Sueños de Muerte

Capítulo III

Aquellos sueños prosiguieron, ya había pasado un mes desde aquel incidente, cada vez las visiones eran de cierto modo distintas, la misma chica con la mirada perdida y que luego se enfoca en mí, para luego pedir ayuda, una que no le puedo brindar. Sentía que tenia de cierta forma alguna conexión, las alucinaciones trataban de comunicarme algo, pero no saber cómo actuar era tan frustrante. No quise hablar del tema con nadie, mi novio está muy preocupado, me ataca constantemente con preguntas de que me sucede, por que actuó de una forma tan extraña desde aquel día.

Trato de persuadirlo y así no se preocupe más de lo debido, todos los ensueños son en la misma casa, pero siento que cada vez una nueva imagen o algo más me es mostrado, algo que no soy capaz de captar o entender del todo. El ultimo fue el más extraño de todos los anteriores, se repetía la misma escena, aquella joven en el umbral de la casa, se acerca de forma sigilosa a mi quedando a unos cuantos metros de mi presencia, pero esta vez estaba sonriendo, un escalofrió recorría todo mi cuerpo, su expresión era tan perturbadora, ni siquiera era completa, una mueca a medias que llegaba casi a ser tan nostálgica, lagrimas empezaron a recorrer por el rostro de aquella chica y por primera vez sentí algo de vida en ella, su piel tomaba otro color y formulo aquellas palabras que retumbaron en mi ser: “No confíes en ella, aléjate y sálvate”, quise preguntarle de que hablaba pero retrocedió para luego volver a aquella casa de la cual en una de las ventanas se reflejaba la forma humanoide de una mujer que observada todo desde las sombras.

 

Tras cada despertar me siento tan debilitada y al borde del vómito, mi corazón se acelera de una forma sin igual, y un frio perdura en mi cuerpo. Desde hace días he empezado a anotar todo lo que sucede en las visiones, en busca de algo que me pueda ayudar, me estoy tentando a empezar a buscar respuestas e indagar en aquel suceso, buscar lo que desea la muchacha, que su crimen tan atroz sea resuelto.

 

Mi desempeño en el trabajo ha decaído, y ya es palpable ante los ojos de mis compañeros y superiores, mi vida amorosa a estado en un quiebre que cada vez se va notando más y más. He creado un tipo de diario donde plasmo todo lo vivido, lleno de borradores y marcas alrededor de las palabras que más quedaron impregnadas en mi mente, “Ayúdame, Ayúdame”, como ayudarla, ni yo misma se por qué me sucede todo esto, ¿acaso tengo alguna conexión con esta chica?, no entiendo por qué me ocurre esto. Los días pasaban, y el cansancio era más notorio, un peso se acumulaba en mis hombros, y las palabras de alivio ya no tenían efecto alguno.

 

 

  • Luna, ya terminamos por hoy, y lo que es mejor aún es que fue antes de la hora de salida, ¿tienes planes para hoy?

 

  • No tengo planes Nicole, mi novio y yo estamos medio peleados, así que no tengo nada que hacer.

 

  • No sé qué sucede, pero siento que es mejor no preguntar por el momento, entonces vamos a un pequeño bar que abrieron recientemente, he escuchado muy buenos comentarios del lugar, una amiga también va a ir, así nos desestresarnos un poco ¿Qué dices?

 

  • Ok, vamos también necesito relajarme un poco.

 

 

Aquel bar era muy mediterráneo, con un fuerte olor a caoba y cerveza que inundaba mis fosas nasales, eran las 9 pm cuando llegamos, así que el ambiente apenas estaba surgiendo, Nicole y yo fuimos solas, con intención de divertirnos un rato. El lugar estaba a abarrotar de personas, algunas agrupadas, amigos pasando el rato, parejas que se susurran promesas futuras al oído ajeno, lo común en lugares así. Nos dirigimos a una mesa que se encontraba a unas cinco mesas del escenario, donde según Nicole se han presentado desde su inauguración grupos reconocidos del país a tocar en vivo para animar el ambiente del local y atraer clientela al mismo, y precisamente hoy era nuestro día de suerte porque se presentarían una de las agrupaciones más reconocida y solicitadas del país. Un mesero se nos acercó para tomar nuestra orden, ambas pedimos dos mojitos para irnos acoplando al ambiente. Comenzamos a platicar de cosas triviales, cuando mi teléfono empezó a sonar, lo saque de mi bolsillo y mi semblante decayó al ver quien era.

 

  • Hola amor, ¿Cómo estas? Ya llegaste a tu departamento, acabo de salir y quisiera verte.

 

  • Hola José, no estoy en casa, salí a tomar un rato con Nicole, no creo que llegue todavía.

 

  • ¿Cómo que saliste a tomar? ¿Dónde estás? Dime Luna que no estoy de humor.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.