Capítulo 97

Andrew me besaba como si no hubiese un mañana. Podía sentir perfectamente sus suaves labios tratando de devorar los míos como si su vida dependiera de ello. Se quitó la chaqueta y la arrojó a la cama sin tomarle importancia. Rodeó mi cintura con su brazo mientras con su otra mano acariciaba mi mejilla.

Sus besos eran un mundo entero de sabores que me encantaba explorar. Estoy segura que si mis labios hablaran estarían agradeciéndole a Andrew ahora mismo por hacerlos tocar el paraíso.

Retiró su playera mojada por la pequeña broma que le hice en le hice en la piscina dejando ver así su increíble abdomen y sus brazos tatuados. Era perfecto.

Su teléfono sonó, él lo ignoró, siguió besándome. Segundos después su teléfono volvió a sonar.

—Tal vez deberías contestar.

—Estoy ocupado besando a mi novia, cualquier cosa puede esperar.

Sonreí, pero su celular sonó por tercer era vez. Lo miré pidiéndole que respondiera y él tomó su teléfono molesto.

—Espero que sea importante —dijo él al contestar.

Noté su cara de confusión mientras sostenía su celular junto a su oreja. Con la mano que tenía disponible tomó el control remoto y encendió la televisión.

Yo no sabía con quién estaba hablando ni sobre qué, pero a juzgar por su rostro, no era una buena noticia.

En la televisión, la tipa de las noticias explicaba:

«Fuentes cercanas al cantautor confirman los rumores sobre la participación de Andrew Stone en la mafia "Levon Guardians", una mafia de compraventa de sustancias ilícitas vinculada a varios asesinatos en Levon, un pequeño pueblo en las colinas de L.A. Según estas fuentes, Stone ha sido cómplice y parte de esta mafia desde 2012, tiempo en cual ha contribuido en crímenes atroces como asesinatos a sangre fría y venta de drogas. Fanáticos de la banda agradecen su salida de ella y el regreso del exvocalista Jordan Pierce. ¿Realmente estamos seguros con nuestros ídolos siendo los verdaderos villanos?»

—Acabo de verlo —respondió Andrew helado al escuchar tal cosa en televisión nacional—. Esta bien, gracias por avisarme, nos vemos.

Colgó la llamada y se dejó caer en la cama. Se llevo las manos al rostro en frustración.

—Andrew... —me acerqué.

—Tuvo que ser el imbécil de Jordan.

Ignoró por completo mi presencia y noté que esa frustración se convirtió en furia. Tomó su chaqueta, bajó las escaleras y recogió la llaves del auto, yo iba detrás de él.

—¿A dónde vas? —pregunté.

—Quédate aquí, cariño, las cosas se van a poner mal.

—No. No dejaré que hagas alguna tontería.

Lo seguí y me subí al auto con él. Andrew azotó la puerta al subir. Coloqué mi cinturón de seguridad, Andrew manejando enojado era más peligroso que quedarte encerrado con un león hambriento.

—Ese imbécil va a conocerme.

Manejaba a alta velocidad, sin importarle nada ni nadie. Sentía que en cualquier momento una tragedia pasaría, tal vez nos mataríamos nosotros o terminaría atropellando a alguien de nuevo.

—Andy, debes calmarte —dije aferrándome a mi asiento. Hizo caso omiso, de hecho aceleró más.

Pude notar cómo pasamos por varios filtros hasta que finalmente llegamos al edificio. Ahí estábamos, frente al edificio donde viví juntos con los chicos por algunos meses.

Esto se pondrá difícil.