Storm

Parte I

PARTE I

SEPTIEMBRE 2018.

-Ya no los soporto- dije azotando la puerta de mi casillero y echándome la mochila al hombro.

-Eso quiere decir que te volvieron a amenazar con Paris, ¿o me equivoco?

-Nunca están, les valgo, ellos lo han dicho, y ahora resulta que les importa totalmente lo que haga.

-Ya los conoces.

-Sería más sencillo aceptar la propuesta de mi abuela –dije comenzando a andar rumbo al salón.

- ¿Y Will y yo que? –dijo ella molesta.

-Nicol, tus padres si te quieren y a Will igual, al menos su madre sí, pero a mí no, soy producto de una firma de negocios.

   Nos fuimos calladas hasta nuestro salón, pero había demasiado movimiento.

- ¿Sabes qué ocurre? –le pregunte.

-No, supongo que alguna nueva canción de algún cantante famoso, o la nueva colección de ropa, ni idea.

-Pero eres la presidenta estudiantil, deberías saberlo.

-Lia, ningún gobernante sabe con exactitud lo que sucede en sus tierras.

-Tienes razón.

   Cuando llegamos al salón, seguimos mirando que había demasiados murmullos y lo que es peor, un chico desconocido en mi asiento. No tenemos lugares asignados, al menos no que los asigne un profesor, pero la primera semana se deja en claro donde te sentaras, y se lugar es el mejor de todos, no está al final, pero tampoco hasta adelante, te permite copiar tareas, ver el pizarrón sin tener que esquivar cabezas, te puedes recargar en la ventana, en verano entra airecito y sobre todo puedo perder tiempo mirando por ella.

   Y claro, nadie se sienta en un lugar que no es suyo, estoy dispuesta a irlo a quitar, cuando alguien me jala de vuelta.

- ¡Oye! –me giro para reclamarle a quien haya hecho eso, al mirar veo a Melisa.

-Ni se te ocurra.

-Es mi lugar.

-Pues ya no, la lleva tallando con una navaja desde que entro –dijo señalando con la cabeza, lo volteo a ver y era verdad, él me miro, eran los ojos más oscuros que había visto, desvié la mirada.

-No me importa, no voy a arriesgar mis notas en otras clases por él.

-Puedes empezar a hacer tus tareas en casa –sugirió Nicol.

-Ni loca, hacer tarea antes de entregar es lo que mejor sé hacer.

   Volví a lo que iba a hacer, camine hasta mi lugar y me plante, firme, como los gemelos me enseñaron.

-Estas en mi lugar –dije tranquilamente, él levanto solo la mirada, luego regreso a lo que estaba.

-No, ya no, ahora tiene mi marca –contesto.

-Si bueno, esto es una escuela, no el barrio, aquí cuesta más que solo tallar tu marca en las cosas para quedártelas, ahora muévete, es mi lugar –dije calmada, conocía esas leyes, los gemelos me llevaron muchas calles del barrio bajo, lo que marcas es tuyo.

-Chica ruda –replico levantando la cabeza, cuando lo hizo note su sonrisa burlona, una linda y odiosa sonrisa burlona –me gusta.

   Él recogió su mochila y se levantó del lugar, antes de desaparecer de mi campo de visión me guiño el ojo, obteniendo que le enseñara el dedo corazón, él solo sonrió, rodé los ojos y me senté, mire la mesa, había una especie de pentagrama, pero tres líneas eran más gruesas simulando una A.

   La clase empezó normal, solo que el chico nuevo no dejaba de mirarme, lo cual era incómodo y molesto. Las demás clases pasaron de manera caótica, muchas chicas se morían por el nuevo, yo solo sabía que, aunque era guapísimo, era un imbécil, en algún momento Nicol tuvo clase libre y yo falte a la siguiente, así fuimos a las canchas, para ver a Will

-Sí esta guapo, pero creo que es más el estilo fuckboy que tiene –dijo Will recargado en la reja que separaba las gradas de la cancha, no lo habíamos visto desde el día anterior y un moretón resaltaba en su pómulo.

-Yo solo sé que es un imbécil –dije.

- ¿Por?

-Se sentó en su lugar durante la clase de historia, aunque ella lo corrió.

-Sigo diciendo que Lila no necesita a un hombre.

-Si no necesite a mi padre, menos a un novio.

   Seguimos platicando hasta que un señor gordo en pans nos interrumpió.

- ¿Les traigo un té, galletas, o así están bien?

-No me gusta el té, pero le acepto las galletas –respondí, a lo que el entrenador solo me miro feo.

-Las dos, largo –nos dijo no muy amablemente, luego señalo a Will –. De regreso, el sábado hay encuentro.

   Los tres rodamos los ojos, pero obedecimos.

-Te vemos al rato –le dije antes de que nos fuéramos.

   Regresábamos al edificio, cuando ella habló.

-Crees que allá sido por lo de ayer?

-Tal vez, no debimos hacer eso –dije en tono de culpa.

-Sabíamos el riesgo, aun así, acepto.



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En el texto hay: londres, italiana, lluvia

Editado: 23.04.2022

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