Son las cinco de la tarde y estamos en camino al centro comercial, esto porque mi mejor amiga insistió en ir ya que ahí se encontraban nuestros novios... Jordan y Kyle.
Hoy no tengo ánimos de ver a Jordan. No sé por qué, simplemente no tengo ánimos. Pero claro, a mi mejor amiga no le interesa lo que diga y me obligó a ir.
No exagero, me obligó. Llamó a mi chofer para que la ayudara a cargarme hasta el auto. Luché para impedirlo, pero ganaron ellos. Así que aquí estoy, en el asiento trasero de este gran auto junto a Sam.
La miro una vez más con odio y ella me sonríe.
— Vamos, no es para tanto—dijo restándole importancia.
— ¿Que no es para tanto?—alcé una ceja—me cargaste... perdón, me cargaron—corregí y miré a mi chofer—hasta el auto, ¿y dices que no es para tanto?
Colocó su mano derecha en su barbilla como si estuviera pensando. "Estuviera" porque ella nunca piensa.
— Si, no es para tanto.—dijo por fín.
— Me las pagarás.—fue lo último que dije antes de mirar por la ventana.
Después de unos minutos llegamos, bajamos e ingresamos a este gigantesco lugar. Una vez dentro, nos dirigimos al área de comidas porque ahí dijeron que estaban los chicos.
A lo lejos los vimos y comenzamos a caminar hacia ellos.
— ¡Hola!—dijo Sam alegre.
— Hola.—intenté sonreir, pero salió más como una mueca.
Kyle se acercó a Sam, la abrazó y seguido de eso la besó. Jordan se acercó a mi y me abrazó.
— ¿Te sientes bien?—preguntó en mi oído.
— Si, todo bien.—mentí.
— ¿Estás segura?—insistió.
— Si, Jordan. Tranquilo.
Se separó de mi.
— ¡Hola Ellette!—dijo Kyle, Sam lo golpeó— ¡Auch!
— Te he dicho miles de veces que es Elliette—dijo Sam.
— Díselo más de miles de veces, me seguirá diciendo igual.
— ¿Ves?—dijo Kyle mirando a su novia—Ella sí entiende.
Sam puso los ojos en blanco.
— ¿Y bien? ¿Qué haremos ahora?—preguntó Sam.
— ¿Les parece si vemos una película?—preguntó Jordan.
Sam y Kyle asintieron. Los tres me miraron esperando mi respuesta.
— Si.—dije restándole importancia.
— ¿Qué veremos?—preguntó Sam.
...
Me encuentro sola. Pues Sam, Kyle y Jordan querían ver una de terror, y a mi no me gustan. Entonces les dije que ellos entren a ver esa y yo vería una de acción.
Jordan me insistió en acompañarme, pero yo le insistí más en que vaya a ver la película que él quisiera. Logré convenserlo con la condición de que le permitiera comprarme un balde de palomitas. Obviamente no me negué.
Así que aquí estoy en mi respectivo asiento esperando a que empiece la película con mi balde de palomitas.
De reojo veo como una persona se sienta a mi lado. Miro quien es y no lo puedo creer.
— ¿Qué estás haciendo aquí?—susurré ya que justo en ese momento comenzó la película.
Aiden colocó el dedo índice en su labio haciéndome entender que me callara.
— ¿No me vas a contestar?—volví a susurrar y lo recordé— Lo lamento yo...—dije casi gritando.
— ¡Shh!—exclamaron las personas que estaban en esta misma sala.
Comencé a sentir como mis mejillas ardían de la vergüenza. Volví a mirarlo y él me sonreía burlón.
Otra vez se está burlando de mi.
— En serio, ¿qué haces aquí?—susurré.
Metió su mano en el bolsillo de su pantalón y sacó su teléfono. Lo encendió y tecleó un par de cosas en él. Luego de unos segundos lo extendió hacia mi.
Lo tomé y era un mensaje de mi padre.
De: Jackson
Aiden, soy Clarisse. Sabes, me acabaron de decir que Elliette fue al centro comercial con Samantha, y que allí se encontrarían con sus novios. ¿Podrías hacerme el favor de ir a verla? Ah, por cierto quédate con ella hasta que regrese a casa.
No lo puedo creer. ¿Es en serio? Envió a Aiden para que sea ¿mi niñera?
Lo miré y él se encogió de hombros, quitó su teléfono de mis manos y lo guardó. Dirigió su mirada a la gran pantalla y luego la señaló como diciéndome que mire la película.
Suspiré y obedecí.
...
Luego de que terminó la película salimos y decidí que ya era momento de volver a casa. La película de los chicos aún no había terminado, así que era el momento exacto para que Jordan no viera a Aiden y así no tener que darle explicaciones.
Le envié un mensaje a Sam contándole lo sucedido y diciéndole que iría a casa. También le dije que le mintiera a Jordan sobre que desaparecí sin decir nada.
Salimos del centro comercial y tomé mi teléfono para llamar a mi chofer, pero la mano de Aiden en mi teléfono me lo impidió. Lo miré confundida y él señaló detrás de mí, volteé y allí se encontraba un hermoso auto rojo.
— ¿Es tuyo?—pregunté.
Él asintió y comenzó a caminar hacia él. Yo lo seguí. Aiden se dirigió a la puerta del acompañante y la abrió para que yo pudiera entrar. Le agradecí y entré. Cerró mi puerta y dió la vuelta hacia el asiento del conductor, entró y cerró su puerta.
Sin decir ni una palabra de mi parte, comenzó a conducir hacia nuestra casa.
Que extraño suena decir eso.