Su nombre es Lisa West

Capítulo 46

La policía científica va de camino al lugar en una camioneta que era única y exclusivamente propiedad de ellos. Estos van acompañados junto con el detective Miller, quien iba en su auto junto con otros oficiales de la policía. Él posee la autorización donde se le delega poder revisar la casa sin ningún problema.   

Todos llegan a la propiedad y se parquean frente a la casa. Ellos se bajan de sus vehículos uno detrás de otro. La policía científica empieza a colocarse sus trajes para evitar contaminar el lugar o dejar su rastro, destruyendo así posibles evidencias, mientras que el detective abre la puerta de la casa junto con los oficiales.

Cuando están a punto de forzar la cerradura se percatan de que la puerta está abierta. Ellos se miran a la cara unos con otros con una expresión de asombro. Realmente no se esperaban que algo así pasara. ¿Desde cuándo estaría abierta la casa? ¿Alguien había entrado? Estos fueron las interrogantes que surgieron en esos momentos.

El oficial que la iba abrir se pone de pie y la empuja hacia adentro, esta se abre completamente, él da unos cuantos pasos hacia adelante, el detective Miller camina sigilosamente detrás de él.

—Tenemos que saber qué ha pasado aquí —dice poniéndose las manos a la cintura mientras mira todo el lugar.

La policía científica empieza a entrar con unos maletines de inspección en manos, uno de ellos tenía una cámara, mientras que los demás tenían como posesión guantes y, mascaras. Estos se dispersan por la cocina buscando pistas o algún rastro.

—Todo parece estar en orden aquí —añade el detective a uno de los oficiales quien permanecía junto a él.

—De seguro, esta es la escena más extraña a la que he participado, nada parece indicar que hubo algún problema aquí, ningún robo o forcejeo.

Todos hacían su trabajo, había unos cuantos marcadores de zonas por la isla y por el suelo donde había unos charcos de agua, pero no se había encontrado alguna pista de gran valor. Otros estaban trabajando con el revelador de huella, pues todo lo que se pudiera tomar de la casa era esencial.

De todo el lugar se estaba tomado foto, de cada una de las cosas.

—Chicos, encontré esto —dice una de las jóvenes pertenecientes a la policía científica mientras su tono de voz distorsionada por la máscara.

— ¿Qué sucede, Jesica? —Pregunta uno de ellos dándose vuelta.

—Encontré este teléfono, dice ella con el dentro de una funda de evidencia.

— ¿Dónde estaba? —Pregunta sobre saltado uno de los compañeros.

—En la habitación, hay una ropa tirada, alguien estaba buscando algo cuando entro ohh… —hace una pausa—. Alguien se iba de viajes.

Ellos se miran a la cara, toman sus equipos y luego se apresuran a llegar a la habitación. Al asomar su cabeza a la recamara se dan cuenta de que efectivamente si había un desorden allí. Realmente parecía como si alguien estuviera planeando irse, hasta quizás escapar, pero ¿Qué ocurría? ¿Quién llegó primero Lisa, Lucas? ¿Quién era el asesino? ¿Quién trató de matar a Lucas?

Se toman imágenes de todo el lugar, de toda la habitación. Las evidencias son tomadas y subidas a la camioneta, el detective sale de la casa y ve a Anderson quien está siendo acompañado por otro hombre. Anderson lo mira a la vez, pero no dice ni hace nada más que subirse al auto.

Se continúa buscando pruebas algo que pueda señalar a alguien, pero hasta el momento solo había unas cuantas huellas y se presumía que eran de Lisa o quizás hasta de Anderson y Lucas. La evidencia que habían encontrado no era lo que ellos esperaban, pero en casos como esto todo, hasta una hebra de cabello era importante, no podían darse el lujo de pasar por alto algo.

Continúan revisando la casa, pero la única parte que se vía que hubo movimiento fue en la habitación y ya. No había entradas forzadas, ni aparentaba se habían robado algo. Nada. No había nada más que solo eso.

Ellos estaban terminando de preparar todo para irse, cuando ven que Anderson vuelve. Estaba agitado, se veía incomodo como si algo lo hubiera asustado, ellos lo miran, pero no dice nada más. El detective recuerda en ese momento las huellas de neumáticos que había en la escena del crimen. Mientras todos estaban recogiendo sus cosas él mira el auto de Anderson.

—Madison, ven aquí —dice él.

—Dígame señor —responde ella.

—Acompáñame—. Camina hasta la puerta de la casa de Anderson.




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