—¿Alguna vez se han dado un beso de tres?
Sunny levantó una ceja. Sí, la pregunta había tomado a todos por sorpresa, sobre todo porque se encontraban hablando del torneo de tenis que se celebraría en unas semanas en el que Cloe participaría. Todos se quedaron en silencio y le lanzaron a Venus una mirada confundida, solo Kristal rió.
A Sunny cada minuto de aquella noche le parecía más surreal, porque nunca creyó vivir para ver a Kristal carcajearse, menos ebria.
—Yo una vez, en mi último año de escuela —Esta vez todas las miradas se fijaron Mike, pero este solo se encogió de hombros— ¿Qué? Era joven y alocado.
—¡Qué asco! —murmuró Sunny, sin poder contener la risa—. Mira que he hecho cosas cuestionables en mi vida, pero beso de tres…
Sonrió con suficiencia. Era la primera vez en su vida que se sentía la más juiciosa en un grupo, eso era en realidad algo para preocuparse, pero por alguna razón a Sunny la hacía sentir bien. Por supuesto que podría acostumbrarse a salir con aquel grupo de cretinos.
Lanzó una mirada discreta a Max, como había estado haciendo toda la noche siempre que él estaba distraído. Definitivamente aquella era la noche en la que se adaptaba a lo que él le provocaba. Sí, sabía que le gustaba, de hecho, lo había sabido desde el principio, pero no había estado conforme con ello hasta esa noche.
Por desgracia toda esa seguridad en sí misma se fue al carajo cuando sus ojos chocaron con los suyos y él le sonrió, como si fuera consciente de lo que estaba haciendo. Apartó la vista de inmediato y miró a Venus, mientras esta decía una de las barbaridades que siempre soltaba.
—Yo creo que los besos de tres fortalecen las amistades.
Todos volvieron a reír, pero esta vez fue Max quien por fin les hizo el honor de abrir la boca, porque llevaba largo rato en silencio.
—Déjalo ya Venus. Basta de buscar excusas para besar a Kristal —se burló y una vez más todos volvieron a reír como tontos. Vaya grupo de idiotas, ya ni siquiera podían culpar a la champaña barata.
Sunny vio cómo por primera vez en la vida Venus se ponía roja y como Kristal le daba un largo trago a su bebida. ¡Ay, por Dios, si se gustaban! Sonrió, como si acabara de ver la cosa más adorable del mundo, eso sí era muestra de que algo de lo que había tomado aquella noche ya le empezaba a afectar.
Lo siguiente que hizo también dio testimonio de que se había pasado con los tragos.
—¿Quieres venir a bailar, Max?
Él se quedó en silencio unos minutos, así que Sunny se giró hacia Mike y Cloe y les guiñó un ojo.
»¿No quieren ir por otro trago? —inquirió.
Ellos sí parecieron entenderla en seguida. Se pusieron de pie murmurando tonterías sobre una Margarita y desaparecieron de su vista en pocos segundos. Entonces Sunny miró a Max, que continuaba igual que unos segundos atrás, lo tomó de la mano ignorando el cosquilleo que le provocó un gesto tan simple y les lanzó una sonrisa a las chicas.
—Volvemos en un rato. Disfruten.
Arrastró a su compañero escaleras abajo y luego hasta la barra, donde no había ni rastro de los demás. Pidió dos chupitos de vodka bajo la atenta mirada de Max y cuando al fin le entregaron los tragos, brindaron y Sunny se tomó el vodka, sintiendo cómo le ardía la garganta.
Sólo entonces miró a Max a los ojos y le habló.
—Hola.
Él enarcó las cejas, pero a Sunny no le importó.
—Llevas más de dos horas sentada a mi lado sin dirigirme la palabra —señaló él con una media sonrisa.
Sunny se encogió de hombros.
—Lo sé.
—Y ahora me usas de excusa para dejar a Venus y Kristal a solas… Brillante idea, por cierto.
Ella desplegó una sonrisa provocativa e ignoró el cumplido.
—No fue una excusa, quiero bailar. Claro que si no tienes ganas no importa, supongo que aparecerá quien sí esté dispuesto.
Max volvió a sonreír, como si estuvieran peleando una batalla de quien fingía más superioridad; se tomó de un trago el chupito que había estado ignorando y la tomó de la mano. Ahora era él quien la arrastraba hasta la pista.
La música sonaba de forma estridente, pero por suerte la canción era el punto perfecto, ni demasiado lenta ni muy rápida. Comenzaron a moverse al ritmo sin decirse una palabra, pero Sunny se sentía valiente en ese momento, así que no apartó sus ojos de los de él, fijándose por primera vez en lo bonitos que eran, o en que Max tenía una sonrisa realmente sexi. No le sorprendía que todas las chicas del campus estuvieran dispuestas a soportar a Betty solo por estar cerca de él.
Cuando las manos de Max se deslizaron desde su cintura a sus caderas, el cosquilleo dentro de ella se movió por todo su cuerpo y Sunny tuvo que hacer un gran esfuerzo para no temblar. Se giró para poder deshacerse de la tentación de no apartar los ojos de los de Max y se pegó a él sin pudor.
No era ninguna estúpida, ellos dos se habían saltado mucho rato atrás la fase del coqueteo y aquella noche iban directo a la tensión sexual incontrolable.
Se frotó contra él por algunos segundos y habría continuado así si él no se hubiera inclinado hacia su oreja para susurrarle.