CAPÍTULO 8

Santiago llegó cuando estábamos por pedir las bebidas, el trabajo estaba por comenzar.

Los hermanos Archer conversaban acerca de la mejor localización para la cámara, esas cosas no eran lo mío, definitivamente.

“Si no oculto el cable notará que hay algo allí” advirtió Santiago con obviedad.

“Pero si lo ocultas el metal del casillero causará interferencia” indicó Henry.

La mirada de Santiago se posó en su hermano mayor mirándolo con tremenda confusión.

“¿Quién te dijo eso?” interrogó santiago con una pizca de burla.

“Lo leí en internet” argumentó mi mejor amigo intentando sonar seguro de sí mismo. ¿Henry buscaba artículos de esos en internet?.

Yo solo prestaba atención a aquel debate familiar que, siendo honesta, no entendía en absoluto, no sabía si creer la tesis de mi mejor amigo o la de su hermano el genio de la tecnología.

Di un sorbo a la malteada que llevaba en la mano derecha, aunque a veces tomaba un poco de la izquierda perteneciente al Archer mayor.

Después de un par de minutos los hermanos terminaron de hacer la instalación; se supone que a través del celular de mi mejor amigo podríamos ver lo que captaba la cámara, espero que aquí acabe todo este lío.

Tomé el brazo de Henry enlazado con el mío y caminamos juntos por el pasillo solitario, nadie nos había buscado después de tres clases fuera, lo cual era bastante extraño.

Entraría al aula después del descanso, no podría irrumpir a la mitad de la sesión.

Así fue, regresé cuando solo faltaba una clase y la hora de ir al club de lectura. Tomaría solo una clase en el día, nada mal.

No hice la tarea de la profesora Ruby. Mierda, enviada a la oficina del asesor.

“Ahora la tarea...” el profesor estaba frustrado. “Señorita Thatcher no sé que pasa con usted pero debe solucionarlo cuanto antes” terminó.

Estaba de acuerdo por primera vez con él, debía solucionarlo, era por eso que en vez de resolver la tarea de la profesora Ruby decidí resolver mi seguridad.

“Lo sé, y lo haré, pero necesito tiempo” añadí.

“No se tarde mucho” replicó con algo de sarcasmo mientras me hacía salir de la oficina.

La hora del club llegó, el único lugar que me hacia sentir bien, tranquila y relajada.

Cada quién estaba en lo suyo, nadie estaba leyendo como lo indicaba el club.

Tomé asiento a un lado de mi mejor amigo, nos encontrábamos en una esquina del aula.

Me dediqué a observar a todos los que nos rodeaban, pensando si el traidor se encontraba aquí.

“¿Quién es sospechoso para ti?” lo interrogué.

“He pensado en George, pero solo un poco” admitió.

Quedé sorprendida, George es un gran amigo, solo que es algo serio y apartado, quizá él tenga razón pero probablemente estamos juzgando a alguien solo por su forma de ser.

“¿George?” moví mi cabeza hacia un lado y me pregunté lo mismo nuevamente.

“No estoy del todo seguro, pero cuando ustedes se conocieron tuvieron una pelea y juró que te haría pagar, podría ser él” terminó.

Tenía razón, hace un par de años él y yo nos llevábamos como perro y gato, sin embargo tiempo después hicimos las pases y quiero pensa r que no hizo una falsa promesa.

“Espero que estés equivocado” añadí

“Entonces ¿quién?” cuestionó ahora él.

“¿Quién qué?” preguntó alguién detrás de mí.

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Hola! 

Muchísimas gracias por llegar hasta aquí.

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Nos leemos pronto...

:3