Hace frío, hace mucho frío.
Siento mis manos congeladas tanto o más que las piernas. El frío a entumecido mis manos, mi aliento sale de mi boca en un tembloroso movimiento.
La chica frente a mí entrecierra sus ojos, veo su tez muy blanca, pálida; su nariz y orejas están demasiado rojas.
Unas sombras plateadas se acercan a ella, son dos hombres de traje argentado cubiertos con cascos que la levantan y se la llevan.
Me pesan los ojos, me cuesta mantenerlos abiertos, puedo sentir mi aliento frígido sobre mi regazo.
Ya no siento más, mis ojos pestañean intentando cerrarse, las mismas sombras se me acercan y veo como en cámara lenta me transportan a una camilla.
El suelo se mueve, veo el techo frente a mí que va quedando atrás.
No puedo moverme; ahora estoy bajo un cristal, a través de él se ve un adorno dorado en el techo.
Un calorcito se hace presente en mi piel, mis huesos, mi cuerpo se siente tan bien.
En unos momentos ya estoy mejor, entonces puedo moverme y palpar con mis manos donde me encuentro. Es un lugar estrecho, en sí es una cápsula cálida. La puerta cede y me levanto.
Una mujer está a unos metros de mí en lo que parece ser una enfermería. Al verla mejor no es una mujer, de hecho es una figura metálica antropomorfa con el rostro de mujer
— nada mal, 30 grados bajo cero en 30 minutos— dice mirando la pantalla en sus manos— sígueme E20
La miro recelosa, no la conozco
— ¿todo bien?.— pregunta
— ¿Donde estoy? ¿Quién eres?
— resolveré todas tus dudas pero sígueme
— claro— asiento y camino tras ella tratando de seguir sus pasos— ¿Quien eres?
— mi identidad es B58 y soy una cyborg de restauración
— ¿sabes dónde está Layla...digo la cyborg B04?
— se encuentra en la estación Pikex con una nueva unidad
— pero... no estamos en Pikex?— pongo más atención a mi alrededor confirmando que no estoy en ese lugar conocido
— estamos en Bekra
Quise preguntar más pero me quedé muda admirando a mi alrededor. La construcción era digna de un obra de arte.
El catallum(material a base de la combinación de plástico y materiales híbridos) se mostraba en su máximo esplendor. Las blancas paredes parecían brillar por cada pasillo que recorríamos con unas ventanas minúsculas de donde se podía ver el espacio exterior. Poseía un aspecto frío, rígido y además estaba casi vacío. Apenas nos habíamos cruzado con un par de personas, o mejor dicho alumnos.
Llegamos hasta una habitación con cápsulas pegadas a la pared. A diferencia de las otras estás tenían un cristal azul.
— entra en esta— dijo la cyborg presionando un botón sobre ella, al instante la puerta se abrió.
Accedí y me introduje en esa estrecha cápsula, enseguida sentí que el aire me faltaba.
Unos cables se pegaron a mi cabeza y brazos, me inundó un vapor frío que envolvió todo mi cuerpo, en ese momento unas imágenes vinieron a mi cabeza.
Estaba encerrada en un espacio reducido gritando y clamando auxilio mientras escuchaba las risas de los ladrones quienes me habían secuestrado.
Abrí los ojos, los cables se soltaron y la puerta se abrió.
Salí de ella temblando y apoyándome en la pared mientras la cyborg se acercaba
— te sientes bien E20?
— si...algo así
— es normal, solo te tomara unos minutos reponerte
Aún sentía retumbar las mismas imágenes en mi cabeza y lo odiaba, detestaba recordar o al menos esos terribles momentos.
Un efecto secundario al introducirme en alguna cápsula era recordar esa terrible experiencia, y los días que tuve que pasar encerrada hasta encontrar la manera de escapar.
— esto es tuyo— sacó de un cajón un pequeño aparato negro, tenía en letras doradas E20 y lo puso sobre la mesa
Lo tomé y presioné mi dedo índice sobre él, acto seguido lo apoye en mi cuello. Una luz neón lo rodeo por completo.
En ese momento sentí un pinchazo en mi hombro, la cyborg tenía en sus manos una jeringa vacía.
— ¿que rayos fue eso?— pregunté mirando mi hombro con un punto de sangre— ¿por qué lo hizo?
— es el protocolo, tendrá tus signos vitales bajo control. Ve con D78 para entrenar, no tenemos tiempo para perder.
— al menos pudo haberme avisado— apenas terminé de hablar ella salió.
Mi mente divago en esas imágenes. Desde que tenía memoria había vivido con mi único abuelo vivo, padre de mi madre. Mis padres habían muerto cuando era bebé. No tenía a nadie más en el mundo excepto la vecina Clarissa quién fue una gran amiga.
No había más, mi abuelo víctima da un ataque cardíaco había muerto y la vecina enfermó de gravedad.
A mis cortos 16 años quedé sola en el mundo.
En el fin del mundo
La tierra o lo que quedaba de ella eran solo restos, las pocas personas que quedaban se agruparon formando bandas y atracaban a todo aquel que veían en una lucha desesperada por la supervivencia.
En cuanto a mí, al morir mi abuelo me instalé en el cauce de un río que décadas atrás había quedado seco y donde menos frecuentaban los forasteros pues había esparcidos gran cantidad de cadáveres de personas que habían perdido la batalla.
Diario al salir en busca de algo para llevarme a la boca tenía que esconderme y rebuscar hasta por debajo de las piedras, muy pocas veces conseguía algo que valiera la pena. Un día conseguí algo mas, me topé con un grupo de bandidos y me atraparon en una angosta caja donde permanecí creo que tres días hasta lograr abrir una hendidura con mis propias manos y huir.
Sin ganas de seguir luchando y a punto de rendirme vi en el cielo una luz enorme descendiendo, hasta posicionarse sobre una llanura.
Mi abuelo me había contado sobre los Superhumanos, personas como nosotros pero que poseían de poder y dinero como para construir imperios, crearon ciudades espaciales y hábitats. Era tal su habilidad e ingenio que se creyeron superior a nosotros y nos abandonaron en nuestra podrida tierra.