Ellos están allí sentados en el bar.
— ¿Y si él tiene algo que ver con todo esto? —Pregunta mientras ve que un camarero se acerca.
—No tienes pruebas, ni siquiera como explicarlo. No habría forma de vincularlo con el crimen.
—Tienes razón, no hay nada, ni evidencia que lo señale —vuelve su vista al frente.
El ambiente del bar era perfecto para relajarse, la música, las personas todo indicaba que era el lugar indicado para salir del trabajo y escapar allí.
El camarero se acerca a ellos.
—Buenas noches, ¿Qué desean tomar? —Pregunta amablemente.
—Dos cervezas —contesta Jean.
—Está bien—. Se aleja con la orden.
Ellos están allí y él ve como Anderson le coquetea a la rubia, realmente no podía pretender relajarse cuando uno de los que forman parte de un trabajo sin resolver se encontraba allí. Era insólito pensar que aquel hombre que se dejaba seducir por aquella rubia moría de amor por alguien que acababan de asesinar hace tan solo unas semanas. Que su cuerpo había sido encontrado en las orillas de un rio y él se mostraba terriblemente abatido por la trágica noticia y que ahora estuviera acompañado bebiendo en un bar. Realmente le parecía irreal.
Ellos están allí sentados, Miller aún no ha podido relajarse porque se lo ha pasado todo el rato observándolos.
—Amigo, ¿Vinimos para acá para que sigas trabando? Ese tipo puede tratar de reponerse de su pérdida…
—Él ha llegado con esa otra chica —Lo interrumpe.
—No sabes si lo ha hecho para despejar su mente, no todo el tiempo tenemos que pensar que hay que buscar a alguien que sea el culpable, sino que hay que buscar al asesino que en ese caso es el culpable. Este tipo no tiene ese perfil y tú mismo has dicho que no se ha encontrado nada.
—Lo sé amigo —contesta tomando un sorbo de su cerveza.
Él ve como los cuatros individuos se ponen de pie y salen de allí.
—Por fin se van así te relajaras por Dios —toma su vaso y se lo lleva hasta su boca.
Él lo mira y también toma su vaso y se lo lleva hasta la boca. Piensa que quizás ahora podrá relajarse y olvidarse de los pendientes de la oficina. Ir al bar al final fue la mejor idea, pudo relajarse y poder olvidarse de aquel caso que le estaba rompiendo la cabeza en mil piezas.
Día actual.
Los padres de Lisa se dirigen hasta la oficina del detective Miller. Ellos llegan muy temprano en la mañana.
Diana toca la puerta.
—Señor, llegaron los West, ¿Les indico que pasen? —Pregunta mientras asoma su cara por la puerta.
—Por favor —contesta él.
Ellos pasan y toman asiento.
—Buenos días —dice él mientras recogía unos papeles de su escritorio.
—Buenos días señor Miller.
— ¿Cómo se sienten?
—Estamos muy abatidos por la noticia de la pérdida de nuestra hija —contesta él—. Dígame que han encontrado.
—Me entristece su pérdida —toma asiento—. No hemos encontrado nada más, solo tenemos los cuerpos y desgraciadamente quien hizo esto fue muy astuto, pues no dejo ningún rastro. Estamos esperando a que Lucas despierte, él es el único testigo. Esperamos a que él recuerde todo lo que pasó aquel día y pueda decirnos qué fue lo que pasó exactamente en aquel momento.
— ¿Pero es que no hay nada de nada? —Pregunta ella.
—Nada, no hay rastro de nada, ni violación, ni agresión física, de que ella haya implantado resistencia. Nada, en ella no encontramos absolutamente nada y esto se está convirtiendo en un caso imposible. Lo que no queremos que el caso se estanque, ese sería el peor de los escenarios.
— ¿Y qué podemos hacer? Queremos justicia.
—Señora, hago todo lo que está a mi alcance, pero le aseguraré de que buscaré por todos los medios que pueda, buscaré la forma de poder llegar al fondo de esto, no dejaré que la muerte de su hija quede en el olvido sin justicia, quien hiso esto tiene que pagar por lo que les hizo.
—Dios mío, eso esperamos. Queremos poder enterrar el cuerpo de nuestra Lisa y que ella sepa que ella si era importante —dice derramando unas lágrimas.
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en el texto hay romance, en el texto hay crimenes, en el texto hay corazones rotos
Editado: 25.07.2018