Super Purple 2: Rival Born

Capítulo 7: ¿Dónde está mi mascota? ¡Salvemos al señor Tobi!

¡Dios! ¡¿En serio se puede tener más mala fortuna que la mía?! ¡¿Por qué miércoles tuvo que aparecerse ese maldito pulgoso cuando ya estaba a punto de derrotar a Rina?! ¡Me quiero morir! Mi vida es una desgracia… Ay, ahora sí pienso seriamente en que tendré que hacer algo para curarme de mi miedo a los perros, pero es que, ¡diablos! De simplemente sentir a uno cerca de mí me entra ese insufrible pavor que no puedo controlar. Rina… esta vez me has ganado, ¡pero conste que fue por pura suerte! A la otra yo seré la que cante victoria, ¡ya lo verás!

***

Era una mañana fría y en la que corría un viento indomable. El sol permanecía oculto tras deprimentes nubes grises. Sin embargo, aquella mañana para Lorenzo era como el día más hermoso de la primavera. Él entró muy contento por la puerta principal del colegio. Mientras avanzaba con la mochila colgada de la espalda, el delgado muchacho silbaba muy animado. 

“¡Qué felicidad! ¡Por fin todas las chicas me harán caso y se morirán por mí! Sí que sí… y todo gracias al sabio consejo que aquel influencer dio en su video que trataba sobre como seducir a las chicas guapas. Estoy seguro de que funcionará, muy seguro. ¡Estoy tan contento! Ji ji ji, ¡todas las nenas caerán rendidas a mis pies!”, con estos pensamientos en la cabeza él se dirigió muy campante a su salón. De modo inconsciente dio un saltito, una manifestación más de su excelente estado de humor durante aquella mañana.

Rina también llegó aquella mañana de excelente humor al colegio. –¡Hasta luego, René! –ella se despidió de su chofer tras bajar del vehículo. René se sorprendió, pues generalmente su ama solía olvidarse de saludarlo o despedirse de él, y resulta que ahora había hecho ambas cosas y, lo que era más inusual aún, ella se había mostrado en todo momento de lo más animada.

“Ah, la felicidad, la felicidad… que contenta se siente una cuando sabe que las cosas le van a salir bien. Porque así será: mi plan es perfecto. Gracias a mi arma secreta Mandy pasará por la peor humillación de su vida, y así por fin me vengaré de la vergüenza que esa boba me hizo pasar cuando por su culpa todos descubrieron la naturaleza de mi terrible maldición”, Rina se dijo, y al poco rato abrió el cierre de su mochila tras descolgársela de la espalda. Del espacio que quedó abierto una cabecita salió mostrando sus dientes y sacando la lengua. “¡Guau, guau!”, un pequeño perrito blanco con manchas negras ladró.

–Oww, mi lindo Hawser, tú me ayudarás el día de hoy, ¿no es así? Ayudarás a tu hermosa e inteligente dueña, ¡claro que sí! ¡Cuchi-cuchi-cuchi! ¡Eres un bello! –Rina le acarició la cabeza a su mascota. Entonces con suavidad le metió la cabeza de vuelta a la mochila y la cerró hasta la mitad. Miró en derredor para verificar que nadie se haya percatado de la presencia del pequeño Hawser. 

Las dos primeras horas de clase tocó matemáticas. En tanto el profesor explicaba en la pizarra la aplicación de unas fórmulas para los ejercicios que se mostraban en los libros, Mandy soltó un largo bostezo. –De todas las clases estas son las que más sueño me dan… no sé porque tengo que aprender esto si cuando crezca no pienso estudiar ninguna carrera que tenga que ver con números. ¡Grrr, como odio los números! –ella se quejó tras hundir la cara sobre los antebrazos.

Lapiceros escribiendo sobre el papel eran el único sonido que acompañaba a la explicación del profesor. Nadie conversaba en aquellos momentos.  

¡Riii! El timbre que anunciaba el final de la clase sonó. –¡Por fin! –Mandy cerró su libro.

–¡Ejem! –en eso ella oyó una toz que quería llamar su atención. Volteó apoyando el codo sobre el respaldo de su silla. Justo al frente Lorenzo la miraba de pie, con una bobalicona sonrisa en el rostro.

–¿Qué quieres, loro desplumado? ¿Se te ha perdido algo?

–No, nada de eso, ji ji ji…

–¿Entonces?

–Pues nada, solo quiero presentarte a alguien.

–¿Presentarme a alguien? Oye bobo, los dos estamos en la misma clase. ¡Me conozco a todo mundo aquí!

–¿Qué hay, Mandy? ¿Vamos a la cafetería? –Roberta le preguntó. Ella y sus otras dos amigas se acaban de acercar al sitio de la chica púrpura.

–Espérenme un toque… aquí el loro desplumado dice que me va a presentar a alguien –Mandy señaló con voz aburrida.

–¿A sí? –Estela sintió curiosidad.

–¡A nosotras también preséntanoslo, Lorenzo! –exclamó Roberta.

–¡Sí! –agregó Bianca.

–Por supuesto, por supuesto, faltaba más, ji ji ji –Lorenzo sonrió. Él metió su mano derecha por debajo de su chaqueta.

“¡Iiiiaaa!”, las chicas se taparon los ojos y gritaron presas de la indignación.

–¡Asqueroso! –Mandy, hecha una furia, le estrelló a Lorenzo su libro de matemáticas en la cara.

–¡Aguanta! –Lorenzo le mostró la palma de la mano derecha en gesto de llamar a la calma–. ¡No sé qué es lo que estarás pensando, pero te aseguro que no es eso!!

–Que degenerado resultaste, Loro desplumado –Roberta negó con la cabeza en gesto de desaprobación.

–¡Que no es lo que piensan! –Lorenzo se defendió.

–¡Guarro, depravado, cochino! –Mandy le lanzó a Lorenzo todos los cuadernos, libros y lapiceros que tuvo al alcance.



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En el texto hay: comedia, artes marciales, rivales en el amor

Editado: 26.03.2023

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