CHAPTER SIXTEEN
CLARISSA BLAIR
— ¿estás bien por hoy? —afuera seguramente hacía mucho sol, las persianas me obstruyen, aún así no obstruyen el dolor y el rencor en mi corazón.
Según Lidia Rodirguez, la psicóloga que estudiaba “mi caso” porque así era para ella, mi vida era un caso que debía resolver, no era de importancia, solo debía solucionar el problema a cualquier costa.
Todos afrontan la pérdida de un hermano de una forma distinta. No hay forma correcta de superar los sentimientos de duelo. Y no hay un tiempo específico para recuperarse de esos sentimientos.
El duelo es una respuesta normal ante la pérdida de un hermano o hermana. Pero a los hermanos adultos se los suele llamar “dolientes olvidados” porque su duelo suele quedar opacado por el de otros familiares, como los padres de la persona, cónyuge o hijos.
Así que prácticamente el dolor que yo estaba sufriendo por la pérdida de mi hermano era patético, según ella. Tal vez le faltaba entender a Lidia que mi familia no era igual a las demás con la que ella había tratado.
Pero en algo que sí acordaba con ella era en una ocasión con la que habló con mis padres— más allá de la relación que tenía con su hermano, tiene derecho a atravesar el duelo. Sus familiares y amigos pueden no entender el papel que tuvo su hermano en su vida. Por lo que es importante que ella sepa que tiene su apoyo —las indicaciones eran claras, acerca de cómo afrontar esto.
Lidia, no solo era mi psicóloga, también era la de mamá y la de papá, aunque papá ya no la necesitaba tanto, lo mismo opinaba acerca de mí.
No necesitaba que alguien me explicará lo que estaba sucediendo o lo que debía hacer, el problema no se presentó en cuanto mi hermano se fue, sino en cuanto empezaron a notar “algo extraño en mí” según mamá.
Aunque siempre he atribuido que mis padres no estaban bien de la cabeza.
Mamá entonces le explicó a la psicóloga lo que sucedía, puesto que todo ocurrió a inicios de mis vacaciones, fueron tres semanas de duelo para nosotros, estuvimos unidos, tal como siempre acostumbramos a hacer, conversábamos sobre nuestros pensamientos, mamá lloraba casi todos los días.
Extrañar a Andrew realmente era difícil, pero hacíamos lo mejor que podíamos, papá siempre llegaba de la calle con dulces para llenarnos de apetito.
Mamá sonreía agradecida y hacía que papá la abrazara para sentir calor.
Alexa estaba ahí. Durante nuestras tres semanas de duelo, Alexa estuvo ahí y pese a que cada vez que venía fingía una sonrisa dulce, cuando la volvía a dejar a casa rompía en llanto dentro de mi auto.
— sueño con él todas las noches, Clary —sollozo con dolor en el asiento de copiloto, casi podía oír cómo su corazón se rasgaba a mi lado.
Y yo no era la adecuada para abrazarla y decirle que todo estaría bien, porque realmente tampoco lo sabía.
Sabíamos que tarde o temprano debíamos afrontar algo así, la muerte de And, muchas veces lo estuvimos hablando, And nos reunía en el sillón familiar para hablar, él realmente era tan especial y tan preocupado por nosotros que tomaba cartas en el asunto y nos daba consejos, aliento, nos decía que debíamos hacer y que no, él no quería que lloraras por él, porque él sabía al fin y al cabo que su tiempo ya estaba medido y que él lo aceptaba y quería que nosotros también lo aceptaremos.
Pero, todo esto fue antes de conocer a Alexa, antes de que ella entrara tan a fondo a nuestras vidas.
Cuando nos mudamos a Atlanta ya teníamos todo planeado, ya habíamos hablado ciento de veces de eso, habíamos planeado tantas cosas para no perder tanto el tiempo, pero nunca cuadramos que Alexa también entraría a nuestras vidas.
Y creo que fue lo más gracioso, porque cuando llegamos, papá había dado la idea tan “graciosa” de: ¿qué pasaría si llegaba a tener novia?
Andrew siempre afirmó que nunca le haría algo así a una chica, además que en sus pocos años que le quedaban solo esperaba pasar tiempo con nosotros.
Creo que papá atinó porque al segundo año de estar en North High, And ya se había enamorado de Alex, el amor más puro que pude haber visto, fue el que Andrew le había ofrecido a ella.
Sus pasos para conquistarla lo estaban volviendo loco, mientras intentaba mantener su estatus en la escuela, pero debía admitir que cada vez que la veía pasar, Andrew terminaba totalmente embobado.
Y fue entonces cuando se le pasó totalmente que Alexa sí formaría parte de nosotros, porque al principio creyó que ella nunca lo aceptaría, pero poco a poco fue ganando su corazón y su afecto y le fue atribuyendo más cariño.
Andrew sabía en lo que estaba metiendo a Alexa, pero al fin y al cabo él solo quería seguir su vida escolar como cualquier otro adolescente, pero no contaba con amarrar a alguien a él.
Dicen que el amor rara vez se encuentra en la adolescencia, tal vez Dios se apiado de la situación de Andrew y nos guío aquí para que pasara sus últimos días como un verdadero adolescente. Yendo a fiestas, participando en la escuela, yendo a citas, conociendo a la chica, porque al fin y al cabo, Andrew procuraba vivir su vida en cuatro años.
Y la verdad no sabía cómo Alexa afrontaría ese hecho, porque recién estaba entrando a nuestras vidas y viendo como éramos. Pero sin saber la realidad de la situación.
Y por más que él intentara ver la manera de que Alexa supiera, no la encontraba.
Él no quería herirla, pero tampoco ayudaba enamorandola más. Al principio verlos juntos me preocupaba, el tiempo que pasaban realmente se veía muy prometedor.
Mamá y papá también enfrentaron a Andrew por lo mismo y le replicaban que le dijera, pero él no se atrevía, hasta que en un momento estuve a punto de confesarlo yo, de decirle a Alexa la verdad de las veces que nos íbamos de vacaciones, pero Andrew fue el que me reprendió y me regaño por ello, pero al fin y al cabo tenía razón, era su novia, pero era la mejor amiga que tenía y merecía saber la verdad.