La Media Tarde avanzaba a grandes pasos la lluvia había cesado y Jaxon no sabía si agradecer o maldecir más por la humedad que se cernía sobre el puesto que se había refugiado de ésta bajo los árboles pero estaba casi empapado.
— Maldita lluvia... — Murmuró entre dientes mientras pasaba su mano por su cara para "secarla" un poco.
Sus pasos eran cada vez más casinos y lentos, y tenía los brazos algo cansados al tenerlos erguidos apuntando el arma hacia al frente. A lo lejos divisaba la primera caseta de peaje; ya estaba cerca a la entrada de la ciudad completamente desierta pero con las luces de las barras de seguridad extrañamente encendidas.
Pero lo que más llamó su atención era el relativamente nuevo cementerio en la zona norte cerca a la entrada de la ciudad.
Lucía tan irónica y nostálgicamente intacto, como si en medio del caos de este universo se les permitiera a los muertos descansar verdaderamente en paz decidió entonces buscar un lugar donde pudiese ocultarse y descansar un poco pues aunque su mente no quería detenerse y no retrasarse más de lo que ya se sentía lo cierto era que no quería admitir que su cuerpo no soportaba un paso más, volviendo la cabeza hacia tras para asegurarse de no estar siendo seguido por nada que en el pensamiento de él no fuera terrestre cruzó la carretera derecha en dirección a la entrada principal del panteón mientras apuraba el paso y cruzaba el umbral.
Todo estaba cerrado excepto la capilla que parecía estar entre abierta, al acercarse vio que una columna enorme estaba sobre la puerta anulando toda posibilidad de entrada. Decidió tomarse un descanso en las sillas del la calleja principal del cementerio.
Un silencio, literalmente sepulcral invadía toda el área, salvo el viento que sacudía suavemente las hojas de varios cipreses que adornaban todo el camposanto.
No sé oía absolutamente nada más, Jaxon no pudo evitar volver la vista hacia la ciudad que ahora ya se veía considerablemente apartada humeante y siendo sobrevolada por objetos pequeños que entraban y salían como era habitual, de la nave nodriza que aún se cernía amenazante sobre la ciudad.
Aunque sintió miedo por el hecho de que la nave aún permanecía estática; y de que los objetos pequeños sobrevolaban el cielo de la ciudad en círculos, como si fueran aves de rapiña en busca de devorar muerte, lo cierto fue que la soledad y el silencio, junto con la brisa de la tarde que lo envolvía era como un arrullo para él.
Los rayos de sol en ese momento lo reconfortaron, pues su cuerpo estaba entumecido por completo después de aquella tarde lluviosa y ajetreada que no pudo soportar las ganas de tumbarse sobre esa silla alargada y cerrar los ojos, por un momento quiso imaginar que nada de esto estaba sucediendo, que estaba en su cuarto en una tarde como cualquier otra, dónde no había nada que alterara la realidad del mundo, entre muchos otros pensamientos y amalgamas mentales su consciencia lentamente se fue adormeciendo hasta que todo se apagó para él.
<< El mundo sólo tiene sentido si lo obligas a tenerlo>>
Un estruendo lejano lo sacó de su seductor letargo acelerando su corazón y asustandolo, tomó está vez ambas pistolas y se mantuvo alerta, pero nada parecía indicarle que algo había sucedido, o al menos no en ese momento.
Sin más, decidió seguir con su camino pues no quería esperar a verse acechado por alguien o algo; unas horas de camino después estaba en las casetas de peaje, en la entrada y salida de la ciudad, el paisaje era casi caótico: algunos autos estaban en llamas y otro estaba volcado y aún regando gasolina; la noche ya casi caía y se preguntó si sería buena idea seguir con el camino así que en un último instante
Se detuvo en una de las casetas donde abordó un camión y decidió quedarse ahí para refugiarse del frío de la noche, pues aunque tenía suficiente ropa puesta, aún permanecía húmeda por la lluvia de la tarde así que cerró todas las ventanas de la cabina y procedió a quitarse rápidamente la ropa mojada y sucia para cambiarse y estar listo para partir al día siguiente.
No tenía idea de cómo describir lo cómodo, abrigando y confortante Que se sintió al estar con ropa seca de nuevo, empezaba a hacer frío y no era para nada flexible el clima a esa hora en la ciudad. Para su suerte la cabina tenía un solo asiento alargado para los puestos de piloto y copiloto de manera que no podría estar más cómodo al prepararse para dormir.
Trató de relajarse y recordó antes, precavidamente dejar una pequeña abertura en la ventana, para en el peor de los casos, quedarse sin aire durante la noche. Se dispuso a abrigarse con una de sus frazadas anteriormente empacadas y a hacer el mismo ejercicio de cerrar los ojos que hizo cuando descansó en el cementerio norte, la noche estaba silenciosa, solo la brisa y los sonidos del ambiente casi rural en el que estaba ubicado, trató de sacudirse de todos los pensamientos del día, las noticias, el ataque, la nave, los objetos sobrevolando la ciudad, el ruido que lo despertó en el panteón, sus padres.
La idea de llegar hasta ellos fue lo que más ansiedad le causaba y menos podía dormir.
Elevó una mirada al cielo de apenas visibles unas que otras estrellas. Muchos pensamientos y voces sonaban en su mente con el pasar de las horas, nuevamente las voces del pánico de la gente del estruendo, la última vez que hablo con sus padres por Skype, la brisa nocturna, las llamas tenues de los autos aledaños, la voz casi imperceptible de alguien...
<< Así es como llegará el fin del mundo?... >>
<< Realmente el fin de la humanidad llegó de esta forma?>>
Jaxon abrió los ojos mientras sintió como su piel se erizaba aún estando abrigado, no supo porque lo hizo, pero se puso en alerta y volvió a calcular sus pensamientos, brisa, recuerdos, llamas, una voz confundida en el viento.