Sweet Dream

Capítulo 19: Despedida

2:46 am, esa era la hora en la que Rose escuchó el timbre sonar. 

Su madre no se encontraba en casa en ese momento, pero aún así fue a averiguar de quién se trataba. 

Al abrir la puerta, unos labios fríos y secos chocaron con los suyos, pero se sentían familiares y cálidamente adictivos. 

Se separó con brusquedad de la persona  que la había besado repentinamente, pero al ver sus ojos azules, volvió a besarla una vez más. 

La extrañaba, la extrañaba demasiado. Y la extrañaría mucho más. 

Pensé que no volvería a verte. - Dijo Rose soltando una pequeña sonrisa. 

Se unieron nuevamente en un profundo beso, pero Rose frunció su ceño al notar la mano de Mei rozar su abdomen. Aún así, se dejó llevar. 

Los besos de Mei descendieron hasta su cuello dando paso a un suave y delicado gemido de parte de Rose. 

Mei Stone conoció a Rose Foster casi dos meses atrás, y aunque llevaban prácticamente toda la vida siendo vecinas, ambas vivían en su propio mundo para el no conocerse antes. 

Pero las cosas debían ser así. 

— Cuando te conocí... — Escuchó decir a Mei, quien se encontraba quitando su propia camisa. - Pensé: Esta chica en verdad es sofocante.  
— Soltó una pequeña risa. — Pero la verdad, Rose, es que siempre me gustaste. — Murmuró ahora cerca de su oído. — No soy buena manejando palabras amorosas. — Dijo mirando fijamente a la rubia.  
— Pero puedo decirte que en verdad te amo. 

El amor es un sentimiento muy difícil de entender o explicar, pero todos lo hemos sentido alguna vez. Sabemos que el amor se expresa de diferentes maneras y también que existen diferentes tipos de amor, pero cuando lo sientes, sabes cuando lo haces. 

Rose vio a Mei fijamente, intentando descifrar qué estaba intentando decirle con aquellas palabras. 

Entonces, cuando Mei le sonrió, su corazón sintió alegría. 

— También te amo. — Dijo Rose en respuesta, abrazando a Mei contra su cuerpo. 

Rose despertó con un intenso dolor en su cuerpo y con un brazo rodeando su cintura. 

Sus ojos se abrieron con cansancio y sintió su cuerpo desnudo siendo abrazado por otro de igual manera detrás de ella. Se sonrojó al recordar lo sucedido y cubrió su rostro al recordar que su virginidad había sido entregada a la chica de ojos azules. Tomó la mano que descansaba en su abdomen y sonrió sintiendo aún aquella alegría. 

Miró a Mei, quien aún dormía a su lado. Su respiración era delicada, así que asumió que aún se encontraba dormida. Volteó para quedar frente a ella y pasó la palma de su mano por su mejilla izquierda, rozando con su pulgar el labio inferior de la chica a su lado. 

Sus ojos empezaron a abrirse y Rose sonrió al verla despertar. 

— Buenos días. — Dijo la rubia besando la punta de la nariz de su acompañante. 

Mei solo le devolvió la sonrisa y besó su frente. 

Este sentimiento de plenitud llenó su corazón y lo encantó de una manera incomprensible. Sentía que a partir de aquel momento, las cosas cambiarían, en verdad lo creyó así. 

El libro que le había dado a Rose recientemente constaba de veintidós capítulos, que si bien sonaba muy poco, cada capítulo tenía más de un millón de palabras. Era un libro bastante duro de leer, pues desde que lees la primera página, puedes notar que el final no es muy agradable. 

Mei acompañó a Rose a su escuela esa mañana y después se marchó a su academia, o eso le dijo a Rose. 

— Creo que recuerdo haberte dicho algo, Stone. — Dijo Zuri dándole una sonrisa traviesa. 

— Solo quería despedirme, ¿bien? — Dijo Mei de una manera vacía caminando de regreso a su casa. 

— Ya veo... — Dijo Zuri siguiéndola. — Entonces supongo que no volverás a verla. 

Sus manos empezaron a sudar. 

— Ya déjame, Green. — Dijo Mei entre dientes apurando su caminar. 

Los seres humanos siempre buscamos la salida más rápida, nuestra manera de ver las cosas nos hace pensar de este modo. Estamos acostumbrados a buscar respuestas en las mismas preguntas. 

Pero por más que lo intentemos, la conclusión será la misma: Nunca aprendemos de nuestros errores. 

Cuando entró a la casa Stone, no encontró a su padre y se sintió aliviada. Subió a su habitación y miró la mochila azul que tenía sobre su cama, tomó tres libros que aún no terminaba y el arma sobre su mesa de noche y los metió dentro de la mochila. 

Las lágrimas empezaron a salir cuando miró su habitación. 

Los libros seguían tirados en el suelo, esparcidos por todos lados, mientras que los libros escolares seguían en orden. Quitó su uniforme y lo guardó ordenadamente en su armario. 

En su lugar, tomó una camisa blanca y jeans negros, zapatos negros y un abrigo grueso azul oscuro. Tomó una hoja y un bolígrafo y entre lágimas, escribió una carta a la única persona que le importaba en su vida. 

La dejó sobre su almohada y dejó la puerta de su cuarto abierta. Dejó las llaves de la enorme casa en el buzón de la casa Foster y caminó a paso lento hacia el parque. 

Nosotros creamos nuestro propio camino, nosotros ponemos los obstáculos, nosotros creamos nuestros logros. 

Diciembre, un mes algo cliché, pero todos tenemos algún sentimiento por este mes, sea odio o amor. 

Si hubiera sido un poco más valiente, Mei no habría hecho que Rose odiara este mes. 

A partir del día dieciocho, Mei Stone y Rose Foster dejaron de verse. Este fue el último día que se sonrieron, el último día que compartieron juntas. 

Pues así lo había decidido Mei. 

—————— 

"La pequeña se levantó entre lágimas, pues sus pesadillas eran cada vez más fuertes. Su padre llegó rápidamente a su lado y abrazó a su hija con fuerza y amor. El hombre conocía de sus pesadillas. El hombre sabía que por mucho que la llevase al psicólogo, estas no desaparecerían." 

- Sweet Dream, fragmento del capítulo 19. 




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