Surprise me!

~ Una loca cita

POV: Isaac.

Aquí vamos de nuevo. Con una sonrisa tímida me siento en el comedor de los Regan. Allison no ha dejado de jugar con un mechón de cabello, y no entiendo el porqué.

— Me alegro tenerte de vuelta, justo ayer le comentaba a Allison que me gustaría verte más seguido, no lo sé, siempre que puedas — dice la señora Regan con ánimo. Los ojos de Allison se mueven inquietamente sobre la figura de su madre.

— Intentaré — es lo que comento antes de darle otra mordida al sándwich.

— Ahora que recuerdo, no me han contado de cómo les va — una sonrisa grande aparece en su rostro.

Allison se levanta enseguida, recogiendo la jarra de jugo, para luego llenar mi vaso sin previa pregunta.

— No olvides las pastillas — es lo único que dice antes de tomar asiento.

— Sin novedad mamá — se apresura a contestar la pregunta que había quedado al aire. La señora Myrtle hace una mueca, insatisfecha, y Allison parece fastidiada por la mueca que le da.

Le guiño el ojo a la señora y con una gran sonrisa le intento dar a entender que todo va bien. Bryce come prácticamente dormido, y cuando termina camina con toda la pereza a su habitación. La señora Regan me pregunta sobre mi estado de salud, y hago un esfuerzo por sonar convincente.

Cuando todo se termina, Myrtle manda a Allison para que lave los platos y me ofrezco a ayudarla, pero ella me detiene.

— ¿Tienen planes para mañana? — interroga de la nada. El rubor aparece rápidamente en mis mejillas.

— Sí, pero ella no sabe nada — respondo algo curioso. La mirada que lanza parece darme a entender que tiene todo el permiso del mundo.

— No te preocupes, puedes traerla tarde si deseas, o llevarla a tu casa a dormir — no puedo evitar la sorpresa. La señora Regan ríe y palmea un poco mi hombro.

— Diviértanse, solo no hagan cosas indebidas — es lo único que dice antes de retirarse a la cocina, con una risa discreta.

Allison se dirige hacia mí. Me mira extrañada. Mantengo mi mano sobre mi cabeza y siento que tengo por cara un tomate.

— ¿Qué tienes? — pregunta tocándome la frente. Niego enseguida y tomo su mano para recoger las maletas e irnos al instituto.

Nos despedimos de Bryce y Myrtle, quien no dudó en alzar su pulgar derecho, susurrando un "suerte".

(...)

La cita está lista. Envío el último mensaje antes de ver salir a Allie del aula de Artes. Tomo su mano y nos dirigimos al auto. Por suerte, no sospecha nada y mucho menos reclama cuando nos desviamos del camino hacia su casa.

— ¿Y ahora? — es lo que murmura para sí misma cuando ve que no estamos en la ciudad. Sonrío y estaciono en el lugar.

Abro su puerta y caminando juntos, entramos en la gran cafetería.

POV: Allison.

Una cafetería decorada como si estuviésemos en los años cincuenta. Es como un regreso instantáneo, pero lo que más me sorprende, es con lo que se acerca Isaac.

En el momento que quedé como boba admirando el lugar, él ha traído un par de trajes de la época. Una joven se acerca a nosotros e inmediatamente me lleva a un pequeño vestidor situado afuera del local.

— Vamos, colócatelo — dice antes de empujarme ligeramente y cerrar la puerta. Admiro cada prenda antes de ponérmela. Finalizo recogiendo mi cabello para ponerme la peluca. Mi atuendo es totalmente genial y salgo sin más, para encontrarme a Isaac, igualmente vestido a la época.

— Esto es como en Grease — musito emocionada. Amaba esa película cuando tenía trece años y siempre soñaba con una escena de baile. Pero, ¿Quién le habrá contado?

— Y todavía falta que pruebes las malteadas — comenta Isaac tomando mi mano de una manera especial y adentrándonos de nuevo en la cafetería.

Nos sentamos en los taburetes. La malteada es enorme y tiene dos sorbetes. Teníamos que compartirla.

Sonrojada, juego un poco antes de dar un sorbo, mientras Isaac me mira con una sonrisita. Por otro lado, observaba a varias parejas, conversando o simplemente comiendo juntos.

Luego de eso, empieza a sonar música de una rocola, justamente una canción de la película Grease. Creo que no podría estar más emocionada, porque todas las personas se levantaron a bailar.

Rápidamente, vi como Isaac estiraba su mano, moviendo sus pies al compás de la canción y la gente siguiéndole el ritmo.

— Solo sígueme la corriente — murmura en mi oído. Parecía un sueño. Todos estábamos bailando tan parejos, y yo no tenía la menor idea de cómo se logró.

Cuando finalizó la canción, todos hicieron un círculo alrededor de nosotros. Se escuchaban chiflidos y barras, animándonos a algo... algo como un beso.

— Gracias por este mes — es lo que musita Isaac antes de besarme. Muy delicado, algo tierno y tan propio de él.

Los aplausos no se hicieron esperar. Me había quedado claro que todo esto estaba planificado, pero, ¿desde cuándo?

Terminado eso, enseguida regresamos entre risas tímidas de mi parte, y carcajadas por la de Isaac. Sostenía un disco en el cual estaba grabado ABSOLUTAMENTE TODO.

— ¿Piensas mostrarle eso a nuestras familias? — interrogo sonrojada. Vaya tarde, el tiempo había volado y ni siquiera me di cuenta hasta que vi el reloj que eran las siete de la noche.

—   ¿Por qué no? ¡Nos divertimos! — comenta con las manos sobre el volante, sin quitar esa sonrisa socarrona.

— Ahora que me acuerdo, yo no le avisé a mi mamá, debe estar preocupada — digo algo desesperada, buscando mi celular. Isaac toma mi mano, evitando que siga.

— Tranquilízate — musita mirando el camino. Antes de ignorarlo, aprieta un poco mi mano.

— ¿Sabes? Me había puesto tan rojo ayer porque tu mamá ya descubrió mi plan — quedo helada. Muerdo mi labio inferior, con razón había estado tan rara toda esa tarde.

— Hasta me dijo que podrías dormir en mi casa — continúa con una risa nerviosa. Miro fijamente el camino, con una mueca de mal gusto. ¿Qué le está pasando a mi mamá?




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