CHAPTER FOURTEEN
ALEXA COLLINS
— ¿aún sigues comiendo adecuadamente? —miré disimuladamente a mamá.
¿Realmente me preguntaba eso ahora? Hace dos días había tenido una cita con ella, ¿por qué me preguntaba eso ahora?
— ella aún sigue comiendo correctamente, doctora —oportunamente mi madre siempre era la que contestaba. Cada que la psicóloga intentaba conectar su mirada conmigo me era difícil no ponerme nerviosa, resguardar mis manos en mis mangas del abrigo o acurrucarme más a mamá.
Porque no era el hecho de que Estela me asustaba, sino que cuando me preguntaba y miraba fijamente me sentía indefensa frente a ella y solía ponerme lo más nerviosa posible y todas las preguntas que me hacían me hacía dudar más y más de lo que posiblemente pensará, me atiborran de tantos cuestionamientos que duramente podía seguirle el paso.
Y que mi madre guarde silencio me hacía dudar más.
Estela escribía en su libreta, con sus lentes al nivel de su nariz— entonces sigue comiendo aún —fruncí mi ceño levemente, pero desistí de ello en cuanto levanto su mirada hacia mí— Alexa, necesito que me sigas contestando tú —trague fuerte— sabes bien que tu madre no puede seguir respondiendo cosas que tú deberías saber —parpadee unas cuantas veces y miré con delicadeza a mamá.
Lo sabía, no estaba siendo madura, pero la realidad es que ahora no podía ser ni un poco madura. Cada que Estela venía con su bata blanca como médico, recordaba el hospital en el que Andrew se la pasaba y en el que me pasaba horas yo también, entre los pasillos y la camilla de Andrew.
— lo sé —masculle reprimiendo mis labios de inmediato.
Solo que aún seguía siendo muy duro para mí.
— me alegra que entiendas —ajustó sus lentes y respiro profundo, al otro lado del comedor en la sala, la psicóloga Estela me miraba con mucho detenimiento, como si quisiera encontrar algo o buscará alguna pizca de algo, entonces miro a mi madre— Elena, ¿podrías dejarnos a solas? —levante aún más mi mirada y pude ver que el estímulo inmediato de Estela fue mirarme fijamente.
¿Quería dejarme sola aquí con ella?
— ¿no sería mejor si estoy aquí? —
Estela volvió a su libreta y sin mirar a mi madre respondió— será mejor que la terapia sea con ella, no tienes que ver en esto —levantó entonces su mirada— sí Alexa quiere salir de esto deberá avanzar sola —sé que estaba hablando con mamá, quién estaba a mi lado, pero inevitablemente no podía dejar de sentir como Estela me acuchillaba con sus palabras— es imprescindible que ella tome cartas en el asunto y no dependa de ti —mamá bajó su mirada, sabía que era su mirada, doblegue mis cejas, mamá lo estaba pensando, ¿de verdad me dejaría?
No quería que se fuera, tomé su mano, tenía miedo, ahora sí tenía miedo.
Mamá entrelazo sus manos con las mías, pude sentir un leve corrientazo, esto… me recordaba a algo…
En el sepelio de Andrew, mamá me tenía así mismo, en las sillas del frente de la iglesia, no podía mirar al frente, no quería, no me atrevía a ver ese ataúd, ver a mi Andrew muerto, recordaba que sentía todo tan ajeno, todo tan frío y sin lleno de vida y parecía que mi única vuelta a la realidad era mamá, mamá tenía mis dedos entrelazados, sentada a mi lado, yo solo era capaz de mantener mi cabeza en su hombro, con mi mirada clavada en su pierna, era inevitable no sentir como el ambiente de este lugar era desgarrador, cada que oía los sollozos de la señora Blair y los leves quejidos de demás familiares me daba ganas desgarrar mi corazón frente a todos, demostrar que yo también tenía algo que sacar y que quería desahogarme, que con cada uno de sus quejidos sentía como cuchillas se incrustaban en mi espalda y me obligaban a inmovilizarme.
Mamá era mi único lugar seguro.
— ¿Alexa? —trague fuerte y quite las imágenes incesantes de mi cabeza, suspiré nerviosa— sé que es difícil, cariño —pero mamá creía en lo que Estela decía.
— mamá —Dios, mi voz se había quebrado, pero parpadeaba seguidamente tratando de asimilar la situación— yo no… —
— ¿recuerdas lo que me dijiste una noche atrás? —entonces miré su rostro, ella me miraba con tanta compasión, con tanta dulzura.
¿Qué había dicho una noche atrás?
— la doctora Forks dijo que si seguías así deberás ir a un círculo de duelo —aún tenían eso en mente, temían que cayera en la depresión por completo.
Mamá me habló de la idea de la psicóloga. Creía que era lo mejor para mi situación ya que temían que este paso me llevara a una depresión profunda.
Y recuerdo que le dije a mamá que no quería ir a ese grupo de apoyo— no quiero ir a un grupo de duelo —masculle mirando al techo.
— ¿crees que puedas salir de esto sola? —era como escucharla en la cima de un pozo, ella allá arriba y yo aquí abajo.
Y también recuerdo lo que sucedió después, le suplique a mamá que no me dejará, que no perdiera la fe en mí, que si era necesario que retará las veces que fuera para volver al camino, pero realmente no quería que nadie más entrará en este círculo, no quería a más nadie cerca, no me atrevía a que nadie más intentará arreglarme.
— te tengo a ti, creo que es suficiente —mis ojos estaban ardiendo— solo sigue retando cuando no quiera hacer las cosas —admití, muchas veces me era difícil hacer las cosas, pero si era por ella, estaba dispuesta a hacerlo— sigue ahí a mi lado —cerré mis ojos y los tape con mi antebrazo— solo hasta que… —trague, los recuerdos de Andrew volvían, estaba volviendo a sentir su vacío— solo hasta… que pueda estar bien —el corazón estaba doliendo— creeme que puedo, solo necesito tiempo, yo… —
— solo hasta que pueda estar bien… —masculle a mamá.
— estaré contigo, solo que en una habitación diferente, aún así estaré, pero necesito que converses con la doctora Forks —