Su nombre es Lisa West

Capítulo 58

Jason estaba en casa de la chica latina, aun no sabía de qué Anderson había sido llevado por la policía. Él no se había enterado de nada.

Después de pasar una noche alocada junto con su chica, él se había despertado entre sabanas blancas y su cuerpo semidesnudo. Al tirar el brazo hacia el otro lado, esperando encontrarse con su chica allí para su sorpresa no había nada. Extrañado se sienta en la cama y pasea la vista por toda la habitación, al no encontrarla allí se pone de pie, mira por la ventana mientras extiende sus brazos hacia arriba, extendiéndolo por encima de su cabeza.

Los autos comenzaban a salir de sus casas y dirigirse a sus actividades cotidianas. Él mira atentamente como estos salen dejando sus hogares abandonados por largas horas de ausencia. Al escuchar unos cristales rosar, provocando aquel sonido característico de ellos sabe que alguien está en la cocina.

Al salir al pasillo su mirada choca con la silueta de la chica.

—Buenos días —dice él entrando a la cocina.

—Hola —contesta ella mientras fregaba unos platos—. Dejé el desayuno sobre la mesa, puedes servirte cuantas veces quieras, ya saldré para el trabajo, Cuando te vayas por favor cierra la puerta —se seca las manos mientras da las informaciones—. Espero que lo hagas todo tal cual dije.

—Está bien, yo limpiaré mis platos cuando termine y pues me iré a casa de mi amigo.

—Como quieras —dice mientras toma sus llaves de encima de la mesa.

—Espera —dice él viéndola caminar hasta la puerta de entrada de la casa, luciendo aquellos hermosos zapatos altos, y aquel elegante uniforme de gerente.

—Sí, dime —se gira hacia él.

— ¿Cómo te llamas? —Pregunta con un brillo en sus ojos.

—Ella sonríe de lado—. Mi nombre es Cata-Catalina—. Abre la puerta y se va de allí.

Él escucha como el potente motor del auto de Catalina enciende unos segundos después de que ella sale de la casa. Él se asoma a la ventana y ve como el auto se aleja de la casa.

Él camina hasta la cocina, donde prosigue a sentarse en la isla y esta empieza a devorar unos panqueques bañados de miel que ella le había preparado. Así uno por uno se fue acabando todo en la isla hasta que el quedó satisfecho. Se puso de pie, tomo sus platos y los lavó. Luego se dirigió a la ducha, donde aquella deliciosa agua fresca bañó su espalda y cabeza. Al salir de la regadera, el arropa su cuerpo con la toalla. Al momento de salir del baño, él se dirige a la habitación y se coloca la ropa que llevaba puesta la noche pasada.

Mientras está terminando de prepararse él toma su teléfono y le marca al número de Anderson, pero este lo manda directamente a la contestadora. Él se lo encuentra muy extraño, así que se pone sus zapatos y sale de allí cerrando la puerta como le indicó Catalina.

Me subo a mi auto y conduzco a toda velocidad hasta la casa de mi amigo, pero para cuando llego me encuentro con la sorpresa de que esta estaba cerrada.

Toco la puerta varias veces, pero nadie me contesta o me abre. Me siento en mi auto ya entrando en un estado de desesperación y ansiedad.

 

—Ok, si esto es todo lo que sabes y es la verdad, no te importará someterte a la prueba del bolígrafo, ¿Verdad? —Dice el detective mirando con la poca luz que había.

—Él traga saliva —no, no hay problema.

Soy llevado a este lugar donde todos me esperaban, era como si supieran lo que iba a suceder luego y así sucesivamente, pero en realidad para mí, ellos no sabían nada.

Estoy tratando de no entrar en pánico y solo relajarme mientras escucho las preguntas que me hacían. Algunas eran muy obvias, otras no tanto.

— ¿Lisa lo invitó a que fuera con ella a comprar el arma? —Dice aquél sujeto sentado en una silla mientras revisaba el papel que salía por la máquina, para así saber si en verdad decía la verdad.

—Sí, ella lo hizo —la respuesta dice que esta es positiva.

— ¿Usted formó parte del asesinato de la señorita West? —Pregunta

—No, yo no sabía nada de eso —contesta él.

La máquina lanza que lo que digo es verdad. Todos allí se miran a la cara.

 

Mientras estoy sentado en el auto, esperando a que Anderson aparezca puedo ver por el retrovisor a su vecina que sale a pasear a su perro.

Me encuentro completamente concentrado en las curvas de esa mujer que me enloquecen mientras más las miro.




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