Capítulo 31

Sentía como mis nervios se alteraban y mis venas casi se helaban. Era como si estuviera viendo a un fantasma entrar por la puerta de nuestro departamento. Nunca lo había visto en persona, hasta hoy.

Me acerqué tan rápido como pude a Devin, después de todo él fue quien invitó a toda la gente que estaba en la fiesta.

—¿Por qué lo invitaste? —le susurré.

—No fui yo, de verdad.

Richard, James y Ben dejaron a las chicas con las que estaban para acercarse a nosotros. Todos estábamos sorprendidos y sobre todo ellos.

—¿Quién invitó a Jordan? —preguntó Richard sin poder creerlo.

—¿Por qué está aquí? —inquirió Ben.

Jordan entró al departamento como si fuese su propia casa, caminó buscando algo o tal vez alguien con su mirada. Por alguna extraña razón por mi mente pasó la idea de que Jordan estaba aquí por Hailey. Ella ha estado tan metida en el asunto de averiguar qué pasó realmente con su salida.

—Sean sinceros, ¿quién invitó a Jordan? —volví a preguntar al ver la preocupación en el rostro de Ben. Sabía que él era el más afectado, Jordan era su mejor amigo.

—¡Te juro que no fui yo! No he hablado con él desde que ocurrió el desastre —se defendió Devin gritando en susurro.

—Ninguno de nosotros ha hablado con él desde eso, ¿recuerdas la promesa? —intervino Richard.

Busqué a Jordan con la mirada, él estaba recargado en la pared platicando con Alfred mientras ambos tomaban una cerveza.

—Tuvo que haber sido el idiota de Alfred. Mira como ríen juntos —dije.

—Necesitamos saber qué está haciendo aquí, ¿qué es lo que quiere? —habló Ben con nerviosismo.

—Yo iré a hablar con él, no me conoce, será más fácil —mencioné yo caminando hacia Jordan.

Cada paso que daba para acercarme a Jordan me hacía verlo de mejor manera. Me costaba trabajo creer que era el mismo tipo que escribió todas las canciones que ahora yo canto.

—Jordan —lo llamé cuando estaba lo suficientemente cerca de él y aprovechando que Alfred se había ido por más cervezas.

—Hola, eres Andrew ¿verdad? —dijo dándome su mano para estrechar y lo hice.

—Así es. ¿Qué haces aquí?

—Tranquilo, amigo. Alfred me invitó a esta fiesta, yo no sabía que era de ustedes.

No parecía ser un tipo problemático a pesar de tener una gran cantidad de tatuajes. Aún así, había algo que me hacía desconfiar de él. Algo me decía que me mentía.

—Bien, ya escuché la mentira, ahora quiero la verdad. Te lo volveré a preguntar: ¿Qué haces aquí?

Jordan bufó mirando hacia el techo.

—Mira, estoy buscando a alguien que está aquí.

—¿Quién? —pregunté cruzando mis brazos.

—Hailey Clayton.