Sugar Peach

Capítulo 4: Mirror

《Looking at me now I can see my past
Damn I look just like my f*cking dad
Light it up, that's smoking mirrors
I even look good in the broken mirror
I see my momma smile that's a blessing
I see the change, I see the message
and no message could've been any clearer
So I'm stared with the man in the…》
 


 

Oliver 

- ¿Por qué mami no me quiere? – preguntó y el corazón se me encogió en el pecho.

No podía decirle la verdad. 

- No digas eso, Peachy. Todos te queremos mucho, y no te preocupes por mamá, ella… - Callé durante varios segundos y observe su rostro, pude ver en él la esperanza y el miedo a la vez, y no, no pude decirle la verdad, porque sabía que la iba a terminar afectando aún más – te quiere mucho, aunque no lo demuestre de la mejor manera. – Me sentía fatal por haberle mentido a mi hermana, pero a veces era necesario tapar la verdad. - Hagamos una cosa. – una enorme sonrisa llenó su rostro formando dos adorables hoyuelos. 

- ¿Qué haremos? – preguntó con ingenuidad.

- Una promesa. 

- De acuerdo. – habló emocionada.

- Cada vez que te sientas sola y necesites de alguien no dudes en venir a mí…

Porque yo siempre estaré aquí para cuidar de ti. – susurro con nostalgia. 

El recuerdo se desvanece frente a mí como un fantasma, y me deja ver lo que más detesto en este mundo. Cada día me parezco más a él y odio admitirlo, pero la vida me ha puesto donde me merezco, poco a poco va quitándome lo único bueno y real que me queda, y todo por mi culpa… por no saber afrontar la vida sin miedo a caer en el intento, por no permitirme ser yo mismo y dejar que los demás decidan por mi. Envidio a mi hermana, su forma de ser, su rebeldía, ella vive el presente, sin miedo a tropezar, porque después de todo siempre se ha sabido levantar una y otra vez. Y mírame a mí, parezco un maldito títere, sin voz ni voto, sólo, intentando complacer a mi padre, y todo por temor a que descubran lo que más temo… mi pasado. Sin embargo, aquí estoy de nuevo, siendo alguien que no soy, pero debo ser. 

Ajusto la corbata, odio este traje, y todo lo que conlleva llevarlo puesto. Observo mi reflejo y sólo puedo verme ahí, sin vida, con la expresión vacía y la culpa creciendo dentro de mí. Suspiro y termino de ajustarme la corbata, para luego tomar la americana. 

Sin lugar a dudas llegaré tarde hoy, por suerte y por desgracia, soy el jefe, así que puedo llegar a la hora que me plazca. Me dirijo al garaje, cuando llego allí mi auto no está, pero si una pequeña nota.

Estoy bastante segura de que puedes comprarte 20 autos aún más lujosos que este.

   Con amor-odio, tu querida hermana, Peach.

Mierda. 

☆☆☆☆☆☆

Peach

I’m beggin’, beggin’ you 
Put your loving hand out, baby 
I’m beggin’, beggin’ you 
Put your loving hand out, darling

- Lo siento mucho, Maneskin, pero yo no le ruego a nadie, más bien los mando a freír espárragos.

Sonrió con sorna y me abro paso entre el montón de personas que mueven su cuerpo al ritmo de la música, hasta que llego a la barra. Dios!! Nunca había bailado tanto en toda mi vida, supongo que Oliver me ha cabreado lo suficiente como para desatarme sin importarme su opinión acerca de lo que hago o dejo de hacer. Llamo al barman para que me sirva otra cerveza, pero este se encuentra ocupado atendiendo a un grupo de chicas junto a mi, así que espero a que termine de atenderlas, mientras tanto escaneo con la mirada todo a mi alrededor. Venir a un bar sola, a medio día y cabreada no es algo que suela hacer a menudo, pero necesitaba despejar un poco mi mente y aclarar algunas dudas acerca de lo que sucedió esta mañana. A veces me cuesta entender a las personas, sobretodo a Oliver, es tan idiota que no se da cuenta que mi padre lo maneja a su antojo, aunque creo que esta historia esconde algo más, algo lo cual Oliver no está dispuesto a hablar ni con una pistola apuntando a su cabeza. 

- Oh Dios Mío!! – el rumbo que estaban tomando mis pensamientos se ven interrumpidos cuando oigo a una de las chicas de antes suspirar con fervor.

Dirijo mi mirada a la causa de su devoción, y no es para menos su reacción. Cuando mis ojos se encuentran con los causantes de tal admiración, no puedo evitar soltar un suspiro al igual que las demás personas en la sala. 

Dos chicos increíblemente guapos, y calientes como el infierno, se dirigen hasta donde estoy parada, el de la izquierda llama inmediatamente mi atención, la seguridad que irradia al caminar me deja totalmente embelesada, y su estilo de roquero ochentero parece conquistar a cada fémina a su alrededor, sus rastas caen sobre el abrigo peludo color negro, por debajo de este no lleva nada lo cual me deja admirar su esculpido abdomen. Con la mirada aún fija en él, ladeo la cabeza y miro sin discreción alguna sus apretados vaqueros a la altura de las caderas dejándome ver un rastro de bello oscuro que desaparece justo debajo de estos. Joder!!! Como me gustaría recorrer con mi lengua cada centímetro de piel de este hombre. Pero estaría mintiendo si no pensará lo mismo de su compañero. El rubio esta más bueno que Bratt Pitt, al contrario del ardiente hippie-roquero-ochentero, este tiene un estilo más “común". Un suéter azul oscuro que se abraza a unos perfectos pectorales y unos pantalones vaqueros azules que se ajustan a cada parte de su anatomía.

¡Madre mía! ¿De dónde han salido estos tíos? 

- Adam Reynolds y Jayden Jekinks. 

- ¿Qué? – le pregunto confundida a la chica que me acaba de hablar.  

- Sus nombres son Adam Reynolds y Jayden Jekinks, antiguos integrantes de los American Boys. – mi entrecejo se frunce de inmediato. – pensé que querías saberlo, ya que no has apartado ni por un segundo tu mirada de ellos. – y justo en ese momento alguien toca mi hombro derecho.



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En el texto hay: amor-odio, chicosexy, misterio drama

Editado: 05.12.2021

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