Spoiler

10.2

– Esto está mal, Luke ­– al escucharme hablar, suspira y me aprieta más contra su pecho desnudo.

– ¿Desde cuándo todo lo que nos hace sentir bien está mal? – levanto un poco la cabeza para mirarlo y me doy cuenta de lo mal que se ve.

– Ya pero, esto – nos señalo a ambos – sí está mal. Me casé hace una semana.

Me alejo de él rápidamente y me siento en el borde de la cama, tapándome la cara con mis manos. Suelto un sollozo casi inaudible, sus labios se pegan a mi hombro con suavidad dejando varios besos y me abraza.

– Todo esto es mi culpa – susurra sobre mi cabeza – no debí haberte metido. Yo... oh Dios, soy una mierda.

Lo tomo por las mejillas y miro sus preciosos ojos con detenimiento, acaricio su piel despacio.

– No soy feliz, ¿okey? – suspiro negando – no amo a Michael como te amo a ti. Pero... simplemente no podía romperle el corazón así. Si alguien tiene la culpa aquí, soy yo por ser una cobarde. Luke, las cosas que siento contigo... son inexplicables, jamás he amado a alguien más, jamás saliste de mi cabeza y estoy segura de que nunca lograría olvidarte.

Junto mis labios con los suyos despacio, memorizando el sentimiento y la electricidad que causaba su boca. Cuando nos separamos, quito un mechón de mi cara acariciando cada parte de mi piel en el proceso, me miraba con adoración, incluso podía notar que sus ojos brillaban.

– Eres lo más hermoso que mis ojos han visto alguna vez – susurra sin dejar las caricias en mi piel – tan perfecta como un ángel – rie bajo y me besa en los labios – ¿estás segura de que no me hiciste algo? porque me siento como encantado por ti – murmura con dulzura.

Toma la manta que envolvía mi cuerpo desnudo y la tira al suelo, pone sus manos en mi cintura y como si se tratase de una pluma; me alza con muchísima facilidad acomodándome sobre su regazo. Sin poder evitarlo, siento un poco de vergüenza por cómo estamos y es que a pesar de lo que pasó a noche nunca se me haría normal estar sin ropa frente a alguien.

– ¿Puedes dejar de ser tan vergonzosa? – sonríe y enreda sus dedos en mi cabello antes de besarme – eres más que perfecta – dice dejando besos por mi cuello hasta subir de nuevo al lóbulo de mi oreja y morder sin fuerza de este – olvida todo. Por una vez, una sola vez en tu vida; olvida lo que está mal y lo que está bien. Necesito que olvides tus problemas, tus miedos y angustias... que te des cuenta que vale la pena amarte. Mereces ser feliz, con quién tú quieras... y si es conmigo, te prometo que te haré feliz todos los días de tu vida. Desde el preciso momento en que abras tus ojos por las mañanas hasta dentro de tus sueños más profundos.

Mientras dice todo eso, pasea por todo mi cuerpo con la yema de sus dedos, causándome escalofríos y un extraño cosquilleo en mi estómago. Arrastra sus labios por mi cuello hasta dejar un húmedo beso en mis labios haciéndome soltar un suspiro. Tenía la respiración agitada al igual que mi pulso y por el movimiento que hizo Luke dejándome debajo de él sabía lo que pasaría a continuación y no estaba indispuesta a seguirlo.

...

– Cariño, al fin llegas – Mike me recibe en la puerta con una gran sonrisa pero esta es apagada en el momento que mi mejilla recibe sus labios cuando he vuelto la cara – ¿todo bien?

– Uhm, sí, solo estoy muy cansada.

– ¿Mucho trabajo? Tienes cara de no haber dormido. Que se haya convertido en tu jefe no le da derecho a explotarte así.

Abro mis ojos como platos y es que el día anterior le había dicho a Michael que iría a terminar algo del trabajo en casa de Luke y mi escusa en la mañana fue que se me pasaron las horas y él me dejó dormir en el sillón.

– No te preocupes, estoy bien, además fui la que durmió más – me encojo de hombros – ¿cómo te fue en el chequeo?

– Muy bien – sonríe y pone frente a mí una taza con café – en unos dos meses debo ir a hacerme algunos exámenes y... quiero sabes cómo están... eh – frunzo el ceño y lo miro antes de darle un pequeño trago a la bebida – ya sabes, mis amiguitos de allá bajo. Porque estaba pensando en que ahora que estamos casados, podríamos ir viendo lo de tener hijos.

De pronto el café se me hizo tremendamente insoportable en mi garganta y como por inercia comencé a toser demasiado escupiendo este sobre la mesa.

– Oh bueno tal vez no quieras tener hijos – murmura y se va a la cocina. Vuelve con una toalla y limpia la mesa sin prestarme mucha atención.

– No es que no quiera, simplemente me parece algo apresurado – susurro mirándolo. Tiene la mirada seria y su quijada está tensa, evidentemente está enojado.

– ¿Apresurado? Nos conocemos desde hace años Katherine, nos casamos y tenemos veintiséis. Cuando nuestro hijo tenga quince años tendremos cuarenta y ya eso me parece bastante viejo, no quiero no poder jugar con mi hijo porque me duela la espalda o ya mis piernas no funcionen. Además no vas a poder tener hijos toda la vida.

Abro mi boca sorprendida y rápidamente siento como me hierve la sangre molesta. Me pongo de pie encarándolo.

– Primero que todo, de mí depende si tenemos hijos o no, tal vez no estoy lista, tal vez ni siquiera quiero hijos – hablo segura y me cruzo de brazos – pero no voy a tener un bebé por tu miedo a quedarte solo.

– Oh, vamos, sabes perfectamente que no me da miedo estar solo. Todos en este mundo queremos llegar a ser padres – frunce el ceño y me mira aún más enojado que antes – es simplemente que eres una insegura y nunca puedes tomar una decisión por tu cuenta.

La tensión en mi cuerpo se desvanece haciéndome sentir débil, bajo la cabeza mirando mis pies y no le respondo nada más. Me encierro en la habitación y me tiro sobre la cama abrazándome a mis piernas. Las parejas tienen peleas, sí, pero realmente había tocado una fibra sensible en mí y es que por lo menos yo sabía que mi miedo a los niños es el qué pasaría si estando embarazada me arrepintiera. No podría hacer nada y eso es lo que más pánico me da. Michael lo sabía, le había contado ese miedo desde hace mucho y él había usado eso contra mí.




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