Susurros

XVI

Dali, dali, dalila.
Dali, dali, dalila.
Dali, dali, dalila.

Siento mis párpados pesados y mi mente nublada. Mi cuerpo me pide a gritos que me levante y escape, mi cabello pesa y si se me permite opinar, podría asegurar que me advierte de los peligros que corro en este reino, en este castillo y más aún, cerca de este Rey Pascus y de el Conquistador.

Ahora me perteneces.

Un horrendo escalofrío recorre mi maltratado cuerpo al recordar las palabras del Rey Pascus.

Abriendo lentamente mis ojos y tratando de reunir fuerzas en mis piernas, me levanto.

Giro lentamente y observo el lugar oscuro en donde me encuentro, parece una especie de calabozo.

Me recuesto a un lado y trato de procesar muy cuidadosamente todo lo que se me fue conocido este día.

Este Rey cree que de alguna manera soy tan valiosa como para mandar al mismísimo Conquistador tras mis huesos y ser usada como presente de cambio en su trato por el Corazón de Antrez.

El Rey Pascus es un verdadero suicida. ¿Darle uno joya tan poderosa a un monstruo?

Eso es de bárbaros, un ser tan maligno que ya es fuerte e incontrolable, ahora que posee el poder del corazón de Antrez será imparable.

—Veo que ya despertaste— la voz del Rey Pascus me hace dirigir mi mirada hacia él—Te traigo algo de comer, debes estar débil después de que Shallet te forzará a dormir.

No digo nada. Observo la charola con cosas que se ven deliciosas, mi pobre estómago no ha sido llenado con nada desde un buen rato.

—Te prometo que no contienen nada, al contrario de lo que piensas, sí eres valiosa— ignoro sus palabras y tomo rápidamente la comida para recostar mi cuerpo en un rincón y empezar a devorar todo—Estoy complicado con los resultados de mi intercambio con Zhendyak.

—Claro, porque tener a una simple plebeya en tu calabozo es igual de gratificante que tener en tus manos el poder de la Joya de tu reino— digo con burla.

—¿Quién dijo algo acerca de entregar mi joya?— levanto la cabeza de golpe y lo observo fijamente.

—¿Qué quieres decir?

—Shallet es muy buena haciendo trucos— me señala— Cómo pudiste comprobar tú misma. Fue sencillo para ella hacer una réplica del Corazón de Antrez.

—Pero tú estás demente— tiro la cacerola a un lado—¡Cómo se te ocurre engañar al Conquistador!— grito presa del pánico— Tengo que salir de aquí.

—No se dará cuenta tan fácilmente— dice tranquilo— Y cuando lo haga tú y yo ya estaremos lejos de su alcance.

—Deja de hablar como si fuera una especie de amiga tuya, eres un Rey lunático, que los Dioses me protejan cuando la ira del hombre al que traucionaste caiga sobre este reino.

—Es solo un guerrero más del montón, solo que con una reputación más grande que su poder— dice altivo— Los espectros oscuros me protegen de quien sea, al igual que las criaturas de Shallet.

—Tus espectros no son nada para él— le digo acercándome a los barrotes del calabozo—Yo misma vi como le arrancaba la cabeza a uno con sus propias manos— su sonrisa flaquea— Estás acabado.

—Contigo aquí no será capaz de tocarme— me devuelve acercando su cara a la mía— Cuando hables con Shallet sabrás porqué te traje hasta mi reino y pienso tenerte como mía.

Levanta una de sus manos y con una delicadeza al igual que una pluma, pasa uno de sus dedos por la piel de mi mejilla.

—Ahora estarás conmigo Dalila.

Con eso se aleja sin mirar atrás dejándome con ese nombre.

Dalila.

Eso es lo que suena en mis sueños, ese es el nombre del suave murmullo de esa canción.

¿Quién es Dalila?

Mi cabello comienza a pesar y el dolor de mi cabeza me hace retroceder.

—¿Qué me sucede?— digo respirando profundamente.

Esa palabra, ¿Será eso?

—Dalila— como si me diera su confirmación, mi cabello vuelve a golpear con fuerza— Dalila, Dalila, Dalila.

Las hebras negras como la noche de mi cabello son sustituidas por el color de la fuerza, Fuego.

A penas es un destello, una pequeña chispa. Cuando el color regresa al de siempre, mi cuerpo cae sin fuerzas, es como si consumiera todas mis energías.

—Sigo sin entender cómo has podido vivir casi todo tu existencia sin conocer el poder que posees— la melodiosa voz de Shallet me hace verla—Un don como el tuyo no pasa desapercibido para nadie, Marderisa.

—Estaba ocupada sobreviviendo como para creer cuentos vanos— digo entre respiraciones.

—He pasado mucho tiempo viendo lo que ha sido tu vida, el Rey Pascus quería saber lo que ha vivido su preciosa gema.

—No hay mucho que contar— digo reuniendo fuerzas para levantarme, de nuevo.

—Tienes muchos vínculos emocionales— su vestimenta brilla aunque estamos en la oscuridad—Tu amiga Susanit es la más fuerte, también está Babet, un joven guerrero, un hombre tuerto, que si me permites decir es curioso, ya que él te lastimó.

—No sabes nada.

—Y tienes una especie de sentimiento hacia este guerrero de Zhendyak, creo que su nombre es Tulok, ¿O me equivoco?— siento que mis mejillas se calientan ante sus palabras, eso era algo que no quería ni admitir yo misma.

Si lo pienso a profundidad es ridículo, Tulok es tan culpable de lo que me ha pasado como lo es el Conquistador. No puedo tener ningún sentimiento que no sea odio hacia ellos.

—Te informo que desde que huiste de él en el bosque, te ha estado buscando sin descanso.

—Busca a su líder— digo aplastando cualquier emoción en mi pecho.

—Pueda— dice— Pero vine aquí a hablarte de lo que harás a partir de ahora— levanta una de sus delicadas manos— Ahora eres la prometida del Rey Pascus, la próxima Reina de Antrez.

Sin poder detenerlo suelto una gran carcajada. Mi risa es tan fuerte que apreto mi estómago.

—Que buen humor tienes, deberías ser bufón y dejar la brujería.

—Yo no bromeo, eres lo último que el Rey necesita para continuar con el legado que sus ancestros dejaron. Pascus debe continuar con los planes de dominio sobre los demás reinos— su figura se levanta más— Annelh ya cayó, ahora es el turno de Aragon y así todos caerán ante el Rey y la Reina.



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En el texto hay: aventura epica, fantasía drama, enemiestolover

Editado: 02.10.2024

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