Capítulo 57

Mis ojos se abrieron de golpe. ¿Seguiría aquí? Aparté las sábanas y me levanté de la cama. Entré presuroso al cuarto de Devin con mi corazón colgando de un hilo. Ese hilo se rompió al ver que en la habitación de Devin solamente se encontraba Amber.

Comencé a buscarla por todas las habitaciones y en cada uno de los rincones del departamento, pero ella no estaba ahí, Hailey se había ido.

—¿En dónde está? —le grité a Ben.

—¿De qué hablas?

—Hailey se fue —logré apenas decir con la voz entrecortada.

—¿Qué? —Ben dejó en la mesa el vaso que cargaba para comenzar a buscar a Hailey.

Salió del departamento y yo fui detrás de él. Estaba apunto de llamar al ascensor pero lo detuve.

—No está cerca. Se fue en la madrugada. A esta hora ya debe estar en su casa.

Podía ver que Ben estaba sorprendido y que incluso estaba casi tan triste como yo. En estos momentos no tenía tiempo para mis celos absurdos. Necesitaba llamarla, escuchar su voz, y reprocharme por no haberla detenido cuando pude. Entramos al departamento de nuevo, y de inmediato la llamé, sin embargo no respondió. Ben despertó a Amber, quien al parecer tampoco sabía en qué momento Hailey se fue. Unas horas después, todos en el departamento se preguntaban en dónde estaba y la llamaban, pero ella no respondía a ninguno de nosotros, ni siquiera a Amber.

Me repetía una y otra vez en mi mente que el hecho de que se fuera era mi culpa. Y así lo era. Pero por más que intentara, la personalidad de Andrew Stone no podía cambiar. Muchas personas me escriben a diario que todo lo que hago es para llamar la atención, la realidad es que si pudiera cambiar lo haría ahora mismo.

Una idea llegó a mi mente, y decidí que tal vez si quería cambiar, podía hacerlo. Me tragué el orgullo y llamé a mi padre. Era una pésima idea, pero sé que tal vez podría ayudarme a controlar todo esto de los escándalos y por fin poder ser uno de esos niños bonitos que lo tienen todo. Tal vez a ese tipo de chicos quería Hailey. Siendo sincero, nunca me vi a mí mismo haciendo esto antes. Es una locura. Es una de esas locuras que haces por amor.

—¿Andrew?

—Papá —mi voz sonaba débil apesar de que yo intentara lo contrario— ¿Puedo verte?

—Sabes bien que mientras estés en esa banda no puedes entrar a mi oficina.

Claro. Ni siquiera podía verlo fuera de su oficina porque pasa más tiempo en ella que en su propia casa.

—La banda se tomó un descanso y sinceramente no sé si regresaré.

—¿Por qué? —noto el interés de mi padre a través de la línea.

—Ayer me di cuenta que llevo una vida de mierda. Quiero cambiar y sé que en el fondo tú también lo quieres.

Él dio un gran y largo suspiro.

—Está bien. Te veo en dos horas.

¿Debería estar feliz porque el señor Stone ha aceptado verme?

Me dí una ducha y me alisté. Antes de salir volví a marcar el número de Hailey pero ella seguía sin contestar. Está bien. Yo hice que se marchara, y yo mismo haré que vuelva.