Sweet Pain

Capítulo 12 "Tú llegaste"

Tocan la puerta frenéticamente, maldita sea, son las 5 de la mañana.

Me despierto, Aniki me devolvió mi cuarto y ella se queda en el de Sven. Salgo de la habitación y voy al pasillo, me encuentro a mi nueva compañera de vivienda allí.

—¿Quién es? —Pregunto.

—No lo sé, pero si toca la puerta con tanta euforia algo necesita —Responde.

—Va a suceder de nuevo...

—¿Qué cosa? —Pregunta Aniki intrigada.

—Nada —Respondo esquivando su mirada— ¿Abres?

Aniki camina hasta la puerta de la casa, la abre, atraviesa el patio y yo tras ella atenta. Levanta la voz y pregunta quien es.

Amparo pega un grito de desesperación para que abramos.

De inmediato abrimos la puerta al escuchar a nuestra amiga alterada, Amparo se lanza a los brazos de Aniki mientras llora desconsoladamente, no se le entiende al hablar.

Miro la espalda de Amparo y su vestido está roto, tiene marcas de azotes recientes, la sangre aún fluye, aún tiene piel en esa zona, por suerte no son heridas profundas, no tiene zapatos y sus muñecas tienen moretones, quizás la amarraron.

Cierro la puerta, Aniki se la lleva a la sala de la casa mientras yo preparo el sofá, corro a mi cuarto en busca de una botella de licor.

Amparo sigue igual de alterada, grita mucho como si alguien intentase matarla, tiene mucho miedo de algo ¿Pero de qué?

—Amparo, calmate, estás en mi casa, aquí está Aniki —Digo— ¿Qué pasó?

—¡No llegaste! —Grita Amparo mirándome con sus ojos tristes, como si estuviese decepcionada de mí— ¡No llegaste!

Amparo no para de gritar aquello, cada vez con más intensidad, mira hacia las ventanas nerviosa. Debo aprovechar la situación, le digo a Aniki que sujete a Amparo en un ángulo en el que me permita ver su espalda. Abro la botella de licor y la riego en su espalda.

Aniki me mira sorprendida.

—Idiota, solo le causas dolor y la asustas más —Dice Aniki— ¿Porqué hiciste eso?

—Sven me explicó que hay algo llamado bacterias que son como unos soldados malvados muy chiquitos que no podemos ver, y cuando hay heridas estos atacan la herida y la empeoran si no los matamos con alcohol, y funciona, lo juro.

—¿Bac qué? Esos con cuentos de él para que te asustes, eso no existe.

Amparo grita ahora por el ardor que siente por mi culpa, Aniki le dice muchas cosas y logra calmar sus gritos aunque no su llanto.
Podemos al fin hablar con ella.

—Amiga —Dice Aniki con voz calma— Dinos que sucedió, estás con nosotras, no permitiremos que nada malo te pase.

Me mira con tristeza, su rostro que tanto lo cuida ahora tiene ojeras y está pálida, su cabello maltratado y sin peinar, esta no es la amparo que conozco. Logra sentarse y no perder los estribos, comienza con su relato.

—Sonaron los cañones —Dice Amparo mientras fluye su llanto— Me asusté mucho y luego ya no recuerdo más, cuando desperté me dijeron que una bala de cañón había destruido mi casa.

—¿Y tus padres donde están? —Pregunta Aniki

—Murieron, no sé como me salvé —Hace silencio Amparo un momento— Luego vinieron los soldados, me jalaban de los brazos feo y yo gritaba y rogaba que me salves Lux, miraba a las calles esperando que entre toda la gente alborotada aparecieses y me salvases, nunca llegaste.

—Lo... Siento... —Digo— Sé que prometí protegerte pero.

—Ya no importa —Responde Amparo— Una vez me dijiste que no puedes salvar a todos y debes elegir, supongo no fui prioridad esta vez.

—No es eso, es que...

Aniki me mira para que ceda ante los argumentos de Amparo.

—Tendré suerte para la próxima, espero —Respira profundo— Luego los soldados me vendieron a un sujeto que revende esclavos, le dije que no soy prisionera de guerra, me llevó a una finca, me ató a un palo y me dieron azotes para doblegarme. De no ser por ese tipo enmascarado que apareció de la nada y mató con flechas a todos los idiotas esos junto con el esclavista no sé que hubiera sido de mí.

—¿Cuál enmascarado? —Pregunto.

—El tal Ezio —Responde Amparo— Liberó a 23 personas, nos obsequió las joyas y dinero del esclavista ese, luego nos liberó. Dijo que estaba interpretando Robin Hood o algo así, no le hice mucho caso. Caminé varias horas y aquí estoy.

—Traeré agua —Digo saliendo de la sala.

Todo es raro ¿A caso Ezio está presente en todos los instantes de mi vida? Y si no es directamente está relacionado con mi circulo social. 
Salgo de la casa con una jarra en la mano, busco la cubeta de agua y la lleno, miro al horizonte un buen rato, en parte también salí para tomar aire, aún falta para que salga el sol, la luna aún no se acerca aquella línea en la que desaparece siempre.

Vuelvo a casa, cierro la puerta y cuando doy media vuelta para llevar la jarra a la mesa de la sala Aniki me mira raro, me sigue con la mirada detenidamente, coloco la jarra en la mesa. Amparo logró secar sus lágrimas y dormirse en los brazos de su amiga.

Me siento en frente y Aniki comienza a susurrar.

—Aquí hay algo que no cuadra —Dice Aniki— Quiero que me expliques varias cosas, Luxanna Elizabeth.

—Cuando me llaman por mis dos nombres sé que será una noche larga.

Aniki carga a Amparo y la deja en mi cuarto dormida, debe estar tan cansada que el sueño pudo más que su paranoia.

Espera, ahora que lo pienso me acabo de quedar sin cuarto para dormir, otra vez.

Mi amiga vuelve, se sienta frente a mí, sirve un poco de agua en su vaso, lo bebe despacio y cuando esta vacío lo vuelve a dejar en la mesa.

—Luxecita, antes de nada quiero que sepas que no te juzgo —Dice Aniki— Solo que me resulta demasiado raro un asunto en específico.

—¿Cual? —Pregunto.

—Cuando estábamos peleando contra el ejercito español y apareció el asesino.

—Se llama Ezio —Respondo al instante.

Aniki se quedó en silencio, creo que no pensé en la manera en la que lo dije. La incomodé, ambas nos miramos estando en medio de la sala.



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En el texto hay: historia, romance odio, misterio asesinato drama

Editado: 04.08.2021

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