Damen había crecido lejos de su familia ya que el así lo había preferido, era muy independiente lo tenía todo y siempre a pesar de ello era un buen chico ahora estaba pasando por una situación bastante difícil donde tenía que ver a su padre tendido en la cama del hospital y a su madre destrozada ante la situación.
Narrada por Damen.
- Mamá, deberías irte a descansar de todas formas asumo que mi padre se quedara más tiempo aquí, no te preocupes más ve a descansar yo me quedare aquí con él. – Admito que me sentía exhausto pero mi madre lo estaba aún más.
- No querido me quedare el tiempo que sea necesario se trata de tu padre. – A pesar de lo dura que mi madre pudiera ser en momentos como esto podía ver como su corazón se descongelaba.
- ¿No has hablado con tu noviecita la sabe lo todo? – Pregunto mamá.
- Sí, pero ahora necesito pasar tiempo con mi familia, además no le digas así con ironía leí esa carta que mi padre le dejo a Lía nunca creí que tus intenciones fueran malas.
- Y claro tu padre la apoyaba. – Mi madre estaba siendo muy pesimista con el tema odiaba esa parte en la que lo único que importa siempre es lo que ella piense o crea correcto.
- Desde de luego el si fue bueno con ella y por tu culpa ahora ella no está aquí conmigo. – Mi madre sonrió son sarcasmo.
- Ni que hiciera falta esto es un asunto familiar ¿Entiendes? – Me estaba comenzando a molestar.
- Madre ve a descansar no quiero ponernos de mal humor. – Justo cuando dije eso entro a la sala de espera una mujer bastante bella, elegante con un jeans azul, botas negras, cabello rubio ondulado quien llevaba un abrigo marrón camel, se sentó un sofá individual de la sala de espera saco su I phone y comenzó a textear, llevaba puesto lentes oscuros gracias a ello era difícil ver su rostro totalmente, su presencia era extraña.
- Tienes razón no quiero discutir sobre esa muchachita a pesar que lo merece. – Mi madre tomo sus cosas, y me dio un beso en el cachete.
- Cualquier cosa me llamas de inmediato. - Dijo mi madre, a los cuantos segundos ya no estaba.
Me llenaba de intriga ver como esa mujer parecía bastante relajada podría atreverme a decir que lucía indiferente, a lo mejor tenía a algún familiar internado en el hospital, pase varios minutos observándola no podía evitar verla había algo en ella que parecía extraño.
- Ya estoy aquí. – Dijo mientras atendía una llamada.
- No lo sé no quiero preguntar. – Volvió a decir.
"Familiares de el señor Agustín Daniels"
Dijo en voz alta el medico que atendía a mi padre.
- ¡Si aquí! – Dijimos yo y aquella mujer cuyo nombre desconocía.
- Soy su hijo. – Dije confuso.
- ¿Hijo? – Se cuestionó la mujer quien tras oír eso se quitó los lentes oscuros, tenía grandes ojeras en su rostro, ya estaba mayor.
- En efecto. – Dije a lo cual el medico reacciono.
- Muy bien mi deber es informar que el señor reacciono muy bien a la operación, va estar en tratamiento después que se le dé el alta, pueden pasar a verlo dentro de unos minutos.
- Gracias doctor, se le agradece. – Dije estrechando la mano del doctor.
- Con permiso. – Se fue el doctor dejándome frente a la mujer.
Agustín jamás me dijo que tenía un hijo, solo me comento que su única hija murió.
- ¿Y tú quién demonios eres? – Dije molesto.
- Me llamo Micaela la pareja de Agustín al parecer tu padre. – Explico la mujer un poco molesta también.
- Amante dirás, mi padre está casado con Helen Adams mi madre. – Micaela tomo aire y jalo sus cabellos.
- Tu padre nos mintió, creí que él había dejado a Helen eso me comento. – Acababa de descubrir que mi padre era un infiel.
- Supongo que este es el motivo por el cual mi padre viajaba hasta aquí, por eso tuvo ese horrible accidente. – Renegué.
- Siento tanto eso al igual que tu yo no estaba enterada de nada tampoco. – De alguna forma Micaela tenía razón.
- En fin, tú y tu madre deben estar aquí supongo así que igual sé que está bien me voy, fue un gusto querido...
- Damen. – Dije finalmente.
Llame de inmediato a mi madre para avisarle como había salido mi padre se puso bastante contenta al escuchar la noticia.
- ¿Sucede algo querido? – Pregunto mi madre al escuchar mi tono bastante desanimado.
- Solo estoy cansado, iré por un café y llegare a casa a darme un baño y luego volver así que no te preocupes. – Mentí, solo no quería alterar a mi madre esa noticia me bajo los ánimos nunca creí que mi padre fuera capaz de engañar a todos con una infidelidad y Lía lo sabía.
Narra Lía:
Se venía el fin de semana e iba a ser el día perfecto para ir al pueblo y conocer a mi hermano, aun me dolía que él no creció con la misma suerte que yo.
- Kara ¿me quieres acompañar a conocer a mi hermano? – Sabia que Kara no se echaría atrás.
- Desde luego que si voy. – Ya tenía todo planeado para el fin de semana, ir a conocerlo y luego comenzaría a escribir mi primer libro.
- Perfecto podríamos ir en tu auto. – Dije a Kara.
- Claro, solo le pediré permiso a mi madre.
Se había llegado el fin de semana Damen no me había escrito los últimos dos días, no tenía idea de que estaba pasando, había intentado llamarle, pero no respondía las llamadas de nadie.
Me preocupaba el hecho de no saber nada de él, esa sensación me invadía poco a poco tenía miedo que él se quedara en Madrid que no regresara, que simplemente se alejara y que hiciera lo mismo que ya antes había sufrido antes, solo que esta vez no iba a echar a perder mi vida deprimiéndome, simplemente seguiría con mi vida de manera mecánica esperando que el destino me llevara a como se le antojara.
Sabía que tenía que estar con su familia, pero, esto había llegado demasiado lejos.
- LIIAAA ¿ME ESCUCHAS? ¿ADONDE CRUZO? – Grito Kara quien iba al volante.
- Cruza a la derecha. – Dije saliendo de esa especie de crisis existencial.
Editado: 19.02.2020