Starshade

Vas a pagar

Era en vano, estaban perdiendo el tiempo. No iban a sacar nada de Estelle, y eso lo supo desde el momento en que la vio. Esa mujer, esa… ya no lo sabía. Ese ser irreal que era. Sasha habló poco durante el interrogatorio, se dedicó solo a observarla y analizar sus reacciones. Todo con ayuda de Shampi, claro.

Antes de entrar a la sala de interrogatorios se puso la lentilla para que Shampi pueda monitorearla también, y además buscar datos en tiempo real. Ojalá hubiera una forma de contestarle a su asistente, en ese momento solo podía escuchar. Shampi y el scaner de la lentilla se encargaban de informarle todo lo que quería saber.

“Su respiración es regular”, le decía. “He analizado el timbre de su voz y su risa. Todo pertenece a la especie humana. Su temperatura es de 36.7 grados. Lo lamento, agente. No tengo forma de sustentar la teoría de su compañera. Me temo que Estelle es humana. Y si me equivoco, entonces es la mayor mentira que he visto.”

No podía agradecerle por el análisis, tampoco expresarle su decepción. Fue muy tonta al pensar que bastaría conocerla en persona para darse cuenta que no era humana. Estelle era una artista muy reservada, su único acompañante era su asistente. Una inteligencia artificial llamada Blaine. Era este quien se encargaba además de ser una especie de agente artístico, producir la música y organizar sus conciertos. Fue el mismo Blaine quien les negó varias veces una entrevista con la cantante.

Estelle, como cualquiera, tampoco podía vivir sin su asistente. Cuando la arrestaron y le quitaron por un momento la pulsera donde llevaba a Blaine esperó verla ansiosa, algo desesperada al menos. Pero eso no había pasado, todo porque Blaine le dijo algo por el altavoz de la pulsera antes de separarse. Dijo que todo iba a salir de la manera prevista.

—Voy a preguntar por última vez —insistía Zelika irritada—. Nombre completo.

—Estelle —respondió ella relajada—. Starshade lo agregué para lanzarme como cantante.

—Tu ficha personal para el gobierno está incompleta. La actividad registrada corresponde a los últimos tres años. No hay nada de ti antes, ¿cómo explicas eso? —preguntó su compañera.

—No me gusta el control gubernamental.

—Tampoco hay una sola ficha médica en ningún lugar.

—Tomo mis vitaminas.— Estelle sonrió de lado. Estaba disfrutando burlarse de ellas.

—No hay registro del lugar de nacimiento.

—Viví en orfanato que se quemó hasta los cimientos.

—Qué conveniente —le dijo Zelika dando un golpe en la mesa—. ¿Qué ha hecho todos estos años sin pasar por un solo registro del gobierno?

—Vivir.— Estelle se miró las uñas pintadas de un color verde metálico. Parecía aburrida—. ¿Terminaron? Tengo cosas que hacer.

—Hubo un atentado, Estelle —le dijo Sasha—. Te lo acabamos de explicar. Eres la principal sospechosa.

—No veo las pruebas —contestó sin perder la calma—. Dicen que estuve cerca de la nueva sede de Starlight, ¿y eso qué? Pasar cerca a un edificio alguna vez por casualidad no te hace culpable de nada.

—Sabes bien de lo que estamos hablando —continuó ella—. Sabes de los drones. Estabas ahí.

—No lo sé.— Estelle se acomodó los cabellos, parecía aburrida—. Si eso es todo lo que tienen me temo que están en graves problemas, agentes. 

—No vas a salir de aquí, maniática —le dijo Zelika entre dientes. Estelle respondió con una sonrisa burlona—. Eso, ríete, infeliz. Te tenemos, no podrás escapar esta vez. Eras tú quién controlaba a esos drones con el aparato de transmisión de datos. Lo sabemos.

—Y yo lo único que sé es que esto acabará pronto. Supongo que mi querido Bastian se encargará —se refería al comandante general de las fuerzas armadas de la Alianza, Bastian Sabré. Se decía que fueron amantes, pero no se sabía en realidad. De Estelle se decían muchas cosas, y la mayoría eran puros inventos. Su vida en general era una fantasía inventada para sus fans.

—No podrás…—decía Zelika, pero pronto tuvo que callar. Ambas agentes se quedaron quietas. Escucharon la llamada a través del audífono incorporado.

—Aceptar —dijo Sasha, y entonces los asistentes de ambas agentes conectaron la llamada grupal. Era de su superior dando una orden—. Entendido —murmuró ella cuando terminó de escuchar todo y cortó la comunicación. Zelika golpeó la mesa con fuerza. Estelle ensanchó su sonrisa.




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