Caminaron de manera rápida y sigilosa tras el droide, no querían alertar a más de esos terribles animales. De un momento a otro R7 se detuvo de golpe. El Quarren fue el primero en darse cuenta de la razón. Estaban atravesando el casino de alimentación de la nave, un lugar amplio que en ese momento estaba completamente cubierta de una sustancia viscosa en sus paredes, e insertos en ella había cientos de huevos, algunos eclosionados. Entre ellos además había capullos gelatinosos en donde se podía apreciar movimiento en su interior.
-Estamos en su maldito nido, humano- dijo el Quarren en un susurro.
Haga pudo ver que unas bestias de aproximadamente 1 metro, similares a un renacuajo enorme de dientes afilados pululaban entre la viscosidad y se movían erraticamente. Algunos festinaban con restos que pertenecían a los pasajeros originales de la embarcación.
-Esas son larvas de Rancor- dijo el Mon Cala- así son al salir de sus huevos. Son ciegos, pero tienen un gran oído, y un apetito voraz-
Avanzaron en silencio, no querían alertar a esas cosas horrendas. Fue cuando un grito rompió el silencio sepulcral. Un soldado clon que estaba atrapado en la sustancia viscosa de uno de los muros, al parecer había recuperado la conciencia justo en el momento en que una de las larvas le devoraba el brazo. El resto de las bestias se pusieron en alerta.
-Pobre diablo- dijo el Quarren- ni siquiera podemos sacarlo de su miseria-
Haga no pudo aguantar la terrible escena, y haciendo uso de la poca energía que le quedaba, tomó a la larva que atacaba el brazo del soldado con la Fuerza y la arrojó al otro costado del salón, y posteriormente se concentró para tomar al clon, levantarlo con dificultad y arrastrarlo hacia donde estaban ellos.
-¡Pero que demonios haces!, ¡los estás atrayendo hacia nosotros!- grito el Quarren.
Las cartas estaban echadas, el Mon Cala corrió con Haga en los hombros y éste a su vez sostenía y atraía hacia sí al soldado. Las bestias corrieron a toda velocidad tras ellos, podían escuchar sus rápidos pasos y su rechinar de dientes pisarles los talones. El terror se apoderó de ellos cuando R7 les señaló que el camino más directo a la sala de mandos estaba bloqueado por otro nido aun mayor, por lo que debían tomar una ruta alternativa.
- ¡R7 tenemos a esas cosas tras nosotros!. Busca una salida, ¡la que sea! - gritó Haga.
El pequeño droide los guió por una serie de pasadizos. El jedi apenas podía sostener con la Fuerza al soldado, y el Quarren sugirió en repetidas ocasiones que lo soltara, ya que sería una excelente distracción para que las larvas les dieran tregua, pero Haga se rehusaba. En una ocasión uno de los animales logró alcanzar al jedi y en el momento en que iba a dar una mordida probablemente mortal, el Quarren lanzó un disparo con su bláster impactando a la bestia en el momento oportuno.
-Ya te he salvado dos veces humano. Pensé que los jedi eran más fuertes- dijo el Mon Cala con tono sarcástico.
Finalmente llegaron a una sala de máquinas, y después de soltar al Jedi, el Quarren cerró la gran puerta de metal dejando a las bestias del otro lado.
El soldado clon había perdido la mano y parte del antebrazo derecho y sangraba profusamente. Haga se acercó a él y tomó el muñón herido.
-Debes resistir, si no cauterizo esta herida morirás desangrado- dijo el jedi.
- ¿Quién er...? -
El clon no alcanzó a formular la pregunta ya que un grito de dolor llenó su boca. El jedi había desenfundado su sable láser, y con su hoja incandescente quemó y cauterizó el muñón sangrante. El soldado perdió el conocimiento por el dolor.
-Debemos llegar a la enfermería cuanto antes. Sin tratamientos adecuados morirá- dijo Haga.
- ¡Otro bulto que cargar! - gruñó el Quarren.
La sala de maquina era segura de momento, por lo que tomaron un pequeño respiro para recuperar energías. Haga estaba muy débil, la poca energía que disponía la había utilizado en rescatar al soldado.
Repasaron la ruta que debía seguir con un mapa proyectado por el droide.
-No hemos tenido el tiempo de presentarnos adecuadamente- dijo el humano- mi nombre es Haga-Tsu. Te agradezco enormemente el que me ayudes-
-Lo hago porque pueden llevarme a las naves de escape, nada más- dijo el Quarren.
- ¿Tienes nombre?-
El Quarren pareció extrañado y ofendido al mismo tiempo con la pregunta.
-¡Claro que tengo nombre!. Me llamo Thirtrakann Hiin, de la familia noble de Trakann-
-Te llamaré Kan- dijo sonriendo el jedi- el resto es impronunciable para mí-
- ¡Mi nombre es Thirtrakann Hiin! - gruñó el Quarren, pero antes de poder seguir discutiendo, el soldado comenzó a recuperar la conciencia.
Haga se acercó a él, su frente hervía y estaba bañado en sudor.
- ¿Me escuchas soldado? - preguntó el jedi.
El clon asintió con la cabeza lentamente.
-Mi nombre es Haga-tsu y él es mi compañero Kan- dijo el humano, y cuando el Quarren se proponía a corregirlo de manera enfurecida el clon respondió:
-Soy el soldado JY976002- dijo el soldado- fui asignado a la custodia de prisioneros. Gracias por ayudarme-
Haga guardó silencio por un segundo y finalmente dijo:
-Será imposible recordar esa cantidad de siglas y números. Te llamaré Jay- dijo sonriendo.
-Llámame como quieras, pero necesito llegar con el resto de mi pelotón y conseguir atención médica de mis heridas-
-Pues te tengo una noticia buena y una mala Jay- dijo el jedi con seriedad- La mala es que eres el único sobreviviente que hemos encontrado en la nave. Pero la buena es que nos dirigimos a la sala de mando, donde existe una enfermería de avanzada en donde podremos atender nuestras heridas-
- ¡Nadie más vivo!, ¡no puede ser cierto! -
No pudieron terminar de hablar cuando un intenso golpe azotó la puerta de metal. Haga miró con la visión infrarroja a través de la puerta. La silueta de una enorme bestia, probablemente un Rancor adulto embestía el metal.