Storm

Capítulo 2


 

 

Paso mi vista por toda la cafetería en busca de Maxon sin éxito alguno, me dejo caer en el taburete totalmente desanimada. Luke me mira y luego al inmenso reloj que está en el centro del local, un claro gesto de confusión se muestra en su cara. Si, creo que él también se ha dado cuenta que Maxon es un idiota impuntual, se suponía que debería estar aquí para el cambio de turno y yo poder ir a casa a descansar.

Que desconsiderado.

Inoportuno.

Luke se acerca a mi, con su típica gorra al revés que he intentado quemar varias veces.—No quiero preguntar donde esta ese rufian pero vete a descansar.—miró a mi alrededor dudosa. No quiero dejarlo solo con mucha clientela pero Luke hace un gesto con su mano restándole importancia.—Aun puedo ocuparme de esto, no soy un viejo, Kaelyn.

—Eres un chiquiviejo con esa gorra.—me burlo pero soy la única, Luke me da una mirada mortal. Si, no le gusta que bromeen con su gorra pero es inevitable.—Pero tomaré este acto de bondad y me iré a casa.—Finjo que tengo sueño con un gran bostezo y con la boca abierta que sé que irritará más a Luke, Quiero ir al bosque solo un rato y si Luke se entera me mata.—Adiós Luke.

Me despido con un sonoro beso en su mejilla, Luke es lo más parecido a un padre que Maxon y yo tenemos desde que salimos del orfanato. Es un pueblo pequeño y lo detesto cuando tengo que pasar por la enorme cancha de fútbol  en donde los chicos más adinerados del pueblo juegan y por ende ahí está Simon.

Y en las gradas animándolo, en el sitio de la novia del capitán del equipo, se encuentra Mackayla, su nueva novia.

Un sitio que no hace mucho era mío.

Simon y yo cruzamos miradas y me sonríe pero, a pesar de estar tentada de sonreírle, mi dignidad y orgullo me detienen. Simon me guiña el ojo antes de seguir jugando mientras que a lo lejos Mackayla es ajena a todo ese coqueteo por parte de su novio.

Si lo supiera no le estaría haciendo barra y mucho menos se hubiese dibujado en la cara la insignia de los tigres.

Me voy de ahí antes de que termine el juego y Simon intente hablar conmigo. No quiero drama en mi vida, o bueno ya no. En el camino recibo mensajes de Maxon disculpandose en mil idiomas por llegar tarde, lo ignoro ya lo llamaré más tarde. Ya va a atardecer y no quiero perderme como se ve eso desde el bosque.

Cuando llego a la entrada del bosque siento como todas mis preocupaciones se van. Adiós estrés por el trabajo, adiós estrés por no poder pagar la matrícula de mi universidad y adiós a la posibilidad de viajar.

Maxon y yo nos adentramos al bosque desde que eramos muy pequeños y nos traían junto a otros niños al parque que está muy cerca de aquí. La primera vez que entramos nos pareció la mejor aventura de todas, porque vamos, dos niños de ocho años explorando un bosque es una aventura.

Paso por el riachuelo, en el que me caí la primera vez que vine y en el cual Maxon lloró pensando que nos habíamos perdido pero milagrosamente pudimos regresar, claro, con la regañada de la vida por parte de la monja. Paso mis dedos por los árboles sintiendo la maleza y rugosidad. Hay árboles tan grandes y frondosos donde solo algunos rayos del sol logran pasar. Fue buena opción usar zapatillas pero una mala usar un vestido, siento que bichitos caminan por mi pierna.

Cuando estoy a punto de llegar escucho voces.

Voces varoniles.

Una vez más me arrepiento de llevar vestido porque me dificulta trepar un árbol. El bosque es muy poco frecuentado y cuando lo hacen son lo vagos y drogadictos, y como debe de ser Maxon y yo solemos asustarlos con unos cuentos cohetes hasta que se van pero Maxon no está ahí conmigo y sé que me regañara si se entera. Las voces se acercan más y más y escucho con atención.

—Michael, no sé en qué estaba pensando cuando sugerí que te unieras a la investigación.— una voz masculina habla con irritación. Bueno, al menos nos son los vagos del pueblo, suspiré aliviada.

—James, si ko tebhas dado cuenta llevamos dos horas recorriendo el bosque para que este maldito aparato se ponga en rojo pero no prende.— le responde otra voz masculina. Me arriesgo a caerme del árbol y avergonzarme toda mi vida pero la curiosidad gana. Veo al chico que habló sobre la cosa que no prende. No lo reconozco, tiene el pelo rubio y la expresión de exasperación no abandona su rostro mientras que sigue despotricando contra su amigo.

Empiezan a discutir sobre algo de líneas ley y yo me pierdo de tantos términos que no logro entender y dudo que pueda pronunciarlos. Confirmo, no son del pueblo.

Entonces pasa, una polilla enorme se posa en mi mano, es asquerosa y yo intentó reprimir un grito pero fallo estrepitosamente. Lo único que odié del bosque eran los insectos.

Pero la polilla del demonio no solo me hace gritar sino me hace tropezar y veo una caída vergonzosa y dolorosa , cierro mis ojos y caigo sobre algo tan duro como el suelo pero no es el suelo.

El suelo tiene hojas y esto en definitiva no tiene ninguna.

El suelo no tiene brazos ni piernas que se enredan con las mías.

Y el suelo no tiene los ojos azules más hermosos que he visto en mi vida.

—Quítate.

Oh no.


 

Holaa a toda personita que han llegado hasta acá 💕 
Espero que les haya gustado este capítulo a pesar de que esta cortito pero lo compensaré con los siguientes capítulos 👀💫
 


 

No se olviden de votar ⭐ y comentar.
Los leo 🌸
 

31/01/21
 


 


 


 




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