Capítulo 40

Abel ingresó a la habitación, pareció como que de golpe había salido de su letargo ya que se había quedado paralizado con la mirada muerta, perdida. Se sentó en la cama y puso sus dedos en el cuello para ver si tenía pulsaciones. Su cara de preocupación cambió cuando se dio cuenta que Hortensia estaba viva.

• ¡Está viva! Vicky, seguí apretándole las heridas con mucha fuerza, ya perdió demasiada sangre, hay que evitar que siga perdiendo más. Yo voy a llamar a la ambulancia.

Abel llamó a la ambulancia mientras consolaba a Lili que estaba desesperada y algo perdida, era como que no terminaba de caer, no le entraba en la cabeza lo que había pasado. Pensaba que si hubiera subido unos minutos antes nada de eso hubiera pasado. Pero no tenía ningún sentido sentirse culpable. Abel le sostenía una de sus manos y se la acariciaba suavemente, Lili respondía a ese gesto de afecto y contención de la misma manera. Victoria seguía apretándole las muñecas a Hortensia con las sabanas mientras le acariciaba la cabeza, le acomodaba los cabellos. Hortensia estaba inconsciente, o eso parecía. La ambulancia no tardó en llegar. Los camilleros subieron rápidamente por la escalera y con ayuda de Abel cargaron a hortensia y la bajaron hasta llevarla hasta la ambulancia. Lili fue Victoria fue la que acompañó a su madre en la ambulancia. Abel y Lili pidieron un taxi.  Victoria iba en esa ambulancia con toda su angustia contenida, toda su culpa pero estaba tranquila.

• Vieja..lo que hacés para llamar la atención…te quiero y siempre te querré. Sé que sos jodida pero no sos mala mina, tenés esa coraza que a veces ni vos te la crees. No te vayas por favor, te necesito, todos te necesitamos. Fuerza, carajo.

Victoria comenzó a llorar porque se dio cuenta de la gravedad del cuadro. Nunca se le había cruzado por la cabeza que su madre le pudiera faltar, nunca imagino su muerte y ahora estaba junto a ese cuerpo pálido e inerte. En un momento Hortensia parpadeó y a victoria le volvió el alma al cuerpo.

• Dale, vieja. Ponele garra. Vas a salir de esta como saliste de varias en tu vida, sabes que juntas somos indestructibles. En ese momento una lagrima broto del ojo derecho de Hortensia, era una lagrima gruesa y pesada que parecía como que le había costado mucho esfuerzo salir. Después empezaron a salir a borbollones, una detrás de otra pero más delgadas, más livianas. Victoria le beso la mejilla, la abrazo y le susurró al oído un tierno << Te amo, vieja >>

Abel y Lili iban en el taxi abrazados, Lili estaba desesperada. Veía como su castillito de cristal se iba desmoronando y ahí comprendió que estaba enamorada de verdad de Hortensia, no podía soportar la idea de que se le vaya, así de un momento para otro.

• Va a estar todo bien, Lili. Tranquilízate. Si hay algo que es hortensia es fuerte, fuerte como una roca y dura como una mula.
• Si, pero la viste como estaba…blanca como un papel, perdió mucha sangre, si yo hubiera subido un rato antes…
• Ahora no te eches culpas, Lili. Acá nadie es culpable. Para que una persona llegue a una decisión semejante tienen que pasarle muchas cosas por la cabeza. Nada justifica llegar a esto. Vamos a ver cuando salga de esto que dicen los médicos. La tiene que ver un psicólogo o un psiquiatra.
• Si, pero me da bronca porque había pensado en subir antes…eso me pone mal.
• Está bien, pero ya está. No lo podemos cambiar. Dale, ponete bien que cuando ella se recupere te va a necesita, dale.

Lili le agradeció a Abel con una sonrisa forzada. Llegaron al hospital justo cuando estaban bajando a Hortensia de la ambulancia. Victoria estaba parada al lado de la ambulancia y Abel y Lili fueron hacia ella.

• Y Vicky…¿Cómo la viste en el trayecto de tu casa acá? – le preguntó Abel con preocupación –
• Un poco mejor, parpadeo, lloró…pero esta inconsciente.
• Pero eso es lógico, perdió mucha sangre. Vamos a ver qué pasa una vez que la estabilicen. Tranquila.

Lili se abrazó con Victoria y le pidió disculpas.

• ¿Por qué me pedís disculpas?
• Por no haber subido antes, pude haber evitado todo.
• No seas boba, mama lo iba a hacer de todos modos. Vos la conoces, ella hace lo que quiere.
• Si…esperemos que se recupere.