Capítulo 98

Entramos.

Al parecer, muchas personas habían visto tal noticiero, ya que la gente en el edificio comenzó a observar con temor a Andrew y la manera en la que estaba actuando los convencía cada vez más que aquello era real.

Subió por las escaleras, ni siquiera tomó la molestia de llamar al elevador, estaba furioso.

Finalmente el apartamento estaba frente a mí. Tantos recuerdos pasaron por mi mente, buenos, malos, la vez que atravesé esa puerta y me marché dejándolo solo.

-¡Abre la puta puerta Jordan! -gritó.

La puerta se abrió, pero quien estaba ahí era Ben. Andrew lo ignoró entrando al apartamento mientras Ben lo observaba extrañado.

Entré después de Andrew. Jordan estaba en la barra de la cocina tomando vodka tranquilamente.

-¿Qué pasa con él? -me preguntó Ben.

-Esta furioso -tragué saliva nerviosa- por la noticia.

Se acercó peligrosamente a Jordan mientras este bebía de su vaso sin preocupación alguna. Aún tenía algunos golpes en su rostro por el choque que tuvo tan sólo una noche anterior.

-Fuiste tú ¿cierto?

-Acabo de llegar del hospital porque te recuerdo que me dejaron solo a media calle después de prácticamente haberles salvado la vida. ¿Crees que tuve tiempo de ir al maldito noticiero y decir que eres parte de una mafia que ni siquiera sabía que tenía nombre? Hermano, estás obsesionado conmigo -respondió Jordan para volver a beber.

Ben miró al suelo con tristeza en su rostro.

-Es verdad Andrew, ha estado aquí desde que lo recogimos del hospital.

Andy respiró profundo e intentó calmarse.

-Por cierto, hola Hailey -habló Jordan desde el otro lado de la barra.

Y justo cuando creí que las aguas se estaban calmando, Alfred entró sin precio aviso.

-Miren quien regresó de la muerte. Juraría que te disparé en una fiesta.

Era momento de comenzar a rezar.

-¿Tú qué haces aquí? -preguntó Andrew.

-La gente te tiene miedo Andrew. Escuché que estabas aquí y quise comprobarlo -sonrió.

La tensión era insoportable. Mi instinto de supervivencia me decía que debía salir corriendo de ahí antes de que alguna tragedia sucediera. Era obvio que terminarían matándose después de todo lo que Alfred hizo. ¿Y si volvía a secuestrarme? ¿Y si volvía a dispararle a Andrew?

Mi corazón estaba palpitando fuertemente como si en cualquier momento fuera a salirse.

-Fuiste tú -afirmó Andrew.

-¿Quién más pudo ser?

Andrew intentó controlar su furia, pero como era de suponerse, no lo consiguió.

Entonces comprendí que ir al departamento fue uno de los más grandes errores de su vida.