La noche fue larga con un cielo estrellado, la luna brillaba justo en su punto. Después llego la mañana el sol se asomaba poco a poco a las montañas las aves despertaban y se escuchaban cantar, la ventana de la habitación de Twinkel y Maria se topó con los rayos del sol un rayo de luz pego con el rostro de Maria. Era muy temprano como las 7 de la mañana pero Maria no estaba cansada. Twinkel aun seguía dormida en su ojos tenía un antifaz para dormir color rosa pálido, su cabello azul turquesa estaba despeinado y fuera de lugar y usaba un camisón rosa. Maria se quedó viendo al techo por un hora. Pensaba en su familia, en lo preocupados que estarian.
Maria se canso de esat en la cama, se paró y se dirigió a la ventana de puntillas para no despertar a Twinkel, llegó a la ventana y la abrió el aire era fresco y ligero, la brisa hacía volar su cabello azul oscuro. Maria observaba las colinas del bosque árboles verdes y pájaros anunciando con su canto la mañana.
Narra Maria:
El viento aquí es suave y la brisa fresca. También la vista es maravillosa, y los pájaros silbando. Quien lo diria que dormiría en un castillo, con principes y princesas reales. Que tendrá Alex preparado para mi, a que se refería con prepararme como un caballero.
Twinkel dio un respiro y se despertó lentamente.
Twinkel:(bostezo) Buenos días Maria.
Maria: Buenos dias Twinkel, te desperté.
Twinkel: No, las hadas amanecemos con la luz del sol.
Maria: Wow eso no lo sabía.
Twinkel: La vista aquí es hermosa.
Maria: Si, es hermoso.(Se quedaron viendo la vista unos segundos). Mmmm no he visto un reloj aquí.
Twinkel: Reloj? son esas cosas con las que ves la hora.
Maria: Si, hay uno aquí.
Twinkel: Si son de sol, la hora es las 8:10.
Maria: Como lo sabes.
Twinkel: Las hadas sabemos la hora sin relojes, las 9 desayunamos, las 10 practicamos magia 12 almorzamos...
Maria: Espera quieres decir que sabes la hora sin reloj.
Twinkel: Si.
Maria: Impresionante.
Maria y Twinkel empezaron a conversar de lo que sea, de su vida sus sueños cosas de chicas.
Twinkel: Entonces tu tía, es diseñadora, ella hace ropa.
Maria: Si su línea de ropa esta por todo mi país y en algunos lugares en el extranjero.
Twinkel: Entonces eres como rica.
Maria: Podría decirse. Digo si vivo en una gran casa, con toda mi familia paterna, es divertido porque haci tienes compañía y apoyo.
Twinkel; Oye quieres desayunar.
Maria: Si, tengo hambre.
Salieron de la habitación y fueron a la cocina, tomaron una manzana. Al terminar el desayuno, ya era hora de ir al patio con Alex. Gene y Alex estaban sentados en unas gradas de madera.
Alex: Buenos días Maria, estas lista.
Maria: Si, lista, que tengo que hacer.
Alex: Ven.
Alex y Maria camino por una distancia cerca de las gradas. Alex tomó unas espadas de madera de entrenamiento.
Alex: Usamos estas espadas de madera para entrenar (le da una espada a Maria).
Maria: Esta un poco pesada.
Alex: Las de verdad, pesan más. Bien ponte en esta posición.
Maria imita la posición que hizo Alex.
Alex: Bien, apuntala al frente, ponte derecha. Mantén la postura.
Empiezan a dar un pequeño golpe.
Alex: Bien. Si te golpean de lado haz este movimiento.
Siguieron con la lección poco a poco.
Alex: Bien, ahora más rápido.
Maria hacía los movimientos a la perfección, esquivando los movimientos de Alex.
Alex: Bien aprendes rápido.
Maria y Alex continuaron entrenado por unos minutos, desde el castillo desde las ventanas del pasillo alguien los observaba., pero una voz los hizo parar.
La voz: Principe Alexander, que está haciendo.
Alex: Sir Gareth, qué sucede.
Sir Gareth: Porque la señorita está sosteniendo una espada.
Maria: Señor no estamos haciendo nada malo.
Sir Gareth: Señorita, no es digno de una mujer sostener armas, esto es cosa de hombres.
Maria: Disculpa. Está diciendo que las mujeres somos débiles.
Sir Gareth: No solo digo que las mujeres no deben pelear, para eso están los caballeros.
Maria: Y si una mujer, fuera caballero, la consideraría indigna de sostener arma.
Sir Gareth: Mira señorita....
Maria: Maria.
Sir Gareth: Maria, no hay mujeres caballero.
Maria: Y si yo fuera la primera.
Sir Gareth: Imposible.
Maria: No es imposible, solo desafiante.
Sir Gareth: No creo que el rey lo apruebe.
Los dos se echaron unas miradas serias, duró solo unos segundos. Sir Gareth se retiró.