Capítulo 86

Su abrazo era cálido a pesar de que aún tenía un poco de desconfianza.

—Por fin te tengo —dijo en susurro sin soltarme.

Quería abrazarlo también, pero antes tenía que aclarar mis dudas, así que fui al grano.

—¿La asesinaste?

Sus ojos de abrieron al igual que su boca. Intentaba decirme algo pero al parecer no encontraba las palabras. Se dio la media vuelta dándome la espalda y comenzó a llorar.

—No me preguntes eso, por favor.

—Sólo di la verdad —dije en tono de súplica y apunto de llorar también.

—Es una historia demasiado extensa. Y no quiero recordarla.

Eso solamente me hacía confundirme más. Incluso, me hacía creer que él en verdad había cometido el crimen. Yo permanecía en silencio esperando su respuesta, algo que no me confundiera más. Sin embargo, Mike corrió hacia nosotros gritando.

—¡Andrew! ¡La policia!

Él se tensó rápidamente y subió al auto de nuevo. Nos pidió que hiciéramos lo mismo y así lo hicimos, a pesar de no saber qué tramaba.

Un hombre con uniforme de policía de acercó hacia nosotros lentamente con su linterna apuntando directo al rostro de Andrew.

—¡Tengo a Stone! —gritó éste a su conpañero.

—El casó se cerró. No la maté. Mi abogado se aseguró de que dejaran de preguntar sobre el tema.

—Sólo son unas preguntas. ¿Por qué has vuelto? Bien dicen que un asesino siempre vuelve a la escena del crimen.

Todo esto me estresaba. No dejaba de preguntarme: ¿en qué me metí?

—Sólo pasábamos y el auto se quedó sin combustible.

El oficial nos observaba como si fuéramos las peores personas del mundo. Nos pidió que bajáramos del auto y revisó que no lleváramos armas con nosotros. Gran problema. Encontró las armas de Andrew y Mike. Justo cuando estaban a punto de arrestarlos, Andrew dio un golpe y Mike otro. Corrieron tan rápido como pudieron al igual que yo.

¿Ahora tambien son prófugos?

Corrieron hasta perderlos. Yo me detuve a llorar. Andrew me abrazó con tristeza, como si de culpara por todo lo que me ha pasado.

—Lo siento, en verdad, lo siento.

Miré sus ojos verdes los cuales miraban al suelo. ¿Quién es este chico y qué hizo con el verdadero Andrew?

—La policía de Levon siempre nos acosa. No tienen permiso de hacerlo. Mi padre se encargó de pagar demasiado para que no volvieran a hacerme preguntas sobre lo sucedido.

—Necesito saberlo.

Mike seguía fumando mientras observaba la escena.

—Tengo prohibido hablar de ello —evadió Andrew.

—Dícelo —habló Mike— tiene derecho a saberlo. Tiene derecho a saber cómo asesinamos a Nathalie.