ALEXA COLLINS
Antes de él no sabía que necesitaba una relación, mi vida era tan gris sin él, pero llegó un día a North High, me saludo, Clarissa se hizo mi mejor amiga, cada día después de las prácticas de fútbol americano que tenía, me encontraba saliendo de la biblioteca, era ayudante en ella y siempre daba su mano para llevarme a casa, sonreía, recuerdo que siempre sudaba, pero eso lo hacía ¿Como decían las chicas? ¿Jodidamente sexy? Algo muy común en los jugadores de fútbol americano, pero a diferencia de los otros, Andrew no era para nada orgulloso, siempre fue muy bueno con todos y cada uno de los que estaban a su alrededor.
Y tal vez nunca se me pasó por la cabeza la idea de que él gustase de mí, porque en el grupo de las "populares" estaba Dakota Wings y como se apellida así era, muy competitiva, muy linda, muy amable, pero fuera con sus garras cuando debía serlo o eso creía. Cuando me reclamó el por qué Andrew se iba conmigo cada día y porque siempre me hablaba tan seguido. Cosa que él no hacía con ella.
Y claramente no sabía cómo contestarle y cortésmente siempre decía— no sé, pregúntaselo a él —con intención es de que me dejara en paz y terminará la conversación.
Wings obviamente tomó un rencor en mi contra, pero Andrew jamás le hizo caso, aún así intentaba siempre ser lo más amable posible con ella. Aunque Clarissa siempre le tenía odio a Dakota.
Y para ella eso no era nada reconfortante, porque sabía que tener la aprobación de Clarissa era un punto importante para estar con Andrew.
Ahora que lo pensaba de esta forma… creo que North High será el lugar donde más recuerdos tendré con Andrew.
— Alexa, cariño, la cena está servida —desperté a ciegas cuando mi madre me sacudió levemente.
Era de noche, fruncí mi cielo, pensé que sería más tarde. O tal vez mañana.
Baje las escaleras una vez mi madre se fue de la habitación, seguro mi tía estaba extasiada con muchas anécdotas para ella.
Y lo corrobore en cuanto di vuelta en el umbral de la cocina y vi a tía Juliet con una sonrisa y una taza de café— sería bueno intentarlo —fue lo último que dijo.
Mi mamá servía la comida, pero no atendía al hecho que estaba frente a ellas— ya te dije que no necesito un hombre en mi vida, Jule —entonces dió una vuelta y vio estancada en la puerta. Incómoda mire a todos lados.
El hecho de que mi madre sacará temas así realmente era incómodo, no solíamos hacerlo. Pero sí sabía que no estaba interesada en ningún hombre.
— hola, querida —tía Jule tomaba una taza en sus manos satisfecha por el momento— ¿Dormiste bien? —muy satisfecha.
Dirigí mis pasos a la alacena dónde comíamos casi siempre, mi madre y yo, con una población tan pequeña aquí dentro, no era necesario atisbar el comedor, mi tía se nos unía esta noche.
Me senté en mi silla y visualice lo que comería. Madre se fue en silencio a limpiar los platos que había en el lavadero, mi tía aún sonreía satisfecha.
No era un secreto para mí que tanto mi tía como mi abuela, insistían casi siempre en que mi madre encontrará a alguien para su vida, porque había pasado tantos años cuidándome y dedicando su vida para mí que no tenía tiempo para pensar en algún hombre en su vida. Pero, tampoco me metía en eso, porque sabía muy bien que yo no podría aceptar a alguien en mi vida.
Era difícil aceptar a alguien en estos momentos.
— tuve una buena siesta —si tan solo supieran que dormí con lágrimas en mis ojos— y también es un buen platillo —en cuanto a la cena y desayunos, mi madre siempre tenía algo especial para preparar.
— sí, seguramente al cachorro le gustará tener un poco de estos bocadillos —atinó mi tía oportunamente, tomando de lo poco que le quedaba en su plato.
Pare de comer y miré hacia el umbral de la entrada. Trague fuerte, el perrito estaba en mi cuarto, lo había dejado solo, tosí levemente y termine por deslizarme en la alacena y correr escaleras arriba en busca de él, abrí la puerta y lo primero que encontré fue a una bola de pelos blanca mover su cola de un lado a otro esperando a que abriera la puerta, oportunamente salió del cuarto feliz y contento. El corazón volvió a latir con normalidad, deje escapar una sonrisa.
— ¿ALEXA? ¿sucede algo? —sonreí de lado y tomé al cachorro en manos.
Algo que debía aceptar es que realmente era muy despistada, casi en todo, por lo que aún no me acostumbraba a tener un cachorro.
Baje las escaleras con él, viendo a mi madre y a mi tía asustadas bajo las escaleras— ¿por qué corriste de esa manera? —mi tía mantenía su mano en el pecho— creí que fue algo malo —
— Alexa, no vuelvas a asustarme de esa forma —trague fuerte y sonreí tomando al perro en manos.
— solo se me olvido en el cuarto —reí al verlas tan preocupadas, parecían que hubieran visto un fantasma.
Mamá bufo y camino a la cocina— ¿te resulta gracioso? darle estos sustos a tu madre —y la escuche al desaparecer por el umbral.
Mi tía arregló su cabello y se dirigió a la ventana, alcé una ceja y me acerque a ella— ¿que mirás tía Jule? —ella alardeo con su mano y me respondió.
— los vecinos nuevos trajeron dos camiones de mudanzas, creo que tienen muchas cosas y además hay muchos hombres sacando cosas del camión —
¿Los vecinos nuevos? El chico de antes era mi vecino nuevo, me reprimí al no ver por la ventana como mi tía y simplemente volver a mi comida. Pero ella me detuvo.
— ¿por qué no vas a conocerlos? —paré mis pasos— hay un chico que me parece de tu edad —
Desvié mi mirada, como si ocultara en mi iris la vergüenza y simplemente tartamudee antes de decir algo real— prefiero comer —y salí del radar de mi tía.
Lo sé, no era algo concreto.
Volví a mi asiento y procure poner al cachorro en el suelo, tomando un pequeño retazo de carne de mi comida y dándoselo para que lo comiera.