Crucé la calle como si no hubiese un mañana. Ana me miraba extrañada desde adentro. Empujé la puerta casi sin aliento.
—Tienes que ver esto. —dije agitada.
—Linda, deberías hacer más ejercicio físico, solo cruzaste la calle.
Saqué mi móvil y leí el mail en voz alta.
Estimada Rita:
Le escribimos desde Turismo Cultural SA con sucursal en su ciudad. Estamos muy emocionados de comunicarles que queremos trabajar con ustedes, ambas partes saldrán beneficiadas. Hemos visto su incesantes publicidades e increíbles técnicas de marketing para atraer clientes y nos interesa mucho llevarles a ustedes todos nuestros clientes, hacer que Coffee'stories se vuelva una joya cultural de la ciudad. Esperamos su pronta respuesta.
Atte: Lionel.
Jefe de recursos humanos.
Levanté la vista, y tenia a Ana mirándome fijo. Me devolví a la pantalla, buscando que algo estuviera mal, pero no encontraba errores. No entendía, ¿acaso me emocioné por algo tonto?, ¿tengo algo en la cara?
—Deja de mirarme fijo, ¿Qué ocurre?, ¿Qué esta mal? —pregunté.
—¿Por qué estas parada allí sin responder el correo? ¿¡Que esperas, Kiki!? —cuestionó casi gritando.
Sonreí y comencé a contestar el mail sin saber muy bien que poner. Pero lo importante era darle vida a este lugar que con los días se siente cada vez mas como un segundo hogar. Por cierto, Kiki es un apodo que encontró para mi, dice que es tierno, pequeño y raro, como yo.
Mientras escribía bocetos y Ana preparaba café, el teléfono de la cafetería comenzó a sonar. Miré a mi jefa y ya estaba con el tubo en la oreja, no le di mayor importancia, pero cuando quise volver a lo mio su mano se poso en mi hombro. Me deseo buena suerte y extendió el teléfono hacia mi.
Sin entender mucho, lo tomé y antes que pudiera decir algo, escuche alguien muy enojado preguntando por mi.
—¿Rita, eres tu?, ¿Por qué hoy no llamaste?, ¿estabas demasiado ocupada con algo o ALGUIEN mas?, ¿Por qué te fuiste tan temprano de casa? Yo te dije que no me gustaba la idea que tuvieras un trabajo, con lo que yo gano, podemos vivir y tener todos los lujos. Ana seguramente te esta explotando y no ganas ni un cuarto de lo que yo te doy. Eres una desagradecida, todo el tiempo que paso fuera, los viajes largos que debo hacer para que puedas vivir comodamente y te vas a trabajar por dos monedas, ¿Cómo puedes ser asi? Uno aca, rompiéndose en mil pedazos para que tengas todos los lujos y tienes la descares de ir a trabajar. Deja, no quiero saber nada por un buen rato. Espero de corazón que tengas un buen dia, porque yo no voy a tenerlo.—Expreso sin dar lugar a una respuesta y colgó.
Ese definitivamente era Alan.