Estando en la biblioteca, donde se supone debería estar leyendo, me entretengo un rato pensando en todo. A veces debes tomarte ese pequeño tiempo para ver todo lo que ha pasado en tu vida o al menos rememorar algo que haya hecho un huracán, algo que haya cambiado completamente todo. Justo ahora, estoy reflexionando sobre eso. Luke y yo, suena raro, lo sé.
Todos merecemos una segunda oportunidad para todo, a veces hasta nos dan una segunda oportunidad para vivir pero estamos tan consumidos por problemas básico de la sociedad que no nos damos cuenta de que estamos perdiendo también esa segunda oportunidad, aunque ese no es el caso ya que Luke la supo aprovechar muy bien.
– Te veo muy pensativa – me besa en los labios y sonrío.
Sí, somos novios. Mi mente vaga en esa palabra; “novios”. En un principio y mientras todo se desarrollaba entre ambos me parecía un sueño. Todo entre ambos ha sido hermoso, ni siquiera yo: que lo viví, puedo creer lo bien que ha salido. Claramente todo tiene un final, aunque él esté empeñado en no escucharme e ignorar la situación sabemos que las relaciones a distancia no funcionan. La universidad se acerca y siento que ni siquiera pudimos probar un poco de la felicidad que nos estaba esperando.
– Sí, ya sabes, todos los exámenes me traen loca.
– Estás extraña, ¿en serio va todo bien? – me fuerzo a sonreír y tomo su mano.
– ¿Por qué algo iría mal? – me mira a los ojos y estoy segura de que no me cree del todo.
– Solo me preocupo por ti.
Sonrío mientras él acaricia mi mano y saca sus cuadernos, normalmente nos reunimos aquí para estudiar o charlar un rato. Era la última semana, teníamos exámenes y después ni siquiera teníamos que venir… simplemente esperar la graduación y todas esas cosas.
– Entonces, ¿ciencias? – me fijo en el primer cuaderno y veo que asiente.
– Tengo algunas dudas sobre esto – me muestra su hoja de apuntes y por un momento mi mente se queda en blanco – el profesor intentó explicarme… – lo miro para ponerle atención pero simplemente logro desconcentrarme.
¿Qué haría sin poder ver sus hermosos ojos?, no esa no es la pregunta, ¿qué haría sin él? Los últimos ocho años era él quien estuvo a mi lado siempre, cada día. Ahora que podía tenerlo aún más cerca de manera sentimental me lo iban a quitar de las manos tan rápido.
– Quiero que me repitas al menos una pablara que haya dicho – murmura y frunzo el ceño confundida.
– ¿Qué? – rueda los ojos y hace los cuadernos a un lado de forma brusca.
– A eso me refiero, ¿qué demonios sucede, Kat? Y no me vengas a decir nada.
Hago una mueca y me remuevo nerviosa sobre mi asiento sin saber realmente qué decir hasta que finalmente susurré:
– Es la última semana.
– ¿Crees que no lo he notado? – suspira cansado y pasa sus manos por su cara murmurando algo que no logro entender – siento que estoy muriendo lentamente – yo igual – pero vamos, no puedes estar mal por eso. Siempre tienes calificaciones aceptables y no es cómo que vayas a reprobar alguna clase.
Me encojo de hombros y juego con la tapa de mi botella intentando lucir despreocupada.
– Tal vez sólo esté estresada de más, eso es todo.
– No. Hay algo más, no puedes siquiera mirarme a los ojos, suéltalo ya que sabes perfectamente que terminarás diciéndolo – lloriqueo frustrada por lo bien que me conoce, pongo mis brazos sobre la mesa y escondo mi cabeza ahí.
– Es la última semana que nos queda juntos – hago un pequeño hueco para poder verlo y noto como su quijada se tensa – sé que quieres ignorarlo, pero ya no se puede, está demasiado cerca para simplemente pasarlo por alto.
– Lo sé, – cierra sus ojos y echa la cabeza hacia atrás – pero vamos, hay una solución, siempre la hay. ¿De qué no hemos salido? – toma mi mano con firmeza – podría inscribirme en tu universidad.
– Luke, está en otro continente y sé que no quieres irte tan lejos por tu madre – murmuro para después sentarme correctamente – además ni siquiera quieres estudiar.
– Sí, pero mira, quiero ser músico y para eso tendré que estar viajando muchísimo a otros lugares. Mamá lo entenderá – logro ver un brillo en sus ojos que solo significan una cosa: esperanza – podríamos rentar un apartamento juntos, mientras estudias, yo trabajo y así pagaríamos las cuentas y todo lo necesario.
– No voy a llevarte lejos de tu madre y además a obligarte a trabajar – niego con la cabeza y guardo mis cosas – no hay forma de solucionar esto y lo sabes. Quiero que seas feliz, así no estés conmigo, pero quiero que persigas tus sueños.
Mi voz se quiebra, por ello dejo de hablar y me pongo de pie. Él rápidamente guarda sus cuadernos e imita mi acción.
– Mírame – suspiro y me quedo de espaldas a él – por favor – cierro mis ojos unos segundos y después giro – no hay forma alguna de que yo no vaya a ser feliz contigo. Sí, hay algunos contratiempos pero estoy seguro de que los superaremos además; puedo seguir mis sueños en cualquier lugar.