2.

Antes de empezar a empacar, tomé mi celular y salí al balcón de mi habitación. Marqué el número de Jenna, mi mejor amiga.

— ¿Hola? — Sonó al otro lado de la línea.

— Hola Jen...— Dije, aclaraba mi voz para que no note que estuve por asi decirlo, llorando.

— Luke. — Contestó. Tiene una voz tan dulce.— ¿Cómo estás? ¿Todo está bien?

Sus preguntas me harán llorar otra vez.

— Bueno, no del todo. — Dije.

—¿Qué ocurrió ahora?

—Escucha... Mis padres quieren llevarme a un centro. No lo soportan más. No me soportan mejor dicho.

—Luke, no jodas con eso. No es gracioso.

— No te estoy jodiendo.

—¿Qué? No. Ellos no pueden.

— Evidentemente si pueden. Vuelvo a decirlo por milésima vez en esta semana, son un asco de padres.

— Supongo que es un buen gesto de su parte.

—¿Estás de acuerdo con eso?

No puedo creerlo.

— Luke... siendo sincera es lo mejor para ti, creo yo.

— Lo mejor para ellos, querrás decir.

— Ya deja de tratar de esa forma a tus padres. Sé que estás muy molesto con ellos por todo esta situación, pero, si hacen esto por ti es por una razón y quieren lo mejor para ti.

Me sorprendía el nivel de comprensión que tenía sobre esto. Creí que iba a apoyar mi idea de que mis padres eran unos cretinos.

— ¿Sabes? — Dije. — Olvídalo. Me iré esta noche.

— ¿Ésta noche? ¿No tendré un tiempo para verte entonces? — Dijo desanimada.

—Podemos vernos ahora si se puede.

—Ven a mi casa, te espero.

No dijo más y colgó.

Jenna es mi mejor amiga desde que teníamos 13 años, sinceramente es la mejor persona que pude haber conocido. Es lo único que puedo salvar de mi patética vida. Ella es tan dulce y... tan ella. Me encanta, aunque estoy hablando de ella como si significara algo más.

Me cambié y me dirigí a su casa, toqué el timbre. Ahí estaba ella, sonriente y radiante como siempre.

— Luke. — Dijo con una sonrisa en su rostro, y me abrazó.

—Hola, ¿Cómo estás?

— Bueno, sinceramente no muy bien después de lo que me contaste. Pasa.

Se hizo a un lado para que yo pueda pasar, así que lo hice.

Subimos a su habitación luego de que yo haya saludado a su madre, jamás conocí a una persona mejor que la mamá de Jenna, ya veo de donde sacó su forma de ser.

— No se siente igual después de todo esto que estoy pasando. — Dije mientras me sentaba en su cama.

— Me duele mucho verte así, ¿sabes? Jamás... imaginé que tengas que llegar hasta este extremo.

—Sé que prácticamente yo me la busqué pero, dímelo tu, ¿Que esperan que haga? Ni siquiera yo sé que espero de mi mismo.

— Luke, si te soy sincera... Yo si espero mucho de ti, como persona y... tanto tus acciones que te hacen lo que eres, por eso tus padres te tratan como te tratan.

Solo suspiré.

— Solo espero que ese sea un lugar mejor que aquí, sin ofenderte, sabes que te adoro.

Ella solo sonrió y se acostó a mi lado y tomó mi mano.

- Entiendo. Eres muy importante para mi y lo único que quiero es que en ese lugar te ayuden, porque ya no soportaré verte así.

- Gracias.- Dije con una media sonrisa.

- Por favor, mántente fuerte, por mi aunque sea.

Solo la miré y asentí con la cabeza.

Sonrió.

— ¿Sabes? Será rápido.- Dijo ella. — Mientras más te esfuerces, mejor.

— Lo haré. Si no me violan los loquitos. — Dije chistosamente. Ella rió.

— Ni con el malestar que tienes cambias, idiota.

— Menos contigo. — Dije.

— Te voy a echar de menos.

— Yo a ti.

La abracé. Un cálido abrazo de mi única y mejor amiga. Cosas que se deberían considerar una maravilla de este mundo.

— Jenna...

— ¿Si, Luke?

— Gracias por todo.

Me miró confundida.

— ¿Todo?

— Si, ya sabes. Todo lo que pasamos en estos años que fuimos amigos.

— Verás que en cuanto salgas de ese lugar, recrearemos incluso más momentos. No te haces una idea de la falta que me harás.

— ¿Irás a verme?

— Siempre que pueda.— Sonrió.

— Obviamente que lo haré.

Sonreí al oír eso, me sentiré tan solo sin siquiera escuchar su dulce voz.