Salgo del auto luego de tomar mi bolso en el cual tenía ropa para al menos dos semanas, Michael se fue a un viaje por su trabajo y mi mejor idea fue pasar el tiempo con Luke. El rubio abre la puerta principal con una gran sonrisa y cuando llego hasta él me pongo de puntillas para dejar un pequeño besos en sus labios.
– Te extrañé – susurra acariciando mi cintura.
– Oh vamos, estuvimos juntos ayer – muerdo mi labio inferior pensando unos segundos – aunque yo también lo hice.
Ambos nos carcajeamos y él me ayuda con el bolso mientras nos adentramos. La casa de Luke siempre estaba impecablemente ordenada, nunca entendí cómo le hacía para mantenerlo así con todo el trabajo que la empresa le dejaba. Pongo las llaves del auto, mi celular y el diario encima de la mesa del comedor y me giro tan solo para encontrarlo viéndome con los ojos chispeantes.
No quería sonar arrogante pero nunca necesité preguntarle a Luke si realmente me quería, porque cada vez que lo veo a los ojos me transmite ese amor tan grande que tiene hacia mí. Por algo le he dicho desde siempre que es mi parte favorita y es que como no amar esos preciosos ojos azules, brillantes y llenos de vida.
– ¿Qué quieres hacer primero? – lo veo bastante emocionado y es que desde hace bastante no podíamos pasar tanto tiempo juntos.
– ¿Te parece una noche de películas?
– ¿Empezamos con maratón de Los Piratas del Caribe?
Asiento corriendo a la cocina, sabía que esas eran las películas favoritas de ambos. Saco un bowl para las palomitas y las busco en la alacena, en cuanto enciendo el microondas escucho mi celular. Volví a la sala solo hasta que las palomitas estuvieron listas y vi que tenía una llamada perdida de Michael.
Michael.
Estoy un poco ocupada, ¿necesitas algo?
Tan quería saludarte, ya te extraño.
Hablamos después
Apago del todo mi celular y llevo las palomitas a la habitación de Luke, él ya estaba acostado sobre su cama esperándome con la película en pausa.
No necesitaba nada más, con el simple hecho de estar juntos, sentir su mano rozando mis brazos o mejillas de vez en cuando y los suaves besos que dejaba cada tanto sobre mi frente me hacía feliz. Realmente no quería nada más, para mí los pequeños detalles que tenía junto a él valían más que el oro. A eso de las once de la noche tenía tanto sueño que las voces en el televisor me sonaban completamente lejanas y mis parpados apenas y se podían sostener. Sentí los brazos de Luke soltar mi cuerpo y como el peso en la cama desaparecía, tiempo después escuché sus pasos acercarse de nuevo.
– Vamos, siéntate un momento – hice lo que me pidió demasiado despacio, mi cuerpo pesaba toneladas en ese momento. – Así dormirás muy incómoda.
Hice un pequeño puchero y observé sus acciones con el ceño fruncido. Bajó mis jeans hasta mis tobillos y con mi ayuda los tiró en el suelo, levanto los brazos en cuanto es el turno de la blusa, intercambia esta por una camiseta suya. Un poco más despierta llevo los brazos hasta mi espalda y me quito el sostén, iba a ponerme de pie para dejar toda la ropa en algún lugar acomodada correctamente pero después de que mis pies tocaron el suelo mi cabeza dio vueltas. Me sostuve con fuerza de la cama y cerré los ojos con fuerza, lo cual solo empeoró las cosas.
– ¿Kate? – siento su mano en mi espalda y estómago funcionando como soporte – ¿qué sucede cariño, estás bien?
Asiento aunque realmente era mentira, me incorporo y abro los ojos dejando salir un gran suspiro. El mareo se detiene tan solo para darle paso a las náuseas, las cuales me hacen correr hasta el baño apenas y me da tiempo para no hacer un desastre en toda la casa. Mi cabello desaparece de mi cara y su mano me sostiene desde el estómago, definitivamente no estaba ni cerca de bien.
Después de lavarme los dientes, me senté en el borde de la cama, esperando que todos los malestares se pasaran pero tenía un dolor incesante en mi vientre. Probablemente las palomitas o algo que comí antes me habría sentado mal, esa fue mi explicación para Luke pero como él obviamente es más que sobreprotector aseguró que si mañana seguía así, iríamos a ver a un doctor.
– Gracias por cuidarme y lamento que tuvieras que ver esa escena asquerosa – lo escucho reír mientras apaga la luz y se mete entre las cobijas conmigo.
– No es nada y además he visto cosas peores contigo. Recuerdo que en el instituto siempre te enfermabas, también que una vez vomitaste sobre aquel diario – noto la mueca que hace por la tenue luz que entraba de la ventana – y aún así después de limpiarlo un poco y ponerlo al sol lo seguiste usando.
– Ese diario tenía toda mi vida escrita, ¿pretendías que lo tirara a la basura?
– Yo lo habría hecho.
– Habían muchas cosas que quería recordar, no me juzgues. – Rio bajo y luego me cobijo hasta tapar mis orejas tan solo dejando que mis ojos se vieran levemente.
– Te aseguro que en ese cerebro tan inteligente y capaz está todo almacenado, aparte eres muy buena recordando. Mira, ¿qué es lo más asqueroso que me has visto hacer?
Lo pienso un buen rato y es que Luke en su adolescencia fue muy asqueroso, pero entonces, como si una bombilla se encendiera sobre mi cabeza, hablo;
– La primera vez que nos vimos, estábamos muy pequeños y recuerdo haber quedado perdidamente enamorada de ti. Al menos así fue hasta que prácticamente escupiste mocos por la nariz. Aún tengo esa imagen en mi cabeza y creo que la mantendré por siempre, mataste de un solo tiro cualquier amor que podría sentir una niña de... ¿ocho o nueve años?, no lo sé.
– Éramos muy pequeños, – susurra y aunque finja no haber escuchado la parte asquerosa, puedo ver sus mejillas rojizas – no puedo creer que tengamos tantos recuerdos juntos. Dios, son muchísimos años.
Sonríe, como si en su mente estuviera reproduciéndose cada recuerdo y luego besa mis labios repetidas veces.