Stellar: La última constelación

Capítulo 1 :Polvo y Brillo

Las mañanas eran frías, apenas se escuchaban los pocos autos que pasaban y las aves aburridas de cantar descansaban bajo la sombra del triste árbol a un lado de mi ventana.Un día tristemente nublado y perfectamente ambientado para crecer.

Me llamo Pólux, tengo casi 18 años y aunque mi nombre lo sugiera...yo no soy una estrella.

Veo a través de mi ventana sucia de polvo la escena de las aves en el día gris, suficientemente agradable para un lunes en la mañana. Mi madre entra en la habitación, ignorando casi completamente el termino de privacidad. No dice nada, no habla, solo se queda ahí viendo la ventana y con un susurro se despide rápidamente.

Me levanto de la cama, casi decidida a seguir a mi madre; es una especie de hábito. Así que tomando una liga para el cabello camino a la salida y ahí está. Sentada en la mesa del pequeño comedor, me sonríe y sé que está bien.

−Llovió mucho anoche −Se sujeta un mechón del cabello que amenaza con caer frente a su taza de café. −No lo suficiente – digo sentándome a su lado.

−Deberías estar más emocionada, no hay escuela por al menos una semana, la lluvia nos da un poco de libertad ¿no te parece?

Sus ojos se pierden entonces, y siento que ya no habla solo para mí.

Suena el timbre y nos saca por un momento del trance en el que nos encontramos. Atiendo yo solo una carta en el suelo, una de miles cada año, una más en el gran montón de la caja de mi cuarto.  − "Querida Marie..." – y a partir de ahí dejé de escuchar.

Papá trabajaba de obrero en construcciones, se movía en cuanto acababa un trabajo en busca del siguiente, se negaba a usar un teléfono celular, insistía en solo llevar lápiz y papel, y confiar ciegamente en el servicio postal, así que casi siempre enviaba postales de los lugares en donde estaba, así podríamos saber que estaba a salvo, que respiraba, y que nos recordaba.

Después de leer la corta carta, me despido de mi madre y bajo la delgada capa que cubre mi paraguas, salgo al exterior, sin rumbo alguno, solo caminar y respirar. Mamá insiste en que vivamos lo más lejos posible de la ciudad, nos mantiene seguras, nos da paz, necesitamos paz.

"Pólux...Pólux...la más brillante de tu clase"- Suena en mi cabeza una y otra vez.

"Benditos los tocados por los finos dedos de las estrellas" – Pero no hay ninguna bendición en mí.

"Pólux, Pólux, solo una de muchas estrellas..." – Paro en seco, la carretera esta empapada por la lluvia y mis manos tiemblan con el contacto frío del paraguas, me he alejado demasiado, a lo lejos veo solo la inmensidad de los campos ahora vacíos de vida...desde el día en que nací, los finos dedos de las estrellas, señalan mi camino, y estoy a muy poco tiempo, de empezar a recorrerlo.

"Una madre con ojos tristes, el corazón en la mano y su esperanza depositada en el fruto de su vientre. ¿Eres tú la guía terrenal de mi estrella?"

Marie:

No sabíamos que pasaría después del nacimiento, era singular sin duda alguna, para mí, el ser más hermoso del mundo estaba entre mis brazos.

Para la partera, el peor desastre que este mundo ha visto había nacido de mi vientre, y lo peor de todo, estaba vivo. No sabíamos que hacer, como reaccionar y era obvio que algo malo pasaría, pero solo era un bebé, claro, sería en un futuro, el causante de la extinción humana; sin embargo, en ese instante solo era un pequeño ser vivo, con los ojos más puros e inocentes.
No cualquiera es capaz de criar un niño...diferente, y menos aún una niña.

Pero cuando un ser común se vuelve padre, todo el contexto cambia, todo tu mundo se reduce en una sola cosa, tienes un hijo, un ser vivo, y tienes que mantenerlo, vivo, sano y sobre todo FELIZ.

En el caso de Pólux, la salud nunca fue problema, la vida en si...no me alcanzaría para hacerla feliz, y lo peor es que ella lo sabía, sabía que pude hacerla más feliz, sabía que era diferente, y sus diferencias la aislaron. Mi niña debía esconderse, y eso me dolía; sin embargo, no todo fue dolor, conoció lugares hermosos, sus habilidades la hacían más feliz en unidad que toda yo en muchos años, creció y se volvió preciosa, como siempre debió serlo.

No se parecía mucho a mí, pero nunca me preocupo, después de todo... si mi niña era especial, yo estaba dispuesta a amarla el doble por ello.

−Pólux, hija, deja de llorar- acariciaba su cabello mientras abrazaba su pequeño cuerpo, una bebé con carácter sin duda, sus pequeños gritos podrían romper una copa de cristal si se lo proponía.

−Pólux la más dulce de las estrellas...- y ahí estaba el, sonriéndome desde el marco de la puerta, esa sonrisa burlona en su morena tez me hacía sonreír, tantos años casados y sigue causando ese efecto.

Savior,padre de mi pequeña, viajero mal pagado, mi esposo. 



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En el texto hay: musica, accion, aventura

Editado: 31.07.2020

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