CHAPTER FIFTEEN
La psicóloga Estela Forks, graduada hacía dos años, según las paredes de su consultorio, especialista en tratar con personas y depresión, ahora mantenía su cabeza baja— ¿crees que hago esto para perjudicarte? —frunció su ceño.
Pensé que se enojaba, tal vez diría cosas en mi contra, pero ella solo cruzó su pierna sobre la otra y mantuvo sus manos sobre su regazo y se mantuvo en silencio y yo realmente no sabía si contestar a su pregunta o quedarme callada. Solo no quería sentirme expuesta frente a alguien que solo buscara… “arreglar” mi vida.
— Hace diez años atrás tuve una crisis de adolescencia —trago fuerte, ¿acaso me contaría su vida?— fueron alrededor de los quince, mi mamá sufría de cáncer, era muy duro para mí verla cada día y no poder ayudarla al respecto, mamá siempre lloraba todas las noches —parecía tener un crudo recuerdo y ahora solo quería contarlo— pero yo era joven, no tenía idea de lo que significaba todo lo que ella estaba pasando… quería ayudarla, creeme que sí quería hacerlo, pero mamá siempre me daba una sonrisa y decía que no me preocupara, que todo estaría bien, que era parte de la vida perder personas, que era parte de este ciclo que sucedieran estas cosas, que muchas veces todo lo que nos sucedía eran necesarios que sucedieran, tal vez para ser más fuertes, tal vez para lograr una meta, tal vez para abrirte los ojos a el mundo que tenemos —parpadeo una sola vez y con su ceño fruncido me miró— ella murió un año después, cuando pensaron que el cáncer finalmente estaba cediendo se dieron cuenta que ya había destruido tanto de ella que no había más remedio —
¿No había más remedio?
— pero, he leído sobre un tratamiento muy convencedor en Houston, con el suficiente dinero y con el tiempo, podríamos decirle a los doctores encargados que nos en el pase para ir —estaba tan entusiasmada, había leído en internet sobre una posible cura, que podría alargar la vida de Andrew con ese tratamiento.
Y estaba tan ansiosa en querer contárselo a la señora y al señor Blair y a Clarissa, planearlo con ellos y viajar, pero lo más importante, poder salvar la vida de Andrew.
Las cosas no sucedieron así…
— Alexa, querida —la señora Blair se acercó y tomó mis hombros con delicadeza, con lágrimas en sus ojos, sonreía delicadamente— realmente eres un ángel, Andrew tuvo la suerte de tener a alguien como tú —acariciaba mis hombros, pero el aura no era realmente de esperanza, ella ya se veía apagada— pero lo que propones… —sus labios empezaron a temblar, realmente su mirada estaba abatida, fue el señor Blair el que se acercó, tomando los hombros de su esposa, ella se retuvo de tocarme y se limitó a los brazos del señor Blair, sabía que era demasiado duro, solo quería que ayudar, de verdad que sí.
— sé que es difícil esta situación, Alexa —ahora era el señor Andrew el que me hablaba, él sí sonreía con gentileza— pero ya hemos pasado con Andrew esto, muchas veces —
Asentí— pero, es una oportunidad… —
— una que ya hemos utilizado —dijo finalmente.
Y lo cierto era que sí, hacía cuatro años atrás, los Blair se habían mudado a Atlanta, venían de Houston, ya Andrew se le había aplicado antes el tratamiento y fue tan exitoso que durante cuatro años parecía el mejor, fue a la escuela durante cuatro años, él se mudo al mismo tiempo que los Jefferson a nuestra cuadra, la diferencia era que Andrew vivía en un lugar más acomodado que este, porque los Blair era una familia prestigiosa, que no tenía queja de dinero, por eso le era fácil tomar todos los tratamientos para Andrew.
— el mismo tratamiento no funcionará —y las palabras más duras y frías del señor Blair aparecieron.
Según los doctores, el plazo que ese tratamiento ofrecía era de diez años, algo muy codiciado por muchos, pero que pocos podían alcanzar, si tenías un cáncer tan avanzado como el de Andrew y estabas seguro de alargar tu vida, aún sabiendo que morirías, ese era tu tratamiento y Andrew Blair ya lo había utilizado.
Clarissa gruñó con detesto y pateó la mesa de la sala de espera privada para los Blair— estoy harta de toda esta mierda —tomo su cabeza entre sus manos y gruñó aún más, se sentó en una silla.
— Sé lo mucho que quieres ayudar, pero ya las cartas bajo la manga, no la tenemos —habían luchado contra el cáncer de Andrew tanto tiempo.
Asentí frenéticamente y trague fuerte, caminando deliberadamente a otra silla, ahora no me interesaba sentarme al lado de Clarissa para darle fuerzas, ni tampoco decir palabras de aliento, porque los papeles en mi mano sobre el tratamiento, fueron un completo fracaso.
Perdería a Andrew.
Recuerdo haber tomado mi cabeza entre mis manos y soltar los papeles al suelo, escuchaba como caían mis últimas esperanzas.
— gracias por cooperar, Alexa —aún así el señor Blair intentaba hacerme sentir mejor.
Era demasiado tarde.
— porque no dices las cosas claras papá —y con odio en sus palabras, Clarissa dijo— Andrew ya no tiene cura, esto es lo último y no podrá luchar más —
— Clarissa —reprendió el señor Blair, me reprimí aún más.
No podrá luchar más…
— Dios no… —los quejidos de la señora Blair me atormentaban.
— ES LA MALDITA VERDAD, ANDREW ESTÁ LUCHANDO, PERO LA REALIDAD ES QUE ESOS MEDICAMENTOS NO SERVIRÁN DE NADA, MI HERMANO ESTÁ MURIENDO —
— CLARISSA BASTA —suplicó a toda costa la señora Blair.
— Mamá reacciona, mi hermano está muriendo, porque no solo lo aceptamos —
— ¿Clarissa que te sucede? —el señor Blair trataba de mediar.
— ¿Qué les sucede a ustedes? —
Esto no podía ser cierto, yo… ya no podía más… esto era demasiado, Andrew moriría.