cuidado —y cruzó la calle.

Sentí algo feo en mi corazón, por un momento sentí la vergüenza en mí, ¿Cómo pude ser tan estúpida en actuar de esa manera? El chico había salvado a mi perro y yo, solo pensé en... Andrew.

No podía creer que aún en un momento así... pensaba en Andrew.

Al levantarme la señora Vanpatten ya no estaba. Se había ido ya, trague fuerte con el perro en manos que lamía mi muñeca, sonreí.

Pensé que lo había perdido y ahora que me daba cuenta él chico había entrado a la casa que estaba en venta.

Y a juzgar por lo que veía, él sería mi nuevo vecino.

— gracias —mascullé aún por lo bajo, tratando de compensar el hecho que me vi como loca frente a él.

Retrocedí mis pasos y regresé a casa, mi nariz estaba fría y me ardía, era mala idea llorar en una tarde así.

Abrí la puerta de la casa y dejé que el cachorro entrara, mi tía y mi madre no estaban en la cocina, no las escuchaba de hecho, frunci mi ceño.

Aunque seguramente me hacía la idea de que estaban en el estudio, seguir hablando cosas de la familia, siempre solían hacerlo, las bolsas de mi tía ya no estaban.

Y por ahora creo que volvería a mi cuarto, me sentía mareada y necesitaba descansar aunque aún no podía sacar de la cabeza que ví a Andrew por instantes en el rostro de ese chico.

Y ahora el chico seguramente pensaría que estoy mal de la cabeza o algo parecido.

Metí al cachorro en la caja y lo llevé conmigo al cuarto, sería su nuevo hogar.

De tan solo pensar que seguramente sino fuera por ese tipo, mi perro no estaría aquí y también lo habría perdido. Me hacía darme cuenta de lo débil y vulnerable que ahora me contraba.

Abrí la puerta y empuje de ella con mi espalda, suspire y entre dejando la cajeta en el suelo y sacando al pequeñín que ahora olía el suelo con detenimiento.

— supongo que te tomará tiempo acostumbrarte —suspire arrodillada— tomate el que quieras, huele todo el cuarto —hice un amago y me levanté del suelo, mirando mi cuarto y su alrededor.

Unos cuantos pósters de One Direction, unas cuantas frases de mis libros preferidos y escritos a mano, una foto de mamá y yo, pero justo al lado de esa ... permanecía totalmente vacío el espacio. Toque con mi mano el espacio vacío. Los primeros días con la muerte de Andrew recuerdo que esa foto me atormentaba demasiado y pedí a mi madre que la quitara y se la llevara, pero realmente era la única foto en la pared que tenía con él. Las demás estaban en mi libreta de fotos, dónde guardaba todo los recuerdos.

Aleje mi mano, la mirada del chico con su ceño fruncido y mirándome como si fuera un bicho raro. Realmente.. ¿Realmente su muerte me afectó así? Llegué al punto de ver a ese chico como Andrew, aunque...

Él realmente se parecía mucho a Andrew, aunque sus facetas y miradas no eran las mismas, algo en él, tal vez sus ojos esmeraldas o la forma de su cabello, me daba la impresión de que realmente era Andrew, pero su mirada, la manera en la que lo hacía, no era la manera en que Andrew lo hacía, sus labios si tenían la misma grosura, pero cuando frunció sus labios, no era como Andrew lo hacía.

Su contextura, su cuerpo era como el de Andrew, realmente sí lo era.

Existe la leyenda urbana que relata acerca de siete personas en todo el mundo que se parecen, que son idénticas, copias exactas más no por sangre. Entonces si esa leyenda realmente existía...

Uno de los tantos Andrew en este mundo, vino a mí.

Realmente... realmente ¿Era así?

Levanté mi mirada y entonces percibí las lágrimas en mis ojos, el espejo me había delatado, sorbí mi nariz y limpie mis ojos, con la manga de mi abrigo trate de quitar la tristeza de mi rostro.

Y caminando a mi cama suspiré en silencio y me tiré sobre la cama, con mi mano a la altura de la frente solo pensaba en el toque del chico, no se sintió como el toque de Andrew, se sintió como un toque extraño, por eso no pude sentirlo por mucho tiempo. Empuñe mi mano, fruncí mis labios.

Mi mente me falló, me engaño.

Por un momento, solo por un instante, pensé en que Andrew había vuelto a mí, que realmente estaba frente a mí, que había vuelto para quedarse a mi lado.

— que tonta —choque mi mano contra mi rostro y bufé girando con mi cara tapada por mis manos— pensar que tú... —masculle, nuevamente volvía a sentir a Andrew a mi lado, acostado y sonriendo— pensar que tú... —pero la realidad era que él no estaba aquí, aunque sintiera su presencia a mi lado— estés aquí —deje escapar unas cuantas lágrimas de nostalgia, dónde mi mirada ya se veía en el olvido, solo quería dormir un rato más, ya no podía seguir imaginando cosas, no podía.

Y como ves esta no es una historia normal, mi vida no se basaba en conocer a un chico y enamorarme, la parte que ahora veías de mi vida era la de cómo lidiaba después de su muerte y de cómo ahora mi vida era sin él.




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