Spoiler

#3

Diario:

Cuando tenía once años, sucedió el dichoso momento de mi primer beso. Fue horrible, asqueroso. Me dieron tantas ganas de vomitar que salí corriendo. La peor, en serio, la peor experiencia de mi vida.

Recuerdo que él me llamó, para que me acercara más. Sus mejillas estaban completamente rojas y sus ojos estaban abiertos exageradamente. Cuando estuve frente a él, hizo chocar nuestras narices, no lo entendí realmente. Se alejó rápidamente, tapó su boca con sus pequeñas manos.

– Oh, eh, lo siento. – Tartamudeó. Reí, no sabía por qué.

Se volvió a acercar y, esta vez, estampó sus labios contra los míos. Fue la primera vez que dije una grosería, pensé: “¿Pero qué mierdas?”.  Recuerdo como sentía sus labios completamente mojados, como me dio asco su saliva.

– ¿Qué haces? – Me limpié la boca con el dorso de mi mano mirándolo enojada.

– Yo… solo quería besarte.

– Pero eso no se hace. Luke, ¿en qué estabas pensando? ¡Arruinaste mi primer beso!

Después de eso, salí corriendo a lavarme la boca.

Algo que sí no había arruinado fue mi primera vez, sí, Luke casi fue mi primera vez en todo.  Mi primera vez fue como un trato, no quería que fuera con cualquiera, él se “ofreció” prometiendo no lastimarme ni mucho menos dejar que otro lo hiciera.

Puede que haya sido lo mejor que pasó en mi vida.

 

Actualidad:

No entendía nada de matemáticas, el profesor me estaba hablando en chino. Miré a Luke y él tan solo estaba haciendo dibujos de cualquier cosa en su cuaderno. Creo que ni siquiera era el cuaderno de matemáticas.

Gracias a Dios, la campana sonó justo cuando el profesor nos iba a poner a hacer ejercidos. Tomé mi mochila y salí corriendo lejos del torrente de personas, eso me molestaba mucho.

– Hey, ¿qué harás en la tarde? – Lo miré.

– Lo de siempre.

– Nada. – Dijimos al unísono.

– Bueno, quiero hacerte una propuesta…

– No quiero ir a una fiesta. – Él rodó sus azules ojos.

– No es una fiesta, estoy intentando alejarme de eso. – Estallé en carcajadas, era tan gracioso. – Quiero invitarte a una cena.

Me atraganté, literalmente. Comencé a toser, la sangre se acumuló en mis mejillas y pequeñas lágrimas aventuraban a salir mientras hacia un esfuerzo por parar de toser. ¿Acaso había escuchado mal?

– ¿Estás bien?

– Por supuesto que no, idiota. – Saqué la botella con agua de mi mochila y comencé a beber de esta mientras lo miraba seriamente.

– Bueno, ¿aceptas?

– ¿En tú casa?

– No, no, en un restaurante a unas calles de la tuya. Igual iré por ti.

– Vale, está bien, ¿tengo que ir formal? – Él sonrió.

– Puedes ir como quieras.

 

 

Ahora, parada frente a mi espejo no sabía cómo tomar el “como quieras” de Luke, al final de haber sacado toda la ropa linda de mi armario escogí un enterizo largo bastante lindo. El timbre sonó y pude escuchar el típico grito de mi mamá con su “Luke llegó”.

– Hola. – Sonreí.

– Te ves genial, muy linda. – Se aclaró la garganta y lo miré extrañada pero le agradecí.

Sinceramente, nunca había ido en el auto tan callada con Luke. Siempre hablábamos de cualquier cosa o escuchábamos música a un volumen muy alto mientras catábamos ya que por cierto, Luke tiene una hermosa voz. Aunque nunca canta en público.

– Así que… aquí estamos. – Reí nerviosa mientras miraba por el rabillo del ojo a mi derecha, específicamente en donde estaba mi diario. Era costumbre llevarlo a todas partes.

Estábamos esperando la comida y de pronto, Luke habló.

– ¿Quieres decirme qué es ese libro realmente? Hablé con el profesor y él me dijo que no te había dejado ninguna tarea.

– Oh, ¿dije historia? Perdón, era de ciencias. – Me excusé.

– Deja de mentir, Katherine. – Me miró serio.

– No es nada importante, déjalo.

– Si no fuera importante, no lo llevarías a todas partes, ¿no crees? ¿por qué te empeñas en ocultarlo?

Comencé a sentir mi cuerpo sudar y mi corazón agitarse. ¿Ahora qué? No iba a decirle “oh Luke, es un maldito libro donde escribo sobre ti, porque me gustas muchísimo. Te amo, en realidad. ¡Sorpresa!” No, eso era simplemente ridículo. Yo era ridícula.

– No tengo que decirte todo, Luke.

– No creas que voy a dejarlo pasar, Kat. – Suspiró, mordió su labio. Haciendo así que se viera jodidamente hermoso. – Tengo algo que decirte… por eso te invité aquí.

Okey, en mi cabeza se abrieron varios canales que me presentaban opciones de lo que me podría decir:




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