Sueco

Capítulo 33

Al abrir la puerta Hortensia, Lili automáticamente hizo como que se tapaba pero solo logró cubrir uno de sus pechos y un poco sus piernas mientras miraba a la señora con lascivia y un tono de inocencia.

 

  • Perdoname, nena. Acá te dejo las sábanas. Mirá que lindas que son, son de raso. MIrá que no se las doy a cualquier, eh…
  • Gracias señora. Quería pedirle perdón por el chiste que hice cuando estaban comiendo, fue una tontería de mi parte.
  • Claro que fue una tontería, pero bueno, de vos no espero mucho más que ello. Sos muy chica y tenés una cultura que deja bastante que desear.
  • ¿Por qué trata a la gente de esa manera? Le gusta humillar a los demás…es muy feo eso. Yo a usted no le hice nada malo…
  • Es mi manera, tómala o déjala. Pero no te hagas problema que no soy así solo con vos. Soy así con todo el mundo, no sos el centro del universo.
  • Si, eso ya lo sé. Hasta a su hija la trata de mala manera.
  • Bueno son mis formas…

 

Hortensia comenzó a tocarle las piernas a Lili mientras hablaban, su mano iba bajando hasta llegar al sexo abierto y mojado de la niña. Hortensia no daba más de la excitación y comenzó a tocarse ella cerrando los ojos del placer que sentía, se dejaba llevar como nunca antes lo había hecho, poco importaba que su motivo de excitación fuera una mujer. Ya había tenido experiencias lésbicas muy esporádicamente, pero lo había hecho más como un acto de rebeldía y de entretenimiento. En realidad no le gustaban las mujeres, le gustaba Lili.

 

  • Señora…me está tocando…
  • Sí…te estoy tocando y me estoy volviendo loca…me vuelve loca tu piel tan suave, me encanta ese color oscuro, quiero comerte toda, no sé qué me pasa.
  • Pero señora, usted antes me rechazó, no creo que usted deba posar su boca en mi cuerpo que no es acorde con su alcurnia.
  • ¡Al diablo la alcurnia! ¡A la mierda el doble apellido inventado! Ya no tengo edad para dejarme llevar por la mirada ajena. Te voy a comer toda, nena. Como nunca te lo hicieron en tu vida y como nunca lo hice yo. Es tu culpa, vos me generas esto, vos me degenerás…
  • Yo no quiero hacerle eso, señora. No siga…no siga…

 

Hortensia se sacó la poca ropa que llevaba puesta y se acostó junto a Lili en la pequeña cama. Comenzó a besarla en la boca, sentía como que quería entrar a ese cuerpo, era una sensación extraña para ella, luego fue bajando lamiendo sus pechos y luego se desesperó cuando llegó al sexo joven e inundado de Lili. El tiempo no existía, Hortensia no sabía cuánto tiempo había estado dándole placer a Lili; Lili tampoco lo sabía y había perdido la cuenta de la cantidad de orgasmos que le había ofrecido la señora, como ella la llamaba. Estaban las dos exhaustas, Lili por la cantidad de veces que había llegado al clímax y Hortensia por todo el tiempo que había utilizado su lengua la cual tenía casi tumefacta. Lili la miraba a contraluz y la veía con los ojos cerrados con una mueca de felicidad en la boca, al verla así no parecía en lo más mínimo aquella mujer que se la pasaba tirando dardos venenosos para los cuales nadie conocía el antídoto. Increíblemente por un momento de placer sin límites se le había desplomado su personaje cruel y destructivo. Parecía otra, era otra.

 

  • ¿Cómo la pasaste, nena? Yo la pasé como nunca en mi vida, o al menos no recuerdo haberla pasado mejor. Y yo pienso que si no lo recuerdo es porque tampoco fue tan maravilloso…
  • La pasé muy bien. Yo no pensé que usted me iba a hacer…”eso”…
  • Yo tampoco lo pensé hasta el día de hoy…no sé qué me pasó y tampoco me preocupa. Todavía tengo tu gusto en mi boca…
  • La veo tan distinta ahora…hasta parece buena, pero debo reconocer que su personaje de mala es maravilloso.
  • ¿Te gusta? Sos masoquista… - dijo Hortensia riendo a carcajadas –
  • No soy masoquista, pero la verdad que es algo gracioso.
  • ¿Gracioso? Es justo lo que no quiero que sea. ¿Sabés que pasa? La gente a veces te juzga sin saber tu historia. Se creen que uno es así por generación espontánea. Los malos no son así porque quieren, nadie nace malo. La vida, las circunstancias te van llevando a zonas oscuras que creías que no tenías. Los malos son buenos con una coraza.
  • Me encanta como habla…me hace acordar a alguien que quise mucho, usted es muy culta.
  • A un ex te hago acordar…
  • A una ex...
  • Ah…yo pensé que eras hetero y que a veces desputabas el vicio con mujeres como yo.
  • No, yo soy lesbiana hecha y derecha, los hombres no me gustan para nada.
  • Y como te venía contando, el tema de la maldad es un tema serio. ¿Vos sabés porque yo soy así? Mi vida fue dura y por momentos una mierda. A mí me violó un primo de mi madre cuando yo tenía doce años…¿Me entendés? – Mientras Hortensia le contaba la peor experiencia de su vida se le llenaron los ojos de lágrimas hasta que al final se largó a llorar como una nena.
  • Bueno, señora. Es terrible eso. Yo lo pasé pero no llegaron a violarme. Un amigo de la familia ¡La entiendo tanto!
  • Si, es terrible. Pero bueno, eso me hizo dura, me puse esta coraza que ves, que ven todos. Pero no soy mala mina, para nada. Solo me gusta poner en aprietos a la gente. Es eso.
  • Se nota que no es mala. Si usted fuera mala no hubiera criado a una hija tan buena como Vicky. Ella es de buena madera, se le nota. Y en eso tuvo que ver usted.



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En el texto hay: policial, romance accion y drama, romance

Editado: 28.05.2018

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